Maestros de las comunidades luchan por dar continuidad a la educación, vía WhatsApp

Gina Fierro / Emilio Gómez
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Viernes 15 de mayo

Con la entrada de la epidemia de COVID-19 en México y con la finalidad de dar continuidad a las actividades escolares, la Secretaría de Educación Pública puso en marcha ‘Aprende en casa’, un programa educativo a distancia transmitido por televisión y con herramientas en línea, sin embargo, sintonizar los canales -ya sea en televisión abierta o de paga- o conectarse a internet, resulta imposible para algunas familias, sobre todo en las comunidades donde muchos hogares no cuentan con acceso a internet o incluso televisor.

En la comunidad indígena de Oxtapacab, en el municipio de Tecoh en el estado de Yucatán, Alejandra Chay impartía clases a 13 alumnos de entre 3 y 5 años, un grupo multinivel de preescolar con el que había trabajado por casi tres años, hasta antes de la contingencia. Con la llegada del COVID-19, las clases fueron suspendidas y al notar que algunos hogares no contaban con una televisión para continuar con los programas de estudio, Alejandra -quien radica en Mérida- decidió acudir a las casas a entregar tareas, sin embargo, el acceso a la comunidad ya no era viable debido a la implementación de las medidas sanitarias, su última opción fue ponerse en contacto con los padres de los alumnos vía WhatsApp.

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Es así que Alejandra difundió su propio plan de estudios para los alumnos del centro educativo “Niños Héroes”, una escuela pública unitaria, donde Chay es la única maestra de los diferentes grados, así como la única directiva de la unidad educativa a nivel preescolar. Actualmente, solo tres de los trece alumnos con los que trabajaba a diario siguen el nuevo método de enseñanza, “mandé mensaje a las trece mamás y de las cuales solo seis respondieron, y de las seis solo tres me están mandando tareas”.

A través de WhatsApp, la maestra envía actividades de diversas materias, incluidas artes y pensamiento matemático, sin embargo, se enfrenta a otro obstáculo, el desempleo de los padres. La mayoría de los papás, detalla Chay, son albañiles o pintores, mientras que las madres se dedican al trabajo doméstico, empleos que perdieron a raíz de la epidemia. Por ello, sus actividades educativas están sujetas a la disponibilidad de las familias y sus recursos, de tal modo que no puede solicitar tareas que requieran la compra de materiales, pues la prioridad de la familias es ahora la alimentación, dejando a un lado la educación.

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“Las actividades que mando semanalmente no las realizan, pero tampoco les puedo exigir”, cuenta la maestra, ya que mandar las evidencias de las tareas concluidas vía WhatsApp significa para los padres gastar en saldo para sus teléfonos móviles, y “una recarga de 30 pesos podría ser utilizada en la compra de alimento”.

Bajo su perspectiva, "no está llegando la información adecuado al niño" y el avance educativo que tendrán los alumnos desde casa será solo para reafirmar los conocimientos, “no podemos abarcar temas nuevos, los alumnos se van a quedar hasta donde pudimos avanzar en el ciclo presencial y si sus papás están trabajando con ellos, están reforzando ese conocimiento y hasta ahí”.

[b]En Buena Vista Apasco, Tabasco[/b]

Por su parte, la maestra Eula Fernanda Rangel Rodríguez también ha encontrado en WhatsApp una vía para continuar con sus programas de estudio, ella optó por tal aplicación ya que muchos hogares de Buena Vista Apasco, Tabasco, carecen de la infraestructura para realizar las actividades de ‘Aprende en casa’, principalmente de internet, servicio de cable satelital o dispositivos móviles. Y al ser WhatsApp una herramienta accesible y fácil de entender para los padres, se decidió por ésta.

La docente, residente en Palenque, Chiapas, es la titular de un grupo de quinto grado de primaria en la comunidad rural, con quienes, al igual que Chay, ha tenido que improvisar para continuar con la enseñanza.

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“Con mis alumnos estudiando desde de casa, ahora los atiendo más a ellos que a mis propios hijos”, señala la maestra de la escuela primaria “Francisco González Bocanegra”, quien destaca que la atención hacia sus alumnos es “completamente personalizada”, lo que al mismo tiempo le ha permitido generar un fuerte vínculo, no solo con los alumnos, sino con los padres de familia, quienes se desahogan platicándole sobre diversos temas de su cotidianidad, “no les pongo un límite de horario para que me marquen o escriban”, apunta.

La docente compara la atención que brinda a sus alumnos con la que otorga a sus hijos, pues señala que desde las primeras horas del día atiende a los estudiantes. “Mis propios chamacos a veces hacen sus tareas hasta el fin de semana o hasta ya muy entrada la tarde, pues son los horarios en los que estoy desocupada”, apunta.

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La profesora externa su preocupación por que el periodo de cuarentena se alargue. “Considero que cuando regresemos a la normalidad, tendré que hacer un repaso general de todo lo que vimos”.

En su experiencia, nota que los alumnos que son hijos únicos han aprovechado mejor el programa a distancia, ya que reciben más atención por parte de los padres, mientras que en las familias con un mayor número de hijos nota un rezago en las actividades de los alumnos.

La maestra aconseja a los estudiantes que asuman la iniciativa de seguir aprendiendo. “Les tiene que nacer las ganas de aprender, ellos tienen que dar su máximo esfuerzo, ya no tienen horarios para hacer tareas, tienen todo el día para organizarse y realizar las actividades que les corresponde”.

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Finalmente, Rangel Rodríguez apunta que es mínima la capacitación que recibió para enfrentar este cambio de modelo de enseñanza y detalla que sus demás colegas docentes -en Cárdenas, Comalcalco, Emiliano Zapata, Huimanguillo y otros municipios- también dan actividades vía WhatsApp, “solo en la capital, Villahermosa, llevan el programa ‘Aprende en casa’ de la SEP como se debe”.

De este modo, los maestros luchan por dar continuidad a la educación de sus alumnos pues consideran que en las comunidades los programas federales no son una opción.

Edición: Gina Fierro