Siete décadas de hacer lagartijas a las neuronas y cosquillas al corazón

Texto y foto: Juan Manuel Contreras
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Jueves 23 de abril, 2020

Escritora, cantautora, activista y hasta rapera, Margarita Robleda ha hecho de todo por la cultura. A lo largo de 40 años ha llevado su visión del mundo a cada rincón del planeta y contagiado con su buen humor a quienes han tenido la fortuna de cruzar en sus andares. Este 25 de abril cumplirá 70 años -cosa que presume- y lo celebrará con una singular transmisión en vivo en la que, junto a grandes amigos, emitirá un mensaje de esperanza, porque así es como ella festeja: “Haciendo lagartijas a las neuronas y cosquillas al corazón”.

La pandemia le cambió la posibilidad de hacer una fiesta pequeña en compañía de sus allegados, por la de ofrecer un convivio de talla mundial.
La idea comenzó con unas cápsulas que recién subió a su canal de YouTube (Rana Margarita Robleda) y que gozaron gran aceptación, lo que atribuye a que la gente está ávida de esperanza a causa de la cuarentena.

A partir de eso, se puso en contacto con sus colegas dedicados a la producción de música infantil y les informó del recital, con el que pretende agradecer lo que le ha dado la vida y el cariño de sus seguidores. Serán ocho los músicos participantes durante la transmisión programada para las 17:00 horas. Además, sus amigos de todas latitudes enviarán saludos con motivo de su onomástico.

Apolonio Mondragón fungirá como maestro de ceremonias del concierto que abarcará géneros desde el rock a la cumbia. El grupo Tótem; Nacho Pata, de Patita de Perro; Juan Monedita; Ezequiel de la Parra, y otros artistas engalanarán el evento con su talento, y finalmente, Margarita Robleda hará lo suyo en su faceta más reciente: de rapera.

Han pasado cuatro décadas desde que esta multifacética mujer ha hecho de la cultura su campo de juegos, y en ese tiempo su motor ha sido una verdad absoluta: los jóvenes están cada vez más solos. En una conversación vía telefónica, Margarita platica sobre los aspectos más relevantes de su carrera, su razón de ser y por supuesto, su inédita fiesta de cumpleaños.

[b]Margarita, ¿cómo pasas normalmente tus cumpleaños? Es decir, ¿qué significan para ti?[/b]
Me costó mucho trabajo averiguar cuál era el sentido de mi vida. Ese día siempre procuro tener alguna presentación con el público porque yo vivo para eso. Los regalos no tengo dónde ponerlos, pero para mí el mayor presente es el cariño, las sonrisas y la gente que me entrega su corazón.

A veces me recuerdan cosas que les he dicho desde hace ya 30 años, y qué bueno, pues sigo diciendo lo mismo. Ese es el éxito para mí.
Sin duda será una celebración especial y diferente debido a las circunstancias derivadas de la pandemia.

La cuarentena me robó la fiesta con mi familia, pero descubrí que esa era una muy chiquita. Esta situación nos está regalando la oportunidad de enlazarnos con el mundo, abrirnos al universo y darnos cuenta de qué tan frágiles somos.

En 70 años he vivido momentos clave, como cuando vi a Kennedy un día antes de que lo mataran, en San Antonio, Texas. Yo ni hablaba suficiente inglés. Momentos que cambiaron la historia del mundo, como el que estamos viviendo justo ahora.

[b]¿Qué te han dejado estos 40 años en la cultura?[/b]
Yo soy de Mérida y comencé a los 18 años haciendo canciones de protesta. Me sentía conectada con el mundo porque leía las revistas Time y Life. Era una niña fifí que supuestamente debía buscar un marido guapo y rico, eso era el único camino para las mujeres en ese entonces.

Todos teníamos una guitarra en la ciudad, era algo natural y empecé a componer temas sobre cambiar al mundo, amar a la gente y dejar de ser espejos. Las personas se asustaron por mis protestas. En realidad, protestar es reflexionar sobre lo que estamos viviendo, buscar mejores cosas y volver a ser seres humanos comunitarios.

[b]¿Cómo fue la transición de hacer canciones de protesta, a hacerlas para los niños?[/b]
La gente se impactaba con las canciones que yo cantaba, pese a que son sumamente fresas. Las mentes tan cerradas y cuadradas como eran -muchas aún lo son- se asustaban y yo quise disfrazar el mensaje con fábulas. Cuando escucharon a los animalitos, les pareció gracioso y me mandaron con los niños. Los adultos no tienen remedio así que me fui con ellos y recorrí lugares como la sierra Tarahumara, siempre buscando mi camino.

Hace 40 años tuve un programa de televisión llamado La Reina de Mérida y era patrocinado por la refresquería Cristal. En él yo siento que me adelanté a los tiempos, porque había otros y al no existir el cable, todos los niños emeritenses tenían una cita conmigo. Ya era muy reconocida.

Una vez un niño me dijo “yo tomo Cristal porque sale en tu programa” y entré en crisis existencial. Me di cuenta que mi palabra tenía fuerza y no tenía la intención de anunciar nada que no fuera la vida, la identidad y nuestras raíces, así que tomé una de las decisiones más difíciles de mi vida y me volví cantante esquinera por elección.

Cuando viví en la Ciudad de México andaba en puras cuestiones culturales presentándome en parques y escuelas, luego comencé a escribir cuentos que se publicaban en Estados Unidos, en donde compraron los derechos de mis libros, por eso soy más conocida en ese país.

La verdad es que he tenido una vida muy divertida, y ha sido por ser atrevida. Cuando George Bush le quitó el dinero a cultura y educación, se me abrió la puerta al sur, y era turno de recorrer Latinoamérica, en donde hasta la fecha me va muy bien también.

[b]¿Cuál consideras que es tu legado más trascendente?[/b]
Yo puedo ser muy divertida, pero no se trata sólo de entretener sino que mientras la gente se ría y reflexione, es lo que le da sentido a lo que hago. La verdad es tan dura que, si te la dicen riendo, ni te das cuenta cuando ya te llegó el trancazo.

Los jóvenes están muy solos, se están lastimando y necesitan escuchar que mañana será mejor porque lo decido yo, porque el mañana se construye hoy. Por eso cuando escribo trato de tocar corazones y dejar un mensaje de esperanza.

[b]¿Te arrepientes de algo?[/b]
No tiene caso arrepentirse. La gente se queda muy atorada en el Viernes Santo y no llega al Domingo de Resurrección por los arrepentimientos y las culpas que nos fueron inculcadas. Entonces está uno muy triste porque rompió la dieta. Hago un esfuerzo y no es uno perfecto, estamos en el camino y en ese camino trato de salir lo menos raspada posible, y ser útil.

[b]¿Algún consejo para quienes vienen detrás de ti?[/b]
Que se atrevan a ser ellos mismos. Nacemos como seres únicos en el universo y terminamos siendo la calca de la calca. Atreverse a soñar, a escribir y a luchar.

Tenemos que ver la cuarentena como una oportunidad. Nos ha recordado el miedo a morir; y allá vamos, pero me niego a morir de miedo. La solidaridad es lo que nos va a sacar adelante, regresar a los tiempos de comunidad y ser solidarios. Solo así encontraremos el sentido de la vida.

Edición: Elsa Torres