Histórica distinción a Arozarena, resultado de su disciplina y trabajo

Randy Arozarena comenzó el año repartiendo líneas durante una serie de prácticas en el parque Kukulcán Alamo. Lo está terminando como el Jugador Más Valioso de la Serie de Campeonato de la Liga Americana. 

Increíble ascenso. Fantástico talento. El ex jardinero de la Liga Meridana de Invierno será de las figuras a seguir en la Serie Mundial.

Antes de llevar a los Rays de Tampa Bay a su segundo Clásico de Otoño, Arozarena dejó huella en Yucatán. “Randy es un gran ser humano”, afirmó Jorge Puga, uno de los directivos de los Senadores de la Morelos, club en el que jugó el astro antillano durante su paso en la Meridana, que agregó que lo que está haciendo el cañonero “no es producto de la casualidad, sino el resultado de la disciplina y trabajo de todos los días”. 

Raúl Ortega, uno de los couches con los que trabajó Arozarena en la capital yucateca, comentó que sólo le hacía falta una oportunidad, “se la dieron y mejoró de manera increíble”.         

El sábado por la noche Randy ni siquiera había visto el trofeo todavía, pero sus compañeros lo sabían. Momentos después de que Manuel Margot atrapó el último out de la victoria de las Rays en el juego siete de la Serie de Campeonato de la Liga Americana sobre los Astros, se juntaron los peloteros de Tampa detrás del montículo del Petco Park. Arozarena se encontró en el centro de todo, y sus compañeros de equipo, recién coronados campeones del Joven Circuito, comenzaron a corear: “¡M-V-P! M-V-P! ¡M-V-P! “

Como ha hecho cada vez que Tampa Bay avanzó en esta postemporada, Arozarena bailó.

Momentos después, el secreto peor guardado se hizo oficial: Arozarena era el Más Valioso de la final de liga, el primer jugador de posición novato en la historia de las Mayores en ganar un premio de más valioso de serie de campeonato o Serie Mundial, escribió AJ Cassavell, de mlb.com. 

Los tres anteriores reclutas que obtuvieron ese galardón eran lanzadores: Mike Boddicker (“MVP” de la final de la Americana de 1983), Livan Hernández (“MVP” de la Serie Mundial y de la final de la Nacional de 1997) y Michael Wacha (“MVP” de la final de la Nacional de 2013). La estrella de la postemporada recibió un merecido trofeo.

“Todo el trabajo que hicimos y todo lo que hicimos en la temporada baja [es] para estos momentos”, dijo Arozarena a través de un intérprete luego de la victoria de los Rays por 4-2. 

En siete juegos, Randy quemó a Houston con cuatro home runs, un porcentaje de bateo de .321 y un OPS de 1.152. Se creció cuando su equipo más lo necesitaba.

Después de haber perdido tres en fila y a punto de colocarse del lado negativo de la historia, Tampa Bay empezó el séptimo encuentro necesitando de una chispa. Luego, Arozarena se pavoneó hacia el plato con un out y uno en base en la primera entrada. Desató su swing vicioso pero controlado en una bola rápida a la altura del muslo de Lance McCullers Jr., enviándola con estruendo sobre la pared del jardín central derecho.

“No tengo palabras que puedan describir lo que ha hecho, lo que ha significado para nosotros en esta postemporada”, indicó el mánager de las Rays, Kevin Cash. 

Hace dos meses, Arozarena estaba en cuarentena después de una prueba de COVID-19 positiva. Comía arroz con pollo y hacía 300 lagartijas todos los días. No debutó con los Rays sino hasta el 30 de agosto. Ahora es una de las estrellas nacientes del beisbol.

Edición: Emilio Gómez