Impulsar la negociación y mediación con el régimen talibán de Afganistán son las apuestas que han hecho las activistas afganas y representantes de los organismos internacionales para tratar de mejorar la situación que viven las mujeres y hacerlas partícipes del proceso de paz y reconstrucción del país.
El panel, parte de la Cumbre de Mujeres Afganas HearUs, organizado por el Ministerio de Asuntos Exteriores, fue el escenario de estas reivindicaciones. La presidenta de la Agencia EFE, Gabriela Cañas, fue la encargada de moderarlo y contó con la participación de dos abogadas y activistas afganas y representantes de la Unión Europea, la ONU y la OTAN, así como de un experto en seguridad y defensa del Ministerio de Defensa.
Los participantes coincidieron en la necesidad de que la comunidad internacional se involucre en el proceso de negociación y reconstrucción afgano para recuperar la presencia e influencia de las mujeres afganas en la vida pública.
El reconocimiento y puesta en valor de 50 por ciento de la sociedad afgana ya fue uno de los grandes ejes de un manifiesto impulsado por mujeres españolas entre las que se encontraba Cañas y que logró el apoyo de 130 mil firmas en un llamamiento a la comunidad internacional para que “no desmaye en su labor de intermediación” con el régimen talibán, recordó la presidenta de EFE y moderadora del panel.
Espacios de mujeres dominados por hombres
Prueba de la difícil situación de las mujeres afganas es el hecho de que el anterior Ministerio de Asuntos de la Mujer en Afganistán hoy se llama Ministerio de Propagación de la Virtud y Prevención del Vicio. Y lo ocupa un hombre.
La anterior responsable de este departamento y actual activista de Derechos Humanos y en defensa de la mujer afgana, Sima Samar, subrayó que la situación en Afganistán hoy es prueba de un “enorme fracaso colectivo” tanto del pueblo afgano como de la comunidad internacional, ya que, tras 20 años de trabajo conjunto, los talibanes vuelven a estar en el poder y las mujeres vuelven a ser “ciudadanos de segunda o de tercera”.
En su opinión, todo se destila en el respeto de los derechos humanos y su aplicación a las mujeres, por lo que lograr la educación, sanidad, justicia y participación en la vida pública de las mujeres debe ser el eje de la actuación de la comunidad internacional.
Derechos de las mujeres, “prioridad negociadora”
El alto representante de la Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas, Miguel Ángel Moratinos, planteó que el “apartheid de género” que han impuesto los talibanes no es aceptable y que los derechos de las mujeres no deben ser moneda de cambio en un proceso negociador, sino una “prioridad negociadora”.
Moratinos también subrayó que “las cuestiones culturales y religiosas no pueden ser justificación para limitar la aplicación de los derechos humanos” y que la comunidad internacional debe mantenerse unida entorno a esta exigencia.
Similar posición defendieron la representante especial para Mujeres, Paz y Seguridad de la Secretaría General de la OTAN, Irene Fellin; el enviado especial de la UE para Afganistán del Servicio Europeo de Acción Exterior, Tomas Niklasson; y el director general de la División de Coordinación y Estudios de Seguridad y Defensa, el coronel José Luis Calvo Albero, quien ha animado a apoyarse en las mujeres para cualquier proceso para pacificar y recomponer las sociedades.
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