Temas políticos no ajenos a trabajadores de la construcción

Texto y foto: Eduardo de Luna
La Jornada Maya

Playa del Carmen, Quintana Roo
Viernes 4 de mayo, 2018

La celebración de la Santa Cruz entre trabajadores de la construcción es un obligado en todo México, cada día 3 de mayo, fecha en que tradicionalmente se colocan cruces de colores en las construcciones representando el sincretismo que caracteriza a la nación. Concebida originalmente como una celebración religiosa que mezcla historias fantásticas acerca de la búsqueda y encuentro de la cruz que supuestamente sirvió para azotar y darle muerte a Jesucristo en el monte del calvario la cual fue rescatada en un día tres de mayo y que trajo como consecuencia la canonización de Santa Helena, este día era celebrado por los conquistadores de América quienes se encontraron que en el “nuevo continente” existía una celebración para pedir a la naturaleza una buena temporada de cosecha, tradición milenaria de los pueblos originarios de América.

Al migrar los campesinos a las ciudades, la primera opción de trabajo que se les presenta ante la ausencia de tierras para cultivar es en la incipiente industria de la construcción, donde a cambio de un salario, se encargaron de levantar las grandes y pequeñas ciudades de México así como todos y cada uno de los hoteles de Quintana Roo.

Desde la modernidad es común ver una cruz adornada con papeles multicolores en cada construcción del país, como una señal de recuerdo de los tiempos en que se pedía una buena cosecha y para evitar accidentes y caídas de las construcciones.

Los campesinos modernos, migrantes, urbanos, hoy convertidos en albañiles por la necesidad del salario citadino, tienen una visión muy particular de la vida y la celebración de este día, en el cual los aprendices agradecen a sus maestros con una buena cerveza las enseñanzas que algún día los convertirán en expertos y con esto poder cobrar más y por parte de los maestros albañiles, con los patrones que ambientan la jornada con viandas y bebidas, aunque sólo sea una vez al año. El albañil es consciente de la situación económica del país, la sufren diariamente, siempre agradecen por el trabajo y saben bien que sin ellos, la fuerza de trabajo, los patrones no podrían levantar diariamente los majestuosos hoteles o edificios de condominios tan populares en la Riviera Maya, pero este conocimiento no los vuelve egoístas, por el contrario, comparten, como se comparte en
la base de la sociedad, de manera horizontal.

“La sociedad es un grupo, como nosotros, amigos, compañeros, el patrón, hay una correspondencia, todos dependemos de todos y así trabajamos, el patrón nos necesita, nosotros lo necesitamos a él, nos ayudamos entre nosotros, nos protegemos, así funciona esto” comentó José Rafael, ayudante de albañil originario de Chiapas.

Los temas políticos no son ajenos a este sector de la sociedad, tienen bien claro por experiencia que hay algunas cosas que no se deben mencionar ya que en muchas ocasiones, sus familias son las principales receptoras de las prebendas y regalos que los partidos políticos ofertan entre la ciudadanía con la intención de orientar la intención del voto.

“De las elecciones pues no conozco a todos, lo que sí es que el PRI es cosa del pasado, tenemos ahora que escuchar a los otros que es lo que proponen, el PAN, el PT, saber en qué canales pasa lo que dicen, en qué radio, para saber y conocer, eso sí, es tapado, no vamos a decir por quien votaremos pero hay que escuchar bien lo que dicen” señalaron coincidiendo varios albañiles que participaron en la reunión.

La vida del albañil en la Riviera Maya es dura, el intenso calor que se siente la mayor parte del año, combinado con inadecuadas medidas de seguridad ha cobrado varias víctimas por fatal desvanecimiento, sin embargo para ellos es más sencillo: “Pues sí, muchos se han caído, ninguno de nosotros sabe si terminará la semana, unos se caen,otros se pelean, ha pasado, pero para nosotros la mejor recompensa es terminar el día y poder tomar una cerveza bien fría en la obra o los que tienen casa, pues en su casa, y a darle temprano al otro día, así vivimos” comentó Rogelio de oficio maestro carpintero albañil.