Abraham Bote
Foto: Graciela H. Ortiz
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Viernes 26 de junio, 2020

En las universidades, principalmente la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), prevalece un panorama de injusticia para las mujeres, a quienes no se les escucha cuando denuncian a su agresor, que suele ser un estudiante o personal académico o administrativo. Ante la indiferencia de las autoridades de la máxima casa de estudios, las estudiantes han optado por crear diversas vías para ser escuchadas, como colocar tendederos de denuncias en sus facultades.

Rosa Elena Cruz Pech, fundadora del movimiento [i]UADY Sin Acoso[/i], ha apoyado a las mujeres en sus procesos de denuncia, por lo que ha sido amenaza de muerte en varias ocasiones, quien indicó que en las escuelas suelen sufrir acoso contra las compañeras, así como hostigamientos que vienen de una persona que tiene un poder, como son los profesores o personal administrativo.

“No hay justicia al 100 por ciento en todos los casos”, afirmó. En muchas ocasiones, agregó, se revictimiza a las jóvenes que denuncian por parte de las autoridades, se les cuestiona la credibilidad por falta de pruebas lo que hace que muchas desistan de sus demandas.

Además, las autoridades alegan que dicho profesor que se denuncia no es así, tiene una gran trayectoria dentro de la institución.

Luego de presiones por múltiples denuncias, se activó el Protocolo para la Prevención, Atención y Sanción de la Violencia de Género, Discriminación, Hostigamiento, Acoso y Abuso Sexuales hace unos años, sin embargo, no es eficiente pues éste señala que te acerques a una autoridad de confianza para que te asesore, pero en lugar de apoyar te dice que no se puede hacer nada, y quienes se encargan de recibir la denuncia sólo son cinco personas y la resolución tarda más de una semana en llegar.

Tampoco ha habido interés por parte de la universidad para promover este protocolo, hacer campañas de sensibilización de no violencia y demás, existe una apatía ante este tema. “No reconocen las agresiones, la violencia ha estado demasiado normalizada que cuando las compañeras deciden denunciar se les tilda como una exageración, aún hay el pensamiento de que no existen las agresiones sexuales”, sentenció.

Por lo tanto, muchas optan por cambiarse de salón o de escuela , se tienen que excluir para no sufrir agresiones.

Edición: Ana Ordaz


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