Actividad chiclera de la selva maya, en crisis por COVID-19

Chicza es una empresa surgida tras la reestructuración de la actividad chiclera que inició en 1997, y actualmente es una de las más consolidadas en Quintana Roo. Sus productos, cosechados de manera sustentable a partir de los árboles de chicozapote de la selva maya, están certificados y reconocidos en 32 países, y son vendidos en el centro y sur de México. 80 por ciento de la producción se exporta a Europa y dado que este continente cerró durante cinco meses por la pandemia, obligó a la empresa a un plan emergente de corto y mediano plazo y a reestructurar cargas financieras, recortando su producción a la mitad.

En entrevista, Jesús Manuel Aldrete Terrazas, director ejecutivo del Consorcio Chiclero SC de RL y la empresa Chicza, explicó que la actividad chiclera ha tenido diversas crisis en la historia, desde su reconocimiento como actividad económica a finales del siglo XIX. En la Península de Yucatán se ha comercializado y producido el chicle de manera artesanal durante más de 100 años.

Entre las crisis más contemporáneas está la de finales de los años 70’s, cuando surgen los polímeros o plásticos -como en Yucatán con el henequén al crearse las fibras sintéticas- y la segunda en el periodo salinista, cuando las empresas paraestatales se desconcentraron, las vendieron o cerraron

“El chicle se vendía a través de una empresa que se llamaba Impulsora Nacional, filial de Bancomext, ‘la Conasupo de las exportaciones’, y que consolidaba la venta de los productores mexicanos; al cerrar hubo una gran crisis chiclera, una crisis financiera”, explicó Aldrete Terrazas.

Entonces, afirmó, Chicza es el resultado de un proceso de transformación ocurrido de 1998 a la fecha. Finalmente, el Consorcio Chiclero se fundó en el año 2005 como una fusión de lo que fue la Federación de Cooperativas de Quintana Roo y los remanentes de la organización de la Cooperativa de los Chicles.

El empresario mencionó que concretaron una alianza entre Campeche y Quintana Roo y crearon una empresa de carácter nacional “para generar un cambio estructural de fondo; de ello surge el Consorcio Chiclero, que es la cooperativa de cooperativas y a su vez desarrolla un proyecto que da origen a Chicza Asociados”. 

Chicza es una empresa constituida en Quintana Roo por profesionales asociados orgánicamente a las cooperativas, creando una empresa de segundo nivel “sin asuntos gubernamentales”. A la fecha desarrolla un producto natural, orgánico y con certificaciones como la USDA Organic y Vegan.org; recientemente cumplió los requisitos de la Norma ISO 9001. 

“Es una empresa de primer mundo con control de calidad de primer mundo, inclusive tiene grado farmacéutico de inocuidad”, manifestó el director ejecutivo. Añadió que aglomera a 14 cooperativas chicleras de Quintana Roo y Campeche y, aunque es un producto sustentable, deben enfrentar muchos trámites ambientales para su aprovechamiento.

Reactivan exportación

A pesar de ser considerada una actividad esencial durante la pandemia, Chicza tuvo un impacto fuerte, sobre todo al caer las exportaciones, que en su mayoría son a Europa.

“Estamos reactivando el mercado de exportación, tuvimos un buen manejo del flujo de efectivo, una buena negociación de activos, hemos manejado bien la liquidez y mantenido involucrados a los productores, estamos tratando de mantener los equilibrios para no perder empleos”, declaró Jesús Manuel Aldrete. 

La empresa produce 90 toneladas anuales en promedio, pero este año reporta la reducción de más del 50 por ciento, previendo una recuperación lenta del mercado. Se espera un equilibrio de los niveles de producción y económicos para mediados de 2021, aunque el entrevistado destacó que lo importante es que se mantuvo la estabilidad de la empresa social y que continuará generando empleos los próximos meses.

“Es una empresa competitiva, pero de carácter social muy amplio, nos debemos a los chicleros y al mercado”, sostuvo Aldrete Terrazas. 

El chicle emanado de los árboles de chicozapote de la selva sólo se produce en tiempos de lluvia, y el año pasado fue muy malo para la industria: “Estamos en un escenario temporal incierto, pero habrá que trabajar en esas condiciones esperando que el clima ayude”. 

Chicza genera alrededor de 700 empleos para los chicleros, y en su carácter de cooperativados, los productores deciden qué trabajan y en qué volumen: “No son empleados, son contribuyentes de su propia economía”, apuntó.

La fábrica y estructura productiva mantiene una plantilla aproximada de 40 trabajadores y durante el confinamiento hubo bajas de empleados temporales. 

“No es fácil sostener (la plantilla laboral) por mucha voluntad que tengas, lamentablemente no fue fácil y estamos aquí activos con posibilidades de salir adelante. La empresa enfrentó con responsabilidad la crisis, estamos haciendo las mejores negociaciones para reactivar la industria chiclera”, concluyó Aldrete Terrazas. 

El directivo anticipó el desarrollo de un nuevo producto sugar free que esperan tenga éxito en el mercado y permita incentivar y promover ventas. 

Edición: Mirna Abreu