“Quiero hacerles una confesión, yo tengo síndrome de Asperger, por eso me cuesta tanto hablar en voz que no sea alta, por eso me es casi imposible mantener contacto visual con otra persona durante mucho tiempo”, afirmó Gustavo, durante su graduación en la Universidad Autónoma del Carmen, ante un auditorio que enmudeció.
El síndrome de Asperger forma parte del Trastorno de Espectro Autista (TEA), y es una de sus variantes más comunes; se trata de una condición que conlleva perjuicios y discriminación a quienes la tienen, por la dificultad para relacionarse o socializar que caracteriza a quienes la presentan.
Este 18 de febrero se conmemoró el Día Internacional del Síndrome de Asperger, el cual se celebra para concientizar a la población mundial sobre la importancia de identificar los síntomas de este trastorno, que en al menos 20 por ciento de los casos no se llega a diagnosticar, por la complejidad de los mismos, por lo que se considera como una discapacidad invisible.
Sufren injustamente
Esther, madre de Gustavo, recuerda que durante los primeros años de su hijo notó que le costaba trabajo relacionarse con otros niños y que era severamente reprendido continuamente, por decir la cosas de la manera más cruda y real posible.
“Es en la adolescencia de Gustavo cuando le es detectado este trastorno y es cuando comienzo a comprender todos los problemas que tuvo durante su infancia; empiezo a entender que mi hijo sufrió injustamente, por desconocer que existía el Asperger. Recuerdo que a los tres años le gustaba relacionarse con niños más grandes de él y me llaman por su conducta fuera de lo normal, porque se alteraba”.
Explica que durante su niñez, Gustavo era un niño que se aislaba; no participaba, le molestaba el ruido y que lo abrazaran, “yo pensaba que era la normalidad de un niño de tres años”, abunda.
“Se nos hace difícil tener empatía por lo que sucede con los demás, pero no malinterpreten; no se trata de que seamos insensibles, podemos sentir pena o interés por lo que les suceda, pero no sabemos cómo expresar estos sentimientos”, subraya Gustavo.
Mentes brillantes
Grandes personalidades de la ciencia y las artes han sido diagnosticadas con Asperger. Es el caso del empresario Bill Gates, el físico Albert Einstein y el pintor Miguel Ángel.
La sicóloga Areli Noemí Cordero Martín, representante de Integradora para Personas con Necesidades Educativas Especiales A.C., señaló que los síntomas aparecen entre los dos y los seis años de edad; en este período, los padres comienzan a detectar comportamientos pocos usuales en sus hijos y perciben que piensan, sienten y viven de manera diferente.
Expone que quienes presentan este trastorno tienen afectaciones en la lingüística, que es adecuada y avanzada, pero con deficiencias en la comunicación, en el uso social del lenguaje, por lo que suelen utilizar un léxico que a la población en general le parece pedante o grosero; les cuesta trabajo la parte social y emocional, y desarrollan comportamientos repetitivos e intereses obsesivos.
“El tratamiento ideal para las personas que presentan estos trastornos sería la coordinación de terapias que aborde los tres síntomas esenciales, que son las malas habilidades de comunicación, las obsesiones repetitivas y la torpeza física; aunque no existe un paquete ideal de tratamiento que pueda funcionar con todos los casos”, destaca la especialista.
Inclusión en la educación
De acuerdo con datos recabados por La Jornada Maya, no existen estadísticas de cuántos niños con este trastorno se encuentran estudiando en los planteles educativos públicos y privados, aunque en algunos planteles se han desarrollado estrategias para darles atención y fomentar su inclusión. Se estima que hay al menos un infante por cada grupo escolar.
Como Gustavo, muchos jóvenes con el síndrome de Asperger han logrado superar este reto, con el apoyo y respaldo de padres como Esther, que han puesto todo su empeño, cariño y dedicación a impulsarlos a continuar, pese a la discriminación de quienes desconocen del padecimiento.
El Asperger en una condición de vida, con una forma de pensar y percibir el mundo de una forma diferente al común de las personas; pero esas diferencias no son deficiencias.
La diversidad es a veces el boom que necesita el mundo para evolucionar en muchas áreas.
Respetar las diferencias; detrás de ellas, siempre hay un porqué.
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