Texto y foto: Afp
La Jornada Maya

Johannesburgo, Sudáfrica
Domingo 29 de marzo, 2020

La policía roció gas lacrimógeno a un grupo de personas a bordo de un transbordador keniano al iniciar el primer día de un toque de queda ante la pandemia del nuevo coronavirus. En otros lugares, agentes fueron grabados con teléfonos mientras golpeaban a la gente con garrotes.

Las medidas para frenar al virus se tornaron violentas en partes de África cuando los países impusieron toques de queda y cuarentenas para aislar las principales ciudades. Expertos en salud señalan que la propagación del COVID-19, aún en una fase inicial, se asemeja al arco visto en Europa, lo que aumenta la ansiedad a nivel mundial. Se preveía que los casos en África superarían los 4 mil para la noche del sábado.

La mayoría de los casos de COVID-19 sufre síntomas leves o moderados, como fiebre y tos, que desaparecen en unas semanas. Pero otros, especialmente gente mayor o con enfermedades previas, puede manifestarse con un cuadro más grave, incluyendo neumonía o la muerte. El coronavirus es muy contagioso y gente sana sin síntomas puede propagarlo.

Los abusos cometidos por las autoridades al implementar las nuevas medidas causaron preocuparon de inmediato.

Minutos después de iniciar la cuarentena de tres semanas en Sudáfrica, los agentes de la policía gritaban a personas sin hogar en el centro de Johannesburgo y persiguieron con garrote en mano a algunas de ellas. Ciudadanos reportaron que la policía disparó balas de goma. Se ha arrestado a 50 personas en el país que tiene la mayor cantidad de casos en África, con más de mil.

En Ruanda, el primer país subsahariano en imponer medidas de contención, la policía negó que dos civiles hayan muerto baleados el lunes por no obedecer las nuevas medidas, argumentando que los hombres fueron quienes atacaron a un agente que pidió que se detuvieran.

Mientras tanto, en Zimbabue la policía ha recibido críticas de grupos de derechos humanos por realizar operativos letales mientras el país se prepara para iniciar el lunes un toque de queda de tres semanas. El puñado de casos del virus en el país ya amenaza con saturar uno de los sistemas de salud más deficientes del mundo.

Y en Kenia, la indignación por las acciones de la policía rápidamente se hizo saber.

“Estábamos horrorizados por el uso excesivo de fuerza policial” antes de que comenzara el toque de queda la noche del viernes, indicaron Amnistía Internacional de Kenia y otros 19 grupos defensores de los derechos humanos en un comunicado del sábado. “Seguimos recibiendo testimonios de víctimas, testigos e imágenes de videos que muestran a la policía alegremente atacando a la población en otras partes del país”.

El gas lacrimógeno causó que cientos de personas que trataban de llegar a un ferry en la ciudad porteña de Mombasa antes del toque de queda se cubrieran el rostro y vomitaran, con los ojos llorosos, aumentando las probabilidades de que el virus se propague, subrayaron grupos a favor de los derechos humanos. Incluso algunos trabajadores del sector salud reportaron haber sido amenazados por los policías al tratar de brindar servicio después del toque de queda que inició a las 19 horas.

Las acciones de la policía son inaceptables y “brutales”, denunció la Comisión de Justicia y Paz de la Conferencia de Obispos Católicos de Kenia en otro comunicado.

“Hago un llamado a nuestro pueblo para que haga muy innecesario involucrarse con la policía al quedarse a casa”, dijo Mutahi Kagwe, secretario de Salud de Kenia. “También enfatizo a la policía que la población debe ser tratada humanamente”. El país registra 38 casos del virus.


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