Escándalo sexual sacude el futbol islandés

Un pequeño país de apenas 370 mil habitantes que juega una Eurocopa y un Mundial y que se gana la simpatía del planeta: el cuento de hadas del fútbol islandés se ve ahora salpicado por un escándalo de agresión sexual que agita a esta isla nórdica.

¿Trataron algunos de proteger la bella historia deportiva en detrimento de la justicia? Después de que el 27 de agosto una joven islandesa denunciara en la televisión pública que sufrió una agresión sexual por parte de un futbolista de la selección nacional, la estupefacción y la indignación han provocado una cascada de dimisiones en la federación (KSI), acusada de pasividad.

Este organismo reconoció públicamente, -pero a posteriori-, haber recibido una denuncia por violación en grupo ocurrida en 2010, y otras denuncias por hechos similares posteriores contra otros jugadores internacionales.

En un país regularmente bien situado en las clasificaciones internacionales en temas de igualdad, la primera ministra Katrin Jakobsdottir, que buscará su relección a finales de mes, se mostró “entristecida por ver que hizo falta todo esto para que se desencadenara una serie de acontecimientos”.

Thorhildur Gyda Arnarsdottir, de 25 años, aseguró haber sido víctima de violencias y de acoso sexual por un miembro de la selección, más tarde identificado como Kolbeinn Sigthorsson, durante una velada en una discoteca en Reikiavik en septiembre 2017.

La joven explicó que sufrió tocamientos en la entrepierna y que fue agarrada por el cuello, además de recibir proposiciones obscenas por parte del futbolista.

“Sé que existen otros ejemplos, desgraciadamente”, añadió, precisando que al menos otros seis futbolistas están implicados en casos de agresiones.

Actualmente jugando en Suecia, Sigthorsson es una de las máximas estrellas de la selección islandesa y máximo goleador de la historia del equipo nacional con 26 tantos.

Tras la denuncia, el futbolista fue apartado por su club, el IFK Goteborg, y pese a negar las acusaciones, admitió haber llegado a un acuerdo financiero con la joven en 2018.

“Lo que encuentro chocante y sorprendente, es que existían varias acusaciones contra jugadores de un mismo equipo”, afirmó Vidar Halldorsson, sociólogo del deporte en la Universidad de Islandia.

“Tengo tendencia a considerar esto más como un problema endémico que como casos simples aislados”, añadió.

Este caso precipitó a finales de agosto la retirada del presidente de la KSI Gudni Bergsson, pese a que la víspera de su dimisión negó que el organismo hubiese recibido denuncias oficiales de agresiones sexuales.

Un día después de la renuncia del presidente, fue la junta directiva en pleno de la KSI la que dimitió. “Podríamos haberlo hecho mejor”, admitió Gisli Gislason, vicepresidente del organismo.

Ídolos para los jóvenes

Este escándalo coincide además con un momento de dificultad deportiva para una selección que sorprendió al clasificarse por primera vez en su historia para la Eurocopa 2016 y el Mundial 2018, pero que tras perderse el torneo continental en junio, tiene muy complicada su presencia en Qatar 2022, con cuatro puntos sumados en cinco partidos en su grupo de clasificación y teniéndose que enfrentar este miércoles a Alemania.

La generación dorada del fútbol islandés despertó la admiración de todo el mundo futbolístico por unos éxitos que llevaron a esta modesta selección a formar parte del Top 20 de la clasificación FIFA, y sus jugadores se convirtieron en modelos para los jóvenes del país.

“El grupo en general no debería pagar por los errores de unos solos”, reclamó Gisli Gislason. “El mundo del fútbol cuenta con más de 30 mil participantes (en Islandia) y es lamentable que un grupo reducido no siga nuestros objetivos de no-violencia y no-discriminación”.

La KSI ha creado una comisión externa para “garantizar que las denuncias por conductas inapropiadas sean tratadas de manera correcta”.

“Es bueno que todos estos casos salgan a la luz, incluso si es muy difícil para mucha gente, es importante que podamos discutirlo”, admitió Halldorsson, autor del libro “Cómo los pequeños países llegan al nivel internacional”.

“A largo plazo, creo que será bueno para el fútbol y para la sociedad islandesa en general”, concluyó.

Edición: Ana Ordaz