Con información de Efe
El minarete más icónico de la India, el Qutub Minar, está en riesgo tras la presentación de una polémica demanda que pide reconstruir 27 templos hindúes destruidos para erigir el complejo de estructuras islámicas en torno al monumento.
Considerado el minarete de ladrillos más alto del mundo, por sus 72.5 metros de altura, Qutub Minar se consagra como uno de los atractivos turísticos más visitados de Delhi; según se relata, fue construido como símbolo de victoria tras la invasión mongol de la ciudad a finales del siglo XII.
Los alrededores del minarete, que incluyen edificios funerarios, la gran puerta Alai-Darwaza, de corte indo musulmana, y dos mezquitas, se cimentaron con materiales de 27 templos de la casta de los brahmanes (sacerdotes) que fueron destruídos tras la conquista, además del sanctasanctorum del dios Vishnu.
La demanda, presentada en mayo pasado por un grupo de hindúes que se autodenomina “amigos de los dioses”, pide que todos estos sean reconstruidos.
“El sancta-sanctorum de Vishnu fue demolido, desmantelado, y las estatuas fueron retiradas y deshonradas. Por eso estamos reclamando la restauración de nuestro patrimonio cultural original”, dijo la abogada de los demandantes, Ranjana Agnihotri.
Matemáticas vs patrimonio
La demanda desató preocupaciones, dentro y fuera de la India, de que el histórico complejo, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1993, sea reducido a pedazos, como ya ha sucedido con otros templos religiosos en el país.
Pero Agnihotri aclaró que los demandantes en ningún momento pretenden “cambiar la naturaleza de Qutub Minar”, sino “restaurar la herencia del proceso original”.
La abogada sostiene que en el espacio hubo templos hindúes donde los brahmanes realizaban “experimentos geométricos y matemáticos”; los mongoles cambiaron el nombre del complejo tras llegar al poder, derruyendo “muchos símbolos interesantes”, como deidades femeninas que, según alegan, “fueron desmenuzadas para humillar a las mujeres indias”.
“Los musulmanes nunca lo usaron como un espacio religiosa, sino solo para dejar su sello cultural en el país”, agregó.
Sin embargo, Qutub Minar presenta una serie de particularidades legales que juegan en contra de la demanda: en 1914, el minarete fue declarado monumento nacional protegido, y tras la independencia de la India en 1947, su estatus se “congeló”, lo que significa que “cualquiera que fuera la situación, seguirá manteniendo ese grado; no cambiará”, indicó el arquitecto experto en patrimonio, K. T. Ravindran.
El especialista reconoce que si bien se trata de una obra asociada al periodo islámico, desde el punto de vista cultural “ha sido siempre un símbolo de la victoria”, alejada de cualquier práctica religiosa, por lo que su estatus no debería cambiar.
Tensiones religiosas
La demanda ha desatado un gran temor de que en el país vuelva a suceder un episodio similar al de 1992, cuando una turba de fundamentalistas hindúes destruyó la histórica mezquita de Babri en Ayodhya, tras una movilización apoyada, entre otros, por líderes del partido nacionalista hindú Bharatiya Janata Party (BJP).
La mezquita se alzaba sobre un terreno en el que la tradición afirma que nació el dios hindú Ram, situación que provocó una ola de disturbios religiosos en los que murieron unas 2 mil personas, en su mayoría musulmanes, y que culminó con la destrucción del templo islámico.
La demanda de “amigos de los dioses” también se enmarca en un clima de creciente tensión sectaria nacional, recientemente avivada por el brutal asesinato de un sastre hindú por supuestas motivaciones religiosas, y por los hirientes comentarios contra Mahoma emitidos por una portavoz del BJP que desataron una nueva ola de violencia en el país.
En este contexto, grupos de integristas han aprovechado para pedir ante los tribunales la destrucción de mezquitas que supuestamente se erigieron sobre suelo hindú.
Por ejemplo, el pasado mayo se descubrió un supuesto lingam de Shiva, una figura ovalada que simboliza a esta deidad hindú, en la mezquita de Gyanvapi, localizada en Benarés, ciudad sagrada para el hinduismo.
Tras el hallazgo, la comunidad hindú local pidió a las autoridades que les fuera permitido rezar libremente en el templo islámico, solicitud que desató protestas entre los musulmanes.
La controversia religiosa ha llegado a golpear incluso al icónico Taj Mahal, pues un miembro del BJP, partido del actual primer ministro indio, Narendra Modi, pidió a un tribunal realizar una investigación en torno a los orígenes de esta edificación y la supuesta presencia de esculturas hindúes en la base del edificio.
Este fin de semana, el Servicio Arqueológico de la India respondió (SAI) al pedido: aseguró que debajo del monumento no existe presencia de material religioso, y que tampoco fue construído sobre terreno sagrado hindú, como lo corroboran las fuentes históricas y las excavaciones arqueológicas.
Respecto al Qutub Minar, Agnihotri señaló que, de perder el primer juicio, llevará el caso del minarete hasta las últimas consecuencias. “Si la primera instancia falla, procederé a la Alta Corte, y si allí tampoco obtengo éxito, definitivamente me trasladaré a la Corte Suprema para obtener justicia”, afirmó.
La corte de Delhi que lleva el caso anunció la primera semana de junio su decisión de diferir el juicio hasta finales de agosto, debido a que los demandantes incluyeron nuevas peticiones.
Por su parte, en respuesta a una pregunta emitida por el juez que lleva el caso, el SAI señaló que pese a que existe evidencia de la presencia de restos arqueológicos hindúes en la zona, la legislaci.n nacional no contempla el cambio de uso en monumentos “vivos”, por lo que no existe provisión para ordenar la modificación del espacio que rodea al Qutub Minar
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