Inciertas elecciones en Francia

Françoise Escarpit
Foto: Archivo / La Jornada
La Jornada Maya

París, Francia
Viernes 21 de abril, 2017

Jamás, en Francia, una elección ha sido tan incierta. El fracaso de un quinquenio del que no se esperaba mucho pero que fue una afrenta permanente a la democracia y un marcado desprecio al pueblo, los atentados que enlutaron al país y llevaron el gobierno a imponer, desde noviembre del 2015, el estado de emergencia, la descomposición de los partidos tradicionales y la corrupción de los políticos, la falsificación del sentido de las palabras e ideas, todo ha estado concurriendo a la desesperación de una parte importante del electorado francés.

A pesar de todo y aunque los institutos de sondeos vaticinan una abstención importante, la campaña electoral suscita más interés de lo previsto tanto a través de los medios clásicos de información como en las redes sociales e medios alternativos.

Once candidatos se disputan mañana los sufragios de casi 47 millones de electores: Nathalie Arthaud (Lucha obrera), François Asselineau (Unión popular republicana, derecha), Jacques Cheminade (Solidaridad y progreso), Nicolas Dupont-Aignan (¡De pie Francia!, extrema derecha), François Fillon (Los Republicanos, derecha), Benoît Hamon (Partido socialista), Jean Lassalle (¡Resistimos!) Marine Le Pen (Frente nacional, extrema derecha), Emmanuel Macron (¡En marcha!, centro liberal) Jean-Luc Mélenchon (La Francia insumisa, izquierda), Philippe Poutou (Nuevo partido anticapitalista). Una lista que no había adelantado ningún instituto de sondeo. Solamente dos de ellos pasarán a la segunda vuelta que tendrá lugar el domingo 7 de mayo y será el o la vigésimo(a) quinto(a) presidente(a) electo(a) de la Républica francesa y octavo(a) de la quinta républica.

Hace un año la estrella de la derecha y del centro era Alain Juppé, ex primer ministro de Jacques Chirac y alcalde de Burdeos. Para el Partido Socialista, el candidato tenía que ser el presidente saliente, François Hollande. La candidata del Frente nacional, Marine Le Pen seguía, en aquel momento, subiendo en los sondeos y adquiriendo una nueva popularidad con sus temas predilectos, anti migrante y anti europeo. De Jean-Luc Mélenchon, ni se hablaba a pesar de que se había lanzado oficialmente, en febrero 2016, a una campaña muy desde abajo sin consultar a sus aliados del Frente de izquierda. De Emmanuel Macron tampoco se hablaba como candidato, ya que era el joven y polémico ministro de Economía y finanzas del gobierno Hollande.

La derecha decidió organizar, en noviembre del 2016, elecciones primarias para designar a su candidato. Los sondeos volvieron a equivocarse. El ex presidente Sarkozy, favorito con Juppé, sufrió una humillante derrota al ser eliminado en la primera vuelta y, en la segunda, Alain Juppé se vió superado por el muy derechista, conservador y clerical François Fillon, defensor y entonces figura de la honestidad pólitica. En enero pasado, tuvieron lugar las elecciones primarias de la izquierda después de que François Hollande anunciara que renunciaba a aspirar a un segundo mandato. Otra vez se equivocaron los sondeos que habían anunciado una segunda vuelta entre el primer ministro Manuel Valls y Arnaud Montebourg, ex ministro contestatario. Y ganó el inesperado Benoît Hamon, también de la franja contestatoria del partido socialista y ex ministro que renunció en 2014. Mientras tanto, Marine le Pen, en campaña permanente, almacenaba opiniones favorables con un violento discurso represor y anti migrante. En el medio de tanta cacofonia, el ambicioso Emmanuel Macron tenía las manos libres para emprender una campaña al margen de todo partido. En cuanto a Jean-Luc Mélenchon, desarollaba una campana inovadora en materia de comunicación, fuera del aparato mediatico tradicional, tejiendo un red nacional y alianzas internacionales hacia una propuesta de asamblea constituyente.

En febrero, empezaron a salir a la luz los trapos sucios de los casos Fillon (empleos ficticios para su familia) y Le Pen (empleos ficticios y dinero indebidamente percibido en el Parlamento europeo). Imputado el primero por la justicia pero apoyado por la dirección de su partido, rechazó la idea de renunciar. La segunda también siguió en campaña, escudandose detrás de su imunidad parlamentaria y negándose en responder a las convocatorias de la policía. Benoît Hamon, un tiempo marcado como anti-Hollande, no supo romper con el aparato de un partido desconsiderado y se estancó en los sondeos. Ni él, ni Jean-Luc Mélenchon supieron encontrar un terreno de acuerdo para presentar una sóla candidatura capaz de pasar a la segunda vuelta. Emmanuel Macron, recibiendo apoyos de miembros del actual gobierno como también del centro y de la derecha, seguía con grandes mítines sin dar a conocer un programa claro sino las promesas de reformas rápidas, de corte liberal, tomadas por decreto.

A dos días del voto, según los sondeos, a los que nadie cree pero que todos siguen consultando, Emmanuel Macron encabeza las intenciones de voto (24 por ciento) seguido por Marine Le Pen (22 por ciento). Muy cerca los siguen François Fillon y Jean-Luc Mélenchon (19 por ciento cada uno). El candidato de la Francia insumisa, quien acaba de recibir el apoyo de Noam Chomsky, ha progresado, en las últimas semanas, de manera espectacular, convirtiendose en centro de interés mediático. Aparte de su novedosa estrategia de comunicación, ha desarollado círculos locales y regionales abiertos, inspirándose del movimiento Nuit debout (iniciado en 2016 en contra de la Ley sobre el trabajo) y de Podemos cuyo dirigente, Pablo Iglesias, estuvo presente en el último acto de su campaña, y ha logrado, de es manera, atraer nuevos sectores de la población invitados a debatir y participar.

En el momento en que se escriben estas líneas, es imposible decir quienes, entre los cuatro, se enfrentarán el 7 de mayo pues sigue indeciso 40 por ciento de los electores potenciales. Tampoco se sabe el impacto que tendrá la instrumentalización del tiroteo que mató a un policía ayer en París, y cual será el impacto de las imágenes de los disturbios en Venezuela sobre un voto pro-Mélenchon, acusado de querer ser el Chavez francés. Todo se jugará probablemente a muy pocas boletas y, en junio próximo, los 11 y 18, las elecciones legislativas serán la tercera vuelta de la elección presidencial, dando, o no, al presidente electo una mayoría sin la cual no podrá llevar a cabo su proyecto.