Caleb Anderson, un joven genio que aprendió el lenguaje de señas a la edad de 9 meses, aprendió a leer a la edad de 1, hizo operaciones fraccionarias a la edad de 2 y ahora tiene 13 años, tiene como objetivo obtener una maestría.
Caleb Anderson, se ha adaptado a los grandes cambios en su entorno y ha sido descrito como "uno de los más genios de Estados Unidos", es un estudiante de segundo año en el Instituto de Tecnología de Georgia .
Caleb, aspira a obtener una maestría del programa de ingeniería aeroespacial.
El joven cuenta que a veces recibe miradas raras en el campus debido a su edad; dijo: “También fui testigo de comentarios que comenzaban diciendo: ”Hombre, estoy en la universidad". "Y lo adivinaste, esto es increíble" , aseguró
Antes de la escuela, también conocida como Georgia Tech, Anderson también pasó un año en Chattahoochee Technical College en Marietta, Georgia, según CBS News. En su camino a graduarse en dos años, los padres de Caleb, Claire y Kobi Anderson, querían una universidad adecuada para el joven genio que está estudiando ingeniería aeroespacial en lugar de ser un estudiante de séptimo grado normal.
Creo que soy normal aquí
"Estoy luchando", dijo Caleb sobre su experiencia en Georgia Tech .
Una delegación del Instituto de Tecnología de Georgia llevó a Caleb por los laboratorios después de que fue admitido en la escuela el año pasado y lo hizo reunirse con el presidente de la institución. La universidad también mostró los primeros días de Caleb en la escuela en un video de dos minutos.
Hablando sobre la escuela de sus sueños en el video, Caleb dijo: "Pensé que estaría aquí cuando tuviera 18-19 años , pero estoy aquí mucho antes de lo que pensaba" .
No soy realmente inteligente
La escuela dijo que los objetivos a largo plazo del joven genio son obtener su maestría para trabajar en SpaceX y comenzar su propia empresa.
"No soy realmente inteligente", dijo Caleb a CBS News el año pasado. "Entiendo la información rápidamente. Entonces, si aprendo más rápido, progresaré más rápido", comentó el joven.
Edición: Ana Ordaz
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Margarita Robleda Moguel
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La Jornada
