Texto y foto: Notimex
La Jornada Maya
Buenos Aires, Argentina
Sábado 18 de febrero, 2017
Para recordar al cuentista, dramaturgo y poeta de origen uruguayo Horacio Quiroga, a 80 años de su muerte, ocurrida el 19 de febrero de 1937, este domingo se llevará a cabo la tradicional velada-homenaje en la Casa Museo que lleva su nombre ubicada en la ciudad de San Ignacio, Argentina.
Las actividades darán inicio a las 09:45 horas en la Casa Museo de Horacio Quiroga, donde se realizará un acto de homenaje con números artísticos y la plantación de un árbol, informaron medios locales.
A mediodía está previsto la entrega del premio a los ganadores del Concurso Literario en homenaje a Horacio Quiroga y por la tarde el auditorium del complejo se presentarán libros, se proyectarán audiovisuales y habrá números artísticos.
Horacio Silvestre Quiroga Forteza nació el 31 de diciembre de 1878. Su infancia quedó marcada por la trágica muerte de su padre, al dispararse su escopeta cuando descendía de una embarcación.
Después de la tragedia, su madre se lo llevó a la ciudad de Córdoba, Argentina. Permanecieron cuatro años en este lugar y volvieron a Uruguay, donde Ascencio Barcos se convirtió en el padrastro de Quiroga, de acuerdo con la página web “www.escritores.org”.
La nueva pareja de su madre sufrió la misma suerte que su padre y falleció cinco años después de empezar su relación. A pesar de las vivencias trágicas de Quiroga a tan corta edad, él destacó en los deportes, la mecánica, la construcción y a los 22 años realizó sus primeras creaciones poéticas.
Leopoldo Lugones y Edgar Allan Poe fueron sus principales influencias literarias y marcaron su carrera creativa. Colaboró en publicaciones de La Revista de Salto y La Reforma. En 1898 conoció a María Esther Jurkovski, quien inspiró sus textos “Las sacrificadas” y “Una estación de amor”.
En 1900 viajó a París con la esperanza de una vida mejor al contar con la herencia que su padre le dejó. En Europa conoció a Rubén Darío pero su estancia no duró tanto y volvió cuatro meses después en condiciones de escasa economía.
En 1903 Quiroga se unió como fotógrafo a Leopoldo Lugones en una expedición a Misiones, financiada por el Ministerio de Educación, en la que planeaba investigar unas ruinas de las misiones jesuíticas.
Un año después escribió “El crimen de otro” (1904), fuertemente influido por Edgar Allan Poe. Sus primeros cuentos fueron publicados en la revista argentina Caras y Caretas, fue uno de los libros más representativos del escritor.
A partir de este período salieron a la luz “Cuentos de amor, de locura y de muerte” (1917), “Los relatos para niños. Cuentos de la selva” (1918), “El salvaje” (1920), “Anaconda” (1921), “El desierto” (1924), “La gallina degollada y otros cuentos” (1925) y “Los desterrados” (1926), señala la página [a=http://www.biografiasyvidas.com/]www.biografiasyvidas.com[/a].
La vida del creador estuvo marcada por hechos peculiares como su matrimonio con María Elena Bravo, quien era compañera de clases de su hija Eglé. En 1927 la conoció y ese mismo año contrajo nupcias con la joven.
La unión duró seis años, y la esposa de Quiroga lo abandonó para irse lejos con la hija que ambos procrearon. De acuerdo con la página [a=http://www.literatura.us/]www.literatura.us[/a], en 1937 el escritor acudió al hospital a causa de un fuerte dolor en el estómago que días después se tradujo en cáncer.
Ante el diagnóstico médico, Horacio decidió terminar antes con su vida y bebió cianuro, acción que terminó con su vida el 19 de febrero de 1937. Su hija siguió el mismo camino.
El legado literario que el narrador dejó a su paso está lleno de una atmósfera de alucinación, crimen y locura situada en la naturaleza salvaje de la selva. Sus piezas son consideradas trascendentales de la literatura hispanoamericana del siglo XX.
El pleno inició la discusión de 71 reservas, aunque 22 serán enviadas al Diario de los Debates
La Jornada
No se reportaron heridos durante la supuesta entrada del 12 de abril en El Paso
Ap
