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La Jornada Maya
04/11/2024 | Washington, Estados Unidos
Ap y Afp
Una campaña presidencial que ha atravesado un juicio por delitos graves, un presidente en funciones apartado de la candidatura y múltiples intentos de asesinato llega a su recta final, la víspera del día de las elecciones. Kamala Harris pasará el lunes en Pensilvania, cuyos 19 votos del Colegio Electoral representan el premio más grande entre los estados que se espera determinen el resultado. La vicepresidenta y nominada demócrata visitará áreas de clase trabajadora, incluyendo Allentown, y terminará con un mitin nocturno en Filadelfia que incluirá a Lady Gaga y Oprah Winfrey.
Donald Trump tiene cuatro mítines en tres estados, comenzando en Raleigh, Carolina del Norte y haciendo dos paradas en Pensilvania con eventos en Reading y Pittsburgh, áreas que Harris también visitará el lunes. El nominado republicano y expresidente termina su campaña de la manera en que terminó las primeras dos, con un evento nocturno el lunes en Grand Rapids, Michigan.
Había muchos asientos vacíos en el J.S. Dorton Arena, un recinto con 5 mil asientos en el área de Raleigh donde Trump inició su día de campaña. Una asistente, Ebony Coots, dijo que lamentaba haber votado por la demócrata Hillary Clinton en 2016 y ahora apoya a Trump, pero está nerviosa por la elección del martes. “Sabes, en realidad, podría intentar ir a otro planeta”, dijo Coots, una conductora de entregas de 48 años, si Harris ganara.
Aproximadamente 77 millones de estadunidenses ya han votado anticipadamente. Cualquier resultado el día de las elecciones producirá un resultado histórico. Una victoria de Trump lo convertiría en el primer presidente en haber sido acusado y condenado por un delito grave, después de su juicio en Nueva York por acusaciones de que pagó para silenciar noticias adversas. Obtendría el poder de poner fin a otras investigaciones federales pendientes contra él. Trump también se convertiría en el segundo presidente en la historia en ganar mandatos no consecutivos en la Casa Blanca, después de Grover Cleveland a finales del siglo XIX.
Harris compite por convertirse en la primera mujer, primera mujer negra y primera persona de ascendencia surasiática en llegar a la Oficina Oval, cuatro años después de haber roto las mismas barreras al convertirse en la segunda al mando del presidente Joe Biden. La vicepresidenta ascendió a la cima del boleto demócrata después de que el desastroso desempeño de Biden en un debate de junio pusiera en marcha su retiro de la carrera, uno de una serie de convulsiones que han golpeado la campaña de este año.
Trump sobrevivió por milímetros a la bala de un potencial asesino en un mitin en Butler, Pensilvania. Agentes del Servicio Secreto frustraron un segundo intento en septiembre cuando un pistolero había preparado un rifle mientras Trump jugaba golf en uno de sus campos en Florida.
Harris, de 60 años, ha minimizado la naturaleza histórica de su candidatura, que solo se materializó después de que el presidente Biden, de 81 años, terminara su campaña de reelección después de su debate de junio contra Trump, de 78 años, que acentuó las preguntas sobre la edad de Biden. En cambio, Harris se ha presentado como un cambio generacional, ha enfatizado su apoyo al derecho al aborto después de la decisión de la Corte Suprema de 2022 que puso fin a ese derecho constitucional y ha señalado regularmente el papel del expresidente en el ataque del 6 de enero al Capitolio de Estados Unidos.
Formando una coalición que va desde progresistas como la representante Alexandria Ocasio-Cortez de Nueva York hasta el exvicepresidente republicano Dick Cheney, Harris ha calificado a Trump como una amenaza para la democracia y, al final de la campaña, incluso aceptó el comentario de que Trump es un “fascista”.
Entrando al lunes, Harris ha dejado de mencionar mayormente a Trump. Promete resolver problemas y buscar consensos, mientras mantiene un tono casi exclusivamente optimista que recuerda los días iniciales de su campaña cuando abrazó “la política de la alegría” y el tema de la campaña “Libertad”.
“Desde el principio, nuestra campaña no ha sido sobre estar en contra de algo, sino sobre estar a favor de algo”, dijo Harris el domingo por la noche en la Universidad Estatal de Michigan.
¿Y si hay un empate entre Harris y Trump?
¿Qué sucederá si ninguno de los candidatos a la presidencia de Estados Unidos, Kamala Harris y Donald Trump, obtiene la mayoría de votos del colegio electoral necesaria para entrar en la Casa Blanca?
Según la Constitución, sería entonces el Congreso el encargado de designar al 47º presidente (o presidenta) de Estados Unidos. La recién elegida Cámara de Representantes elegiría al presidente y el Senado, al vicepresidente.
Esta situación se produciría si los dos candidatos empataran el martes en número de grandes electores, 269 a 269.
Varios escenarios de votación podrían dar lugar a este reparto de los 538 miembros del Colegio Electoral, el órgano que nombra a quien ocupará la Casa Blanca.
Uno de ellos se daría si la candidata demócrata ganara en los estados bisagra de Wisconsin, Michigan y Pensilvania y el republicano en Georgia, Arizona, Nevada, Carolina del Norte y un distrito de Nebraska tradicionalmente progresista.
El precedente de 1800
Algo así nunca ha ocurrido en la historia moderna de Estados Unidos. Hay que remontarse a las elecciones presidenciales de 1800, que enfrentaron a Thomas Jefferson (Partido Republicano-Demócrata) y John Adams (Partido Federalista), para encontrar un empate en número de electores.
Cabe destacar que en este empate no participó Adams, sino los dos candidatos republicano-demócratas, Thomas Jefferson y Aaron Burr, que obtuvieron 73 votos cada uno.
Los comicios fueron anulados y la Cámara de Representantes tuvo que decidir entre los candidatos, eligiendo finalmente a Jefferson después de… 36 rondas de votación.
Esta compleja situación llevó a la adopción en 1804 de la 12ª enmienda constitucional, que completa el artículo 2 y detalla el procedimiento en caso de ausencia de mayoría en el colegio electoral.
Edición: Emilio Gómez