Emilio Gómez Suárez
Imagen: 'La Piñata' de Diego Rivera
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Domingo 15 de diciembre, 2019

Las posadas son una festividad que en México está profundamente arraigada, forma parte de la tradición popular decembrina y los elementos que las rodean las convierten en una práctica única en el mundo.

Las posadas, que inician el 16 y finalizan el 24 de diciembre, tienen su antecedente en el México colonial, con las llamadas Misas de Aguinaldo (donde se ofrecían obsequios de Navidad y se acompañaban con villancicos alusivos al nacimiento del Niño Dios).

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Algunos escritores y especialistas afirman que surgieron en el año de 1587, en el poblado de San Agustín de Acolman, Estado de México, con el propósito de adoctrinar a los pueblos originarios; otros, como el investigador mexicano Mariano de Cárcer y Disdier, sostienen que llegaron de Andalucía, España.

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Las festividades coinciden el calendario mesoamericano y el de los pastores europeos. A este sincretismo, donde se fusionan el nacimiento de Jesús y la cosecha del ciclo agrícola mesoamericano, se le conoce como “reelaboración simbólica”, en donde dos cosmovisiones están imbricadas en una misma festividad.

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En nuestro país, las fiestas decembrinas de los pueblos originarios están íntimamente ligadas al sistema cultural de la milpa. Octubre es el mes de la cosecha; después de recogerla en los pueblos ya no se trabaja, es el tiempo de la fiesta, tiempo de las secas. Con regocijo se agradece a los dioses y se celebra esta relación entre el hombre y la naturaleza que prevalece en la cultura indígena y popular de México.

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En este sentido, existe un legado culinario entre algunas poblaciones indígenas y mestizas con alimentos que tradicionalmente sólo se preparan o se comparten durante esta fiesta, más allá del ponche –que se ha extendido a lo largo del territorio nacional, con variadas recetas según la región y los ingredientes del lugar–, como el atole, los tamales, los buñuelos, la colación, el ponche y la fruta propia de esta conmemoración.

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En la tradición popular las posadas son el símbolo de la abundancia y de los dones que se reparten al momento de romper las piñatas y como celebración posterior a la cosecha. Originalmente son estrellas de siete picos que representan los pecados capitales: lujuria, ira, soberbia, envidia, avaricia, pereza y gula.

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Entre los evangelizadores se adoraba al niño Jesús; en la tradición mesoamericana eran los “tlaloques”, pequeños servidores del dios de la lluvia, Tláloc y que también se relacionaban con el maíz, los que de alguna manera lo representaban. Al término de la estación de lluvias regresaban a la tierra durante la cosecha, cuando el maíz ya estaba maduro (los niños eran las mazorcas).

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De acuerdo con estudios, se afirma que la celebración del nacimiento de Huitzilopochtli se realizaba alrededor de los días que coinciden con la Navidad. Se llevaba a cabo durante la noche y al día siguiente había fiesta en todas las casas, donde se obsequiaba a los invitados comida suculenta e ídolos pequeños hechos de maíz azul, tostado y molido, mezclado con miel negra de maguey.


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