Reyes Martínez Torrijos
El Museo Nacional del Prado lanzó su primera exposición virtual con Pasiones mitológicas, que permite al visitante contemplar con detalle las 29 obras maestras de la muestra presencial inaugurada en marzo pasado en el recinto español.
El recorrido en 360 grados permite deambular por el montaje en las cuatro salas de El Prado, detenerse frente a los cuadros con tranquilidad para admirar el trazo, el color y la sensación producida por las piezas emblemáticas del arte europeo que explora el amor, el deseo y la belleza, a través del pincel de Tiziano, Rubens, Velázquez, entre otros.
La visita en español e inglés, con un costo de 2.5 euros, permite observar las escenas mitológicas, entre las cuales destacan las seis Poesías, de Tiziano. Enriquecidas con una breve guía del comisario de la exposición, Alejandro Vergara, algunas explicaciones audibles, la posibilidad de verla en formato de realidad virtual y agrandar siete de las pinturas a escala milimétrica.
La vista de las piezas Venus recreándose en la música y Dánae recibiendo la lluvia de oro, de Tiziano; El jardín del amor, Diana y Calisto y Las tres gracias, de Rubens; Venus y Adonis de Veronés, y Las hilanderas, de Velázquez, se pueden aumentar mediante la tecnología más allá del límite del ojo humano para poder examinar detalles de las pinceladas, el craquelado y la firma del artista.
Una breve guía del curador Alejandro Vergara explica que la primera sala gira en torno a la confrontación entre Venus y Cupido, que encarnan los dos extremos del amor: el amable e ideal y el conflictivo.
El cuadro colocado al inicio, Venus y Cupido, de Alessandro Allori, permite mirar a los dos personajes ligados al amor, en pugna por la posesión del arco y las flechas, con los gestos expresivos y rodeados de frutas, palomas, flores y los restos de una ciudad.
La destrucción y la tranquilidad, la luz y la oscuridad en el óleo “producen la sensación de tensión”. En una esquina, dos hombres presos de la desesperación, detrás de una libre que mira con calma la escena, ligeramente sumergida en la oscuridad.
La segunda sala confronta a Tiziano y Rubens, conductores del abordaje de la tradición mitológica. En la siguiente, destellan las seis Poesías del primero, reunidas por primera vez en más de cuatro siglos.
El cuadro de esa serie, Diana y Acteón comparte la escena cuando éste mira a la diosa desnuda antes de ser convertido en bestia como castigo. La tensión y el horror, aunada a la sensualidad de ese momento mítico. El arco abandonado a la orilla del torrente donde Diana se bañaba.
El velo con el que la divinidad parece cubrirse, mientras sus acompañantes miran sorprendidas y los brazos levantados de Acteón en actitud de defensa y pasmo. La maestría con la que Tiziano plasma los reflejos en el agua.
También se puede ver El rapto de Europa, la última de las Poesías, cuya explicación de sala destaca que se pueden ver los trazos, las marcas de la espátula y los dedos con los que Tiziano la pintó, en uno de sus momentos de mayor madurez.
En el último apartado se incluye a otros intérpretes de la tradición mitológica centrados en la belleza, el amor y el deseo. La exposición cierra con Las tres gracias, del flamenco Rubens, que a decir de Vergara, “transmite una idea de belleza, juventud, plenitud y frondosidad”, tanto en personas y en la naturaleza. “La idea de que cuando la vida nos da algo y nosotros contestamos con las gracias, es heredera de este mito de la antigüedad”, narró el comisario Alejandro Vergara.
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