Despoblación por falta de empleos y oportunidades

Joana Maldonado
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Chetumal, Quintana Roo
Jueves 04 de abril, 2017

Felipe Carrillo Puerto es una ciudad al sur de Quintana Roo que, según quienes habitan ahí, se está despoblando por falta de empleos y oportunidades de desarrollo. Sus habitantes más antiguos aseguran que los jóvenes están emigrando a las zonas turísticas para conseguir trabajo y que las tierras están sin productividad por falta de apoyos para el campo.

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), sólo el 12 por ciento de la población habita las zonas rurales, en tanto que 17 de cada 100 habitantes habla alguna lengua indígena. Sin embargo, Felipe Carrillo Puerto es el quinto municipio más poblado del estado, debido a su dimensión geográfica.

La Comisión de Desarrollo Indígena de la XV Legislatura sostuvo una reunión con representantes indígenas mayas el pasado martes, con el objetivo de someter a análisis tres iniciativas presentadas para la creación de un instituto que atienda dicho sector, incluida la del gobernador, Carlos Manuel Joaquín González. Este organismo será descentralizado de la Secretaría de Desarrollo Social e Indígena.

Los integrantes de la Comisión convocaron a diversos representantes como consejeros de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), activistas y miembros de asociaciones mayas para escuchar sus posicionamientos en relación al tema.

Julián Uc Varela, uno de los abuelos mayas y reconocido chiclero de la región, perteneciente también a la A.C. Carrilloportenses Unidos, tomó la palabra en la sala de comisiones del Poder Legislativo para manifestar que desde que tiene uso de razón han llegado personas “prometiendo ayuda a los mayas, pero hasta ahora no he visto algo que valga la pena”.

Advirtió que los campos producían mucho maíz en la zona de Petcacab y ahora es tierra abandonada, en gran parte porque no hay apoyo gubernamental. “Un maya cuando va y solicita dinero para poder cultivar en la milpa le piden el 30 por ciento, si pide 100 mil, le piden 30 mil para que le den el porcentaje restante. Bueno, mi respuesta es: Si yo tuviera los 30 mil pesos no pediría nada, y así podemos decir más”, dijo en presencia de los diputados José Luis González Mendoza (PRI) que la preside, y el perredista José Esquivel Vargas, así como del legislador independiente Juan Ortiz Vallejo.

Sobre la institución que se pretende crear, dijo que le recuerda a las pretensiones de la CDI cuando llegó a la zona maya, que en su opinión no ha ofrecido resultados.

Sólo quedan ancianos

Al igual que Manuel Cen Balam, un reconocido comunicador maya, Julián Uc expresó que “ya sólo quedan ancianos en el municipio, particularmente en la zona rural”.

“La gente joven se encuentra en toda la Riviera Maya, en donde hay un poco de trabajo; en la zona de Felipe Carrillo Puerto no hay empleo, no hay nada que hacer, no hay infraestructura”, sostuvo Julián. No obstante, las comunidades de este municipio “corazón de la zona maya”, como muchas veces se le ha llamado, cuentan con diversos elementos para crecer económicamente y “ha sido mal vendida” para depender casi por completo de los apoyos y trabajo del gobierno estatal y municipal.

“Tenemos todo para levantar Felipe Carrillo Puerto: agua, piedra, madera, pero lo mismo, nos compran la madera en rollo, la mal vendemos y ¿qué tenemos? Nada. Una fábrica, cualquiera que sea, no existe; si el gobierno no tiene trabajo, la gente tampoco. Es todo lo que queda, empleos de gobierno”.

Además, apuntó, “alguien fomenta un pequeño comercio, al rato ya lo destazaron con los impuestos; infinidad de cosas le quitan”, y concluyó su intervención asegurando que “lo único que hay son panucherías y vendedores ambulantes”.

Uno de los riesgos de la migración es la pérdida de la lengua nativa. Según el Inegi, hasta el 2010, Quintana Roo concentraba el 16.7 por ciento de la población total del país que habla alguna lengua indígena, predominantemente maya con 197 mil 979 personas. Esta cifra ha decrecido, en los últimos 10 años, hasta en 20 por ciento en algunas regiones.

Ante tal panorama, el lamento de los “abuelos mayas”, es mayor cuando se preguntan cómo transitarán sus herencias culturales y tradiciones hacia las nuevas generaciones.