Revelan detalles de los planes de la CIA para asesinar a Raúl y Fidel Castro

Uno de ellos consistió en sobornar a un piloto para que provocara un 'accidente' aéreo
Foto: Ap

Entre los primeros complots de Washington contra la revolución cubana estaba uno para asesinar a Raúl Castro en 1960 y poco después otro –no muy conocido entre los múltiples ya antes revelados– para asesinar a su hermano Fidel como parte del operativo de invasión de Bahía de Cochinos, según documentos secretos presentados ayer por el centro de investigaciones independiente National Security Archive para marcar el 60 aniversario de Playa Girón y el anunciado retiro de Raúl Castro.

Altos oficiales de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) elaboraron un complot –el más antiguo de los conocidos hasta ahora– contra líderes de la revolución cubana, al ofrecer 10 mil dólares al piloto de un avión que transportaba a Raúl Castro de Praga a La Habana, pagables sólo después de que lograra aparentar un accidente durante el vuelo.

El piloto, reclutado previamente por la CIA como informante en Cuba, solicitó que ante su eventual muerte el gobierno de Estados Unidos se encargaría de asegurar una educación universitaria para sus dos hijos, lo que la CIA aprobó.

El complot, según documentos secretos oficiales que incluyen cables entre la sede de la CIA y su estación en La Habana, así como más detalles proporcionados posteriormente por William Murray, “manejador”del informante en la CIA, el complot fue impulsado rápidamente después de que el piloto cubano José Raúl Martínez informó a Murray que había sido seleccionado para el vuelo charter de Cubana de Aviación a Praga para recoger a Raúl Castro y otros dirigentes cubanos el 21 julio de 1960.

Cuando Murray informó a sus jefes de la CIA en el cuartel general de la agencia en Langley, Virginia, ellos le preguntaron sobre la posibilidad de que el piloto pudiera ejecutar un “accidente fatal”. El cable secreto, firmado por el subdirector de la CIA para Planes Tracy Barnes y el director de la división del Hemisferio Occidental J.C. King, informó a Murray que “la posible remoción de tres altos líderes (cubanos) está recibiendo seria consideración” en la jefatura de la CIA. Preguntaron si el piloto tenía “suficiente motivación para incurrir en riesgos y arreglar el accidente en el vuelo de regreso” de Praga a La Habana, y recomendaron ofrecerle 10 mil dólares más arreglos para rescatarlo después del “accidente”.

Murray habló con Martínez rumbo al aeropuerto para el vuelo a Praga y reportó a sus jefes que éste estaba “dispuesto a tomar el riesgo calculado, pero prefería disimular alguna emergencia antes del despegue o tal vez un aterrizaje de emergencia sobre el agua a unas tres horas de La Habana, pero no algo que pusiera en peligro a todos los pasajeros y a la tripulación”.

Después de que Martínez despegó rumbo a Praga, el cuartel de la CIA envió otro cable ordenando la cancelación del complot, pero ya no había manera de comunicarse con el piloto. Cuando éste regresó a La Habana, le informó a Murray que no hubo oportunidad para realizar un “accidente” del tipo que habían considerado.

El complot en Bahía de Cochinos

Pocos meses después, como parte de los preparativos para la invasión de Bahía de Cochinos –cuyo 60 aniversario se cumple esta semana– se desarrollaba un complot para asesinar a Fidel Castro. Según documentos oficiales de la CIA desclasificados, divulgados ayer por el Archive, en agosto de 1960 Richard Bissell, director de operaciones encubiertas de la CIA, autorizó lo que se describió como “misión delicada que requiere acción tipo gángster” con el propósito de asesinar a Castro y con ello facilitar el programa contrarrevolucionario de la agencia para derrocar al gobierno cubano.

La idea era literalmente contratar los servicios de la mafia para asesinar a Fidel usando píldoras venenosas creadas por la División de Servicios Técnicos de la CIA. Jacob Esterline, el administrador de la agencia para la invasión paramilitar de Cuba conocida como Playa Girón o Bahía de Cochinos, contó en una entrevista realizada por Peter Kornbluh, director del proyecto sobre Cuba del National Security Archive, que protestó contra el complot ya que pensaba que no sólo era algo “amoral”, sino que podría poner en jaque el operativo de la invasión, y por lo tanto, fue suspendido.

“Al igual que la derrota de la invasión de la Bahía de Cochinos marcó un parteaguas histórico para la joven revolución, el inicio oficial de la era pos-Castro marca un parteaguas mayor para el futuro de Cuba”, comentó ayer Kornbluh al presentar la serie de documentos oficiales desclasificados, justo para marcar el aniversario del asedio como el anuncio del retiro de Raúl Castro este fin de semana.

Los documentos secretos desclasificados se pueden revisar en el sitio del Proyecto sobre Cuba del National Security Archive en https://nsarchive.gwu.edu/project/cuba-project.

Edición: Emilio Gómez


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