Solución a la violencia debe salir del hogar: Eufrosina Cruz

Texto y foto: Gabriel Graniel Herrera
La Jornada Maya

Ciudad del Carmen, Campeche
Lunes 12 de marzo, 2018

Puntual a la cita llegó Eufrosina Cruz Mendoza, mujer indígena zapoteca, del estado de Oaxaca, quien rompió paradigmas y venció sus miedos para enfrentarse a una sociedad en la que la mujer no tenía derecho a ser votada.

Acompañada de Mireya López Peña, directora del Instituto Municipal de la Mujer en Carmen, Cruz Mendoza saluda a quienes se encontraban a las afueras del Casino del Mar, en donde impartiría una conferencia, con motivo del Día Internacional de la Mujer.


[b]¿Hay algo que celebrar este 8 de marzo?[/b]
Siempre he dicho que para mí, el mes de marzo no es de celebración. Es un mes de reflexión en donde todos, como sociedad, debemos analizar dónde estamos parados y qué es lo que hace falta, ya que no es un tema sólo de mujeres; es un tema de sociedad, de romper paradigmas culturales que de pronto nos han impuesto, de que tú eres mujer y tú eres hombre.

Entonces, desde ahí debemos romper y entender que el cerebro no tiene sexo. Son estas circunstancias que tenemos que ir generando para propiciar ese piso parejo en el trabajo, en los medios de comunicación y en la política.

Creo que todos tenemos que reflexionar todo este mes y todos los días de la vida en el hogar, pero tiene que partir de nosotros, en el hogar.


[b]¿Es grave la violencia contra las mujeres en el país?[/b]
Creo que el tema es más grave. Yo veía las estadísticas. Cada cuatro horas está muriendo una niña, una joven, una mujer, una esposa, a manos de quien se supone que las va a cuidar, que las va a proteger; un novio, una pareja, el esposo. En mi estado o en las noticias, en las historia que están a lado, que son encerradas en el baño de la casa, que son apuñaladas.


[b]¿Cómo se puede detener esto?[/b]
Más allá de las propias instituciones, es de la propia sociedad, porque la violencia parte de la sociedad y somos parte de ella. Entonces debe partir del hogar, pero no nada más dejar la responsabilidad de la educación a la mujer, porque todos dicen ¿quién educa?, la mujer. No, somos los dos, hombres y mujeres; tenemos que romper ese paradigma que la educación de los hijos es de las mujeres.

De la educación debe encargarse el hombre y la mujer, y para asumir esa responsabilidad, para crear hombres y mujeres que tengan visión de que el género no debe ser límite para el desarrollo de la humanidad, sino que debe ser el equilibrio y romper miedo.

Hay mucho miedo de las mujeres de denunciar, porque llegas ante un juez o ante el Ministerio Público y no se hace nada, entonces que también las instituciones, no tengan miedo de aceptar las alertas de género en sus estados o en sus municipios. Eso no es cuestionar a un gobierno, es que como sociedad debemos estar atentos en el tema de la prevención. Ver cuántas denuncias hubo y qué juez no le dio seguimiento.

Entonces, cuando un juez no le da seguimiento a la historia de violencia contra una mujer, entonces generas miedo porque esa mujer que ya se atrevió a dar el primer paso dice: para qué chingados voy, si no me van a hacer caso.

Es ahí donde los medios de comunicación, de abrazar esas historias, de generar esas historias y de volverse a quienes no han querido hacer justicia, porque es un tema de legalidad.


[b]En un país machista ¿Hay avances en equidad de género?[/b]
El término machista es un tema cultural, no es problema de los hombres. Es un problema de la sociedad en general, porque decimos que somos un país machista, es un tema cultural que hemos hecho creer a los hombres que son los responsables.

Sí hay avances. En mi estado, hace 10 años no había mujeres como autoridades en los municipios de usos y costumbres; hoy hay 36 presidentas, pero falta mucho.

Cuando tú analizas la historia, de que no hace mucho nos dieron el derecho de votar, entonces sabes que éstas son luchas.

Tenemos esa responsabilidad, para que las niñas el día de mañana no tengan miedo de soñar y de hacer lo que quieran; y no tengan miedo de vivir en una sociedad que las señale por ser mujer, que las cuestionen por cómo vivir, por vestir o cómo pensar.