Con el Tren Maya, se trata de hacer justicia social: Lilia González

Rosario Ruiz
Foto: Render cortesía de Fonatur
La Jornada Maya

Playa del Carmen, Quintana Roo
Lunes 25 de mayo, 2020

El Tren Maya es un programa de desarrollo integral para la zona. Se trata de hacer justicia social: Chiapas ha dado energía eléctrica; Tabasco y Campeche, petróleo; Yucatán y Quintana Roo mucho turismo, y durante todos estos años la federación no le ha devuelto al sureste parte de la riqueza que le ha generado al país, destacó Lilia González Moreno, enlace territorial del tramo Caribe 1, Tulum-Chetumal del proyecto federal.

“Si bien es cierto en el tramo que a mí me ocupa todavía no estamos trabajando con maquinaria, estamos diseñando –junto con todos los actores de medio ambiente, de la cultura maya y todos aquellos que integran el Caribe mexicano– cómo queremos subirnos al tren comprendiendo los beneficios de una infraestructura de ese tamaño en este territorio”, señaló.

Resaltó la importancia de la participación de todos los sectores en un proyecto de estas dimensiones, lo cual están haciendo de la mano de distintas asociaciones, como ONU Hábitat y la Unesco, para que antes de la estructura ferroviaria haya un diseño en territorio que permita tener los mejores beneficios.

“El planteamiento del programa del tren tiene que ver con ordenar el territorio, impulsar criterios de sostenibilidad que cuiden al medio ambiente, reconectar ecosistemas que fueron fraccionados”, dijo.

En las reuniones con las diferentes agrupaciones ambientales e indígenas, señaló, han encontrado más coincidencias que diferencias: “Compartimos preocupaciones y objetivos, se trata de generar diálogo que derive en un conocimiento compartido, ver cómo los grupos indígenas pueden ser beneficiados, para eso estamos haciendo un trabajo muy cercano con las comunidades, todo eso a partir del proceso de consulta realizado en meses pasados, donde ellos externaron qué tipo de desarrollo quieren”.

Reiteró: “Queremos que mantengan el control de su territorio, nosotros no queremos que vendan, no queremos que sean despojados de su tierra sino todo lo contrario, que la sigan manteniendo ellos y que el valor que signifiquen sus tierras se quede para su beneficio”.

Ejemplo de lo anterior, explicó, fue el cambio de ruta del tren en el tramo que iba de Cobá a Tulum, la cual se hizo porque en los procesos de consulta, pobladores de las comunidades Macario Gómez, Manuel Antonio Ay, Francisco

Uh May y Cobá estaban preocupados por los impactos del tren; además los estudios técnicos señalaron que había patrimonio arqueológico que cuidar en la zona y los estudios ambientales identificaron una gran cantidad de cenotes y cuerpos de agua que podrían ser afectados.

“Muchos de los temas que van surgiendo con las comunidades no se quedan ahí sino que suben a los tomadores de decisiones y sirven mucho para diseñar. Es un proyecto que está vivo y en diseño y rediseño constante”, destacó.

[b]Problemas ambientales[/b]

Las principales problemáticas que han detectado en Quintana Roo son la contaminación del agua, recuperación del patrimonio cultural, ordenamiento territorial y manejo de residuos; por ello plantean que el ordenamiento en las ciudades tenga consideración de todos estos criterios.

“Hay un desorden en términos ambientales y sociales con la distribución de la riqueza, ordenamiento territorial; por ejemplo, Tulum era un ejido enorme, propiedad social, y de repente se vio fraccionado y quién sabe en qué condiciones esta tierra fue comprada a ejidatarios y de repente se convirtió en propiedad privada, sin ningún plan de ordenamiento ni visión de cómo propiciar el desarrollo urbano en esa región.

“Hoy, años después, encuentras un Tulum caótico, con ejidatarios despojados de sus tierras, donde nadie ganó, tal vez sólo esos enormes inversionistas que abusan de la condición de las comunidades”, dijo.

El proyecto del Tren Maya, asentó, es todo lo contrario: “Generará oportunidades sí de inversión grande, pero lo que se plantea es que los dueños originales de la tierra sean los protagonistas de los beneficios; que el ordenamiento en las ciudades tenga consideración de los criterios necesarios para conservar lo que nos da de comer a todos los que vivimos aquí, que es la selva, el mar... Si vivimos del turismo tenemos que cuidar el patrimonio que tenemos frente a nosotros”.

“Hablan mucho de eso, que el tren viene a partir en dos la península... por el contrario, reunirá cosas que habían sido fraccionadas con anterioridad, no sólo por el tema de los pasos de fauna sino porque el mismo diseño considera recuperar la sabiduría que tienen los pueblos de cómo debe vivirse, pero también considerando todos estos criterios: el uso del agua, cómo se debe descargar, cómo planear una ciudad, lo cual es muy pertinente después de las condiciones en las que estamos viviendo ahora, en plena pandemia, con una crisis económica que se avecina... hay que pensar en una recuperación económica, pero también en los nuevos modos de vida y en conservar la salud”, señaló.

Manifestó que la inversión del tren es entre 120 mil y 150 mil millones de pesos en obra e infraestructura pública y se planea crear este año 80 mil nuevos empleos para la región sureste y “no solo hablamos de empleos a nivel de jornaleros, sino de todo tipo: ingenieros, arquitectos, antropólogos, sociólogos, ingenieros ferroviarios, en fin, hay una serie de necesidades en cuanto a talento humano que deben ser cubiertas”.

Edición: Emilio Gómez