Campeche sin cultura cafetera, da para lo justo: Ramírez Peralta

Originario de la Ciudad de México, Antonio Ramírez Peralta llegó a Campeche para emprender un nuevo negocio e iniciar una vida más tranquila a lado de su esposa que lo ha apoyado en todo. En el 2002 inició con el café Las Puertas en el tradicional Barrio de San Román y reconoció que en 18 años de experiencia puede decir que Campeche no tiene cultura cafetera, pero da lo justo para que las cafeterías locales y de cadena sigan en operación.

Destacó que en la ciudad existen Baristas de café, pero no son muchos, ya que ha asistido a diversos cursos promovidos por organismos de gobierno y empresas particulares como una de sus competencias, Café Frapíssimo, “Eso no nos desanima, ya sobrevivimos un primer golpe cuando pusieron en marcha la Ley Antitabaco, pues los comensales venían por una taza de café y un cigarro, hoy solo es el café y desde entonces comenzamos a perder clientes”, dijo.

Reconoció que un campechano promedio toma café por las mañanas, entre las 6 y las 11 horas, ya muy tarde; y en las noches de 19 a 23 horas generalmente, pero aunque no tengan la cultura, los ciudadanos disfrutan de un buen trago de café sin importar que sea colombiano, veracruzano, muy tostado o semi tostado, con y sin azúcar, “repito, da para seguir trabajando”, mencionó entre risas.

Relató que desde su llegada ha estado bendecido por la amistad que guarda con viejos amigos y que al mantener un estilo casero, hogareño y de calidad en la atención y el producto, es que han logrado mantener a un número importante de clientes; captando un nuevo mercado con los platillos y demás productos que tienen a disposición de sus visitantes.

“No es fácil, pero mantenernos durante 18 años ha sido gracias a la aceptación de los ciudadanos, de nuestros vecinos más que nada porque mi esposa y yo a pesar de ser de la Ciudad de México, ya somos campechanos, tenemos amigos y familia que nos mantienen con energía para continuar laborando y seguiremos los años que el público nos lo permita, regalando sonrisas y una muy buena taza de café”, relató.

Explicó que la capacitación, la innovación, pero sobre todo la adaptación, es importante para mantener a flote un negocio; ahora con la pandemia tuvieron que cerrar y aprovecharon a darse un tiempo como familia, pues los empleados del café además de él y su pareja, son jóvenes estudiantes de la escuela de Gastronomía del Benemérito Instituto Campechano, mismos que llegan a realizar sus prácticas y servicio social y terminan quedándose a trabajar, o hasta se animan a abrir su propia cafetería.

Tras seis meses cerrado el café Las Puertas abrirá nuevamente, con medidas de sanidad, acatando las normativas de la nueva normalidad para seguir ofreciendo un café con aroma y sabor de calidad que los ha caracterizado.

Ese mismo factor ha sido lo que les ha servido para permanecer aún y cuando ya enfrentaron la competencia con establecimientos de cadena, como la cafetería The Urban Corner que cerró antes de la pandemia y Luna Caramelo, otra cafetería que mantenía un horario desfasado a cuando salían los campechanos de casa.

“La preparación que constantemente tenemos y que nos ha ayudado a entender que un café tiene alma y que además de la altura en la que es cultivado, el tostado y todo su proceso de cultivo, va de la mano con la preparación con la que lo hacen en las cafeterías; demostrado que el café es como cualquier otro buen platillo, hay que prepararlo con amor”, comentó.

Para finalizar dijo que está en proceso de establecer el modo de servicio a domicilio, pero buscará mantener la calidad del servicio y del producto como si se consumiera en el establecimiento.

Edición: Ana Ordaz