El alimento del Sol en el Mayab, en picada

Dalila Aldana Aranda* y Víctor Castillo Escalante
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Miércoles 20 de mayo, 2020

El 20 de mayo se celebra el Día Mundial de las Abejas para concientizarnos de su papel esencial como polinizadores, que es la base de la bioseguridad de alimentos y medicinas, ya que casi dos terceras partes de frutas, verduras y cereales fueron polinizados por abejas. La miel es el alimento del Sol, lo disfrutamos cada mañana en nuestro desayuno.

Nuestra subsistencia depende de tener ecosistemas con sus cadenas alimenticias en equilibrio que aseguren el proceso de polinización. Si esos equilibrios se rompen hay crisis de alimentos y aumenta la transmisión de patógenos.

En esta entrega hablaremos de la producción de miel en Yucatán, que ocupa el primer lugar a nivel nacional en producción y exportación de miel (2008-2012), con 13 mil toneladas anuales laborando unos 11 mil apicultores. Esta cantidad podría disminuir a menos de la mitad este año, debido a la falta de floración por la creciente deforestación, la presencia de plagas (ácaro que infecta a las abejas), la caída del precio y otros endulzantes de remolacha, de origen chino.

[b]Producción alimenticia, en riesgo[/b]

Entre 1985-2015 las poblaciones de abejas disminuyeron un 30 por ciento en Europa y Estados Unidos y el fenómeno sigue a la baja a nivel mundial, poniendo en riesgo la producción de alimentos. Entre los factores que afectan a las abejas están: la agricultura industrializada con monocultivos que reducen la biodiversidad de la flora y pérdida de hábitats, reduciendo las fuentes de alimentación de las abejas; la pérdida y fragmentación de los hábitats por deforestación y expansión de manchas urbanas por cambios de uso de suelo y el desmonte de cientos de hectáreas para “plantar paneles solares”; y el uso cada vez mayor de pesticidas y herbicidas, asociado a los monocultivos.

El cambio climático y la escasez e irregularidad de las lluvias afecta la abundancia y diversidad de la floración y con ello las fuentes de alimento de las abejas, favoreciéndose también la expansión de patógenos que las dañan, como ácaros o la expansión de especies invasoras, como la avispa asiática.

[b]Polinizadores, prioridad internacional[/b]

Debido a la crisis de la polinización el Convenio sobre la Diversidad Biológica ha hecho de la conservación y el uso sostenible de los polinizadores una prioridad internacional para: controlar el descenso del número de polinizadores, analizando las causas del declive y su impacto en los servicios de polinización; evaluar el impacto económico del descenso de los servicios de polinización; y promover la conservación, recuperación y uso sostenible de la diversidad de polinizadores.

Cuando decimos California-agricultura pensamos en los valles vinícolas de Napa. Sin embargo, el principal producto agrícola son las almendras, aquí se produce el 80 por ciento del total mundial de este fruto con un valor de 5 mil millones de dólares. Esta producción ha obligado a los agricultores a buscar abejas para polinizar sus almendros hablándose ya del “mercado de polinización”, comprando/rentando/robando abejas para polinizar. Terminan de fertilizar y la mayoría de ellas va a morir.

Me da escalofrío el uso de “semental de las abejas”, en lugar de una función natural y en armonía con la naturaleza, sin que esto suene cursi ni poético. Así de triste y complicada la situación, las normas que regulan el “mercado de la polinización”, están ausentes o escritas en papel y lápiz para borrar fácilmente.

El destino nos alcanzó, entre otras causas por la falta de abejas. Para asegurar su supervivencia se requiere políticas enfocadas a preservar zonas forestales conservando biodiversidad, regulando los cambios de uso de suelo para no reducir las tierras forestales, controlar el uso de agroquímicos e insecticidas. Favorecer los cultivos en agroecosistema con diversos hábitats que ayudan a controlar plagas.

En lo individual, consumir productos locales y de temporada, comprarle a los apicultores sus productos de la colmena, que incluyen la cosmética, miel, propoleo, jalea real favoreciendo la economía local y preservando el oficio de apicultor sostenible.

[i]Premio Nacional al Mérito Ecológico[/i]

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Edición. Ana Ordaz