Fue a principios de 1974 cuando se creó la delegación de Alfredo V. Bonfil, como parte del compromiso federal del Plan de Repoblación del estado de Quintana Roo, para lo cual se entregaron materiales de construcción para 210 casas y la creación de calles de terracería, así como la plaza central.
Tras décadas de abandono, especialmente la prestación de servicios públicos ha sido la demanda constante de quienes allí habitan y que han visto crecer la zona poblacional cada vez más.
Ante esto el ayuntamiento Benito Juárez, desde Desarrollo Urbano, comenzó a trabajar con líderes de Bonfil para gestionar la cesión de vialidades y que esto permita en un futuro hacer inversión pública para drenaje, agua, banquetas y guarniciones, es decir, toda la infraestructura urbana de la que se carece.
“Nos metimos a lo legal y encontramos posibilidades de ceder vialidades, hicimos trazos con Catastro, les pedimos la cartografía, comparamos, sacamos las áreas de vialidad para que los ejidatarios pudieran ceder las calles al municipio (como hacen todos los fraccionadores) y entonces pueda haber inversión pública”, explicó Armando Lara De Nigris, secretario de Desarrollo Urbano.
El ejido está ubicado a unos siete kilómetros de la zona urbana de Cancún y cuenta con alrededor de 35 mil habitantes, de acuerdo con la autoridad municipal de Benito Juárez, aunque el Conteo de Población y Vivienda del 2020 estimó apenas 19 mil 789 habitantes.
El plan original contempló esta zona como la encargada de proveer de productos agropecuarios a la ciudad, sin embargo, debido al crecimiento acelerado de Cancún esto no ocurrió así y en la actualidad son prácticamente nulas las actividades agrícolas y la mayor parte de su población trabaja en el rubro turístico.
Familias de estados del norte del país, principalmente de Durango, llegaron a habitar Alfredo V. Bonfil en sus inicios, de allí las fiestas tradicionales que se celebran cada año y el especial gusto por la música norteña.
El proyecto de dotar de servicios públicos será paulatino, en la primera etapa se incluyeron las supermanzanas 310 y 311, básicamente el área de Álamos, que son de las más antiguas de la ciudad y con planes gubernamentales a mediano y largo plazo de que se logre la cesión de prácticamente toda la zona ejidal poblada que se encuentra entre la avenida Huayacán y el bulevar Luis Donaldo Colosio.
“Empezamos con estas, seguiremos con las demás, como la Doctores, hay varias colonias y la idea es poder lograr el mayor número de calles como patrimonio municipal, para un día tener la inversión ahí, la infraestructura… y ya estamos trabajando con Aguakan y CAPA, para que concluyan los proyectos en las zonas ya logradas, porque serían los primeros en entrar, antes de poner la banqueta y pavimento”, enfatizó Lara De Nigris.
Estas características también le han hecho mala fama al ejido, ciudadanos del lugar reconocieron que especialmente el llamado “pueblo de Bonfil” es conocido como un lugar de narcos, al que ni siquiera la policía entra en las noches, aunque otros más aseguran que la seguridad ha mejorado y que muestra de ello es que todas las familias disfrutan de las fiestas que se realizan anualmente, en las que se organizan bailes, conciertos y la coronación de los reyes.
Las familias bonfileñas originarias aún mantienen sus costumbres y tradiciones, por lo que es habitual ver caballos por las calles y personas practicando charrería, además de ranchos en los que aún hay muchos animales de granja, y por supuesto la gran afición al béisbol; familias que siguen a la espera de ver mejores calles y servicios públicos en su poblado.
Edición: Laura Espejo
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