Andrés Silva Piotrowsky
Foto: Fabrizio León Diez
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Miércoles 29 de abril, 2020

Allá por el inicio del año 2000, en el primer enero del siglo y del milenio, una joven mujer emprendedora instalaba un pequeño taller de confección de ropa, en la colonia Yucatán de la ciudad de Mérida.

Con sólo 12 máquinas de coser, un entusiasmo y una fe desbordantes, Claudia Martínez Lusarreta y su socio tenían la firme idea de iniciar esta nueva era con una pequeña empresa próspera que, al mismo tiempo, generara empleos, para contribuir de ese modo al desarrollo de un país bastante golpeado por un modelo disfuncional de sociedad.

Bajo esas premisas y en ese contexto, la operadora Ganso Azul fue empujando, poco a poco hasta convertirse en una gran fábrica de uniformes de seguridad pública y privada, que exporta su producto a varios países del mundo, con una planta actual que rebasa a las 500 personas.

Veinte años después, la empresa debe enfrentar, como casi todo el sector industrial del planeta, una crisis económica sin precedente, causada por la pandemia de COVID-19.

Mucho se ha polarizado en nuestra sociedad, creando rivalidades entre el sector empresarial y el sector público. Una visión simplista de la realidad de nuestro país nos lleva a pensar que los empresarios son mezquinos y que sólo se cifran en las utilidades y la explotación.

Con personas como Claudia Martínez uno se da cuenta de que nada está más lejano de la realidad, pues desde el nacimiento de su empresa ha considerando a quienes en ella colaboran como un cuerpo integral, pero sobre todo conformado por seres humanos. Por eso es necesario conocer puntos de vista que nos ayuden a desmitificar las percepciones que tenemos preconcebidas sobre ciertos sectores o entidades que forman parte de nuestra sociedad.

Por eso decidimos entrevistar, aún en el encierro, a Claudia; sobre todo en este momento en que las decisiones que se tomen como empresa, como entidad pública o en lo individual, marcarán en mucho el futuro de nuestro entorno inmediato y de manera global.

AS: [b]Cuéntame tu reacción cuando te enteraste de la pandemia; primero en lo personal y luego en lo que representó para tu empresa[/b]

CM: No puedo separar una de la otra, la empresa esta conformada por seres humanos, sin ellos es un edificio vacío. Mi primer reacción fue de preocupación pues ya teníamos los comienzos dramáticos no sólo en China, sino que también en Europa. Tenía la certeza de que esta enfermedad nos alcanzaría. Mi mayor preocupación era la salud de todos los que conformamos la empresa, de sus familias, vecinos, amigos, querencias y, sin duda, el impacto a los bolsillos frente a una probable cuarentena de toda la fuerza productiva. Y por otro lado, entregar en tiempo y forma a nuestros clientes el producto previamente requerido.

[b]¿Qué acciones emprendiste para dar respuesta a la emergencia?[/b]

Tengo un maravilloso equipo conformado por un grupo de 12 seniors, cada uno especializado en diferentes disciplinas con el que hemos sobrevivido serios problemas los últimos 20 años. Su aporte ante una dificultad o crisis es muy importante porque podemos analizar todas las aristas que existen y así tomar decisiones que sin duda van a tener un impacto como efecto dominó, no sólo para la empresa, sino para toda la cadena de suministros, bienes y servicios que proveen a la empresa.

Cuando informé la decisión de cerrar la empresa el jueves 26 de marzo, había un poco de duda, por nuestra contraparte en Norteamérica, con quien siempre hemos mantenido una relación basada en la honorabilidad; con el hecho de que para esas fechas algunos poblados ya habían sido invitados a permanecer en sus casas y a cerrar el acceso a “foráneos”, y muchos de nuestros empleados podrían estar en riesgo, debido a que para poder abordar los autobuses de Ganso Azul con los que contamos, deben hacer escala en otro medio de transporte público, se fortaleció la de idea cierre temporal.

El número de personas que tenemos en la empresa con diferentes enfermedades como hipertensión, colesterol, problemas en las vías respiratorias, problemas cardiovasculares, lupus, VIH, personas de la tercera edad, entre otras; claramente nos revelaban un riesgo potencial.

Al plantear el cierre temporal de la empresa por la cuarentena tuvimos que buscar un mecanismo para que las personas recibieran su salario al 100 por ciento, y como no iban a tener bonos de productividad, había que buscar otro mecanismo para poder apoyarlos en lo que respecta a su capacidad adquisitiva, por lo que decidimos dar los vales de despensa.

Si se considera que la empresa cobra por minuto producido, la inversión en la salud de las personas, ante esta contingencia, es una inversión excepcional, con esfuerzos extraordinarios y la clara noción de no tener utilidades e, incluso, muy posiblemente tener pérdidas económicas al final del ejercicio 2020.

Pero esta empresa fue fundada bajo el principio del amor al ser humano, del respeto y la protección total a su integridad, física y moral. Es una empresa incluyente, cuya filosofía radica en la importancia de cuidar a todo el universo de personas que trabaja en ella.

[b]¿Qué ocupó más tus pensamientos y emociones, una vez que tomaste las decisiones correspondientes?[/b]

Me cuestionaba si había tomado la decisión correcta, si no había sido precipitada. Debía confiar en que todas las personas seguirían las instrucciones generadas por el sector Salud, asegurarnos por medio de redes sociales de mantener un contacto cercano con los colaboradores, incluir temas como evitar la violencia en casa contra la mujer, los menores, el abuso de estupefacientes o bebidas alcohólicas y, por otro lado, la incertidumbre enorme: ¿cuánto tiempo durará esto? ¿Será necesario llegar a las fases cuatro y cinco, como sucedió en Italia o Francia? ¿Cuánto tiempo podremos sostener esta situación para asegurar que lleguemos todos juntos al final de esta pesadilla? Esa enorme incertidumbre sigue ahí.

[b]¿Cómo te has sentido respecto a la respuesta de los gobiernos, en general, y el de México, en particular?[/b]

Si observamos de forma concreta, sin partidismos, a los gobiernos federal y estatal, los he sentido responsables y activos con la ciudadanía. Para mí, era elemental que aquí no sucediera lo que ocurrió en países como China, Italia, España, Francia, Inglaterra e incluso el vecino del norte que han sufrido por la cantidad de pacientes graves que superó su capacidad médica y en equipos de respiración.

Al ver eso, de inmediato comprendí el por qué del famoso #QuédateEnCasa, el por qué de la sana distancia, esta urgencia desesperante de pedir a las personas que pueden mantenerse en sus hogares y comprender que no son vacaciones, ni motivos para ir de visita con el vecino o la familia. Es simple y sencillamente por que estamos a años luz de la tecnología médica, de capacidades e instalaciones suficientes para poder enfrentar a este bicho que es como un libreto de Mary Shelley.

Me parece que pocos países tienen la coordinación –en este caso particular del COVID-19– de poder observar y escuchar de frente lo que dicen las autoridades cada día, todos los días, cómo aumenta la curva de la epidemia en el país, la cantidad de gráficas, reportes, aplicaciones, para poder resolver dudas, aclarar información falsa, entender mejor a un nivel elemental lo que estamos enfrentando.

Respondiendo una y mil veces las mismas preguntas, me hubiera encantado que los medios de comunicación se unieran por una vez en la historia en una campaña masiva de educación y protección de todos los mexicanos que trabajan en el sector Salud.

[b]¿Cómo miras el horizonte próximo cuando acabe la emergencia? ¿Qué te gustaría que sucediera en términos reales?[/b]

Lo observo con serios problemas de desempleo, con aumento de la delincuencia, con mas rompimiento del tejido social. Uno puede saber cómo es el hacer de una sociedad ante situaciones críticas, no se puede generalizar porque hay un enorme número de mexicanos, solidarios, nobles, humanistas; pero, por otro lado, hay este segmento grave, violento, arribista, ignorante, como los individuos que atacan a enfermeras y trabajadores de la salud, los que piensan sólo en sí mismos, y no existe el más mínimo interés por el bienestar común, los que recurren al pánico y no quieren ni que camines enfrente de su calle, “no los vayas a contagiar”.

Veo un futuro que va a requerir un trabajo descomunal, organizado, orquestado, para poder salir de un bache económico, pero que al mismo tiempo va a requerir trabajar de forma intensa en los valores universales para poder llevar a cabo la enorme tarea que tenemos por delante que es sacar al país de una crisis económica profunda. Va a ser el momento de poner en la mesa los valores que tenemos como Nación; debemos encontrar una mística que una a los mexicanos en una visión de futuro donde todos somos partícipes, responsables y beneficiarios.

Edición: Ana Ordaz


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