Joan Serra Mountagut
La Jornada Maya

19 de Agosto de 2015

La pequeña localidad de Xoy, casi en la encrucijada de los tres estados peninsulares y perteneciente al municipio de Peto, acogió el pasado domingo 16 de agosto la ceremonia maya del Cha-Chaac o primicia, una tradición que procede de tiempos prehispánicos y que pretende conseguir el favor de los dioses (en especial de Chaac, el dios de la lluvia, y de Hunab Ku, el dios supremo) para que las precipitaciones sean abundantes y la cosecha de los próximos meses sea próspera. Valentín Díaz, un anciano de Xoy, admitió que por culpa de las variaciones en el clima ya no pueden calcular, no al menos con tanta exactitud como hacían antes, la llegada de las lluvias. El cambio climático tiene consecuencias evidentes en la agricultura y aquí intentan adaptarse a estas modificaciones para seguir viviendo de la tierra que les legaron sus ancestros. Xoy sigue siendo un pueblo milpero pero las nuevas generaciones prefieren migrar a los Estados Unidos o a la Riviera Maya para lograr mejores trabajos. Jesús Rodríguez, de 19 años y estudiante de gastronomía en Peto, es uno de los pocos jóvenes que llegaron al ritual. “Vine porque creo que es importante conservar este tipo de tradiciones. Si no lo hacemos, se perderán”, reconoció. A pesar de su interés en la primicia, su objetivo es especializarse en la cocina internacional y trabajar en un hotel del Caribe. La ceremonia se realizó en el monte, en el camino que une la población con el cementerio. Allí, los hombres de Xoy ayudaron al sacerdote a construir un altar en un rincón para que pudiera realizar sus rezos. Siempre en lengua maya. Mientras, unos 40 hombres –solamente hombres, las mujeres están vedadas en esta ceremonia, aunque no ocurre así en otras poblaciones– amasaron, tortearon, cocinaron y enterraron bajo la tierra en un horno natural hecho para la ocasión (como ocurre con los pibes, pero con proporciones mucho mayores) grandes cantidades de comida que serían deleite de todos los vecinos y ofrenda para los señores del monte. En la tarde, la comida ya estaba lista y todas las familias de Xoy –o al menos las que creen en esta tradición– llegaron con sus triciclos para recoger la comida y cerrar, de este modo, la velada dominical. El sacerdote colocó la comida en el altar y siguió rezando hasta que empezaron a caer unas gotas y parecía que los dioses habían escuchado sus súplicas. La gran lluvia del domingo, más que un simple capricho climático, pareciera una respuesta divina.

[email protected]


Lo más reciente

Seis horas encerrado vuelven loco a cualquiera

Las dos caras del diván

Alonso Marín Ramírez

Seis horas encerrado vuelven loco a cualquiera

Dorothy Ngutter concluye su encargo al frente del Consulado de EU en la península de Yucatán

La diplomática se reunió con Mara Lezama durante una visita que realizó a QRoo

La Jornada Maya

Dorothy Ngutter concluye su encargo al frente del Consulado de EU en la península de Yucatán

Reportan impacto de misiles israelíes en Isfahán; Irán dispara baterías antiaéreas

Informan de explosiones en aeropuerto; varios vuelos fueron desviados

La Jornada Maya

Reportan impacto de misiles israelíes en Isfahán; Irán dispara baterías antiaéreas

Festejan a niños y madres con actividades sin costo en Mérida: Conoce los eventos

El próximo 8 de mayo se presentarán en concierto Lucero y Mijares

La Jornada Maya

Festejan a niños y madres con actividades sin costo en Mérida: Conoce los eventos