Ventas por 'app' impidieron colapso de economía: chef Rosales

“Debemos agradecer a las ventas a través de plataformas que la economía no colapsó totalmente con esta pandemia”, afirma categórico Miguel Rosales; y agrega, “nosotros tenemos más motivos de beneplácito, porque debido al comercio digital pudimos darle una carrera a nuestros hijos, Tania y Esteban, y sobrevivir al desafío que nos puso enfrente la naturaleza, con la llegada del COVID-19”.

Al lado de su esposa, Raquel Casillas, el chef de comida japonesa hace un breve recuento de su carrera y la fortuna de llegar a Quintana Roo y encontrarse con un destino exitoso, hace ya 16 años, cuando le ofrecieron venir a trabajar acá.

Se conocieron en el restaurante Suehiro hace más de 20 años, en Aguascalientes, de donde ella es originaria; Miguel pasó por varias ciudades antes de establecerse en Cancún, desde su natal Mazatlán hasta el entonces Distrito Federal. Trabajó al lado de su padre, quien siempre se dedicó a la gastronomía, pero a los 17 años decidió independizarse y tuvo su oportunidad en el restaurante Benkay del famoso hotel Niko.

Su vocación por el arte culinario viene de lejos: “cuando apenas tenía ocho años mi mamá me mandaba por las compras para cocinar, luego me subía a un huacal para alcanzar la estufa y me iba indicando qué ingredientes agregar”. Desde entonces Miguel se confiesa un apasionado de la cocina, en general, y del arte culinario japonés, en particular.

Por su parte, Raquel relata lo difícil que ha sido el proceso de la contingencia, pues se han mantenido en casa la mayor parte del tiempo; son sus hijos quienes se han hecho cargo del negocio familiar que ya cuenta con tres sucursales y un food truck. Emocionada, recuerda la manera en que se hicieron de su primer local: “Trabajábamos juntos, como cuando nos conocimos, y vimos pasar varias parejas como propietarios del lugar, pero se desanimaban al no obtener los resultados que deseaban, fue así como un día los administradores nos ofrecieron facilidades para quedarnos con el lugar y de ahí para acá todo cambió y poco a poco, con mucho trabajo y persistencia, ha crecido el negocio familiar”.

La contingencia es un parteaguas que los hizo valorar en su exacta dimensión a las plataformas digitales: “nosotros fuimos pioneros en usar Uber Eats, aquí en Cancún, cuando menos en comida japonesa y la verdad es que sin la aplicación no hubiéramos sobrevivido en esta crisis mundial” afirma Miguel.

La pareja de emprendedores narra con orgullo que con ellos suman 30 personas las que viven de Kizushi y que cuando se declaró la contingencia pudieron soportar sin despedir a ninguno de los empleados.

“Nuestras ventas a través de la plataforma han crecido exponencialmente y ahora constituyen la principal fuente de ingresos de nuestros restaurantes. Estamos muy satisfechos de pertenecer a la red de servicio y oportunidades que es Uber Eats”, afirman con optimismo.
 

Edición: Ana Ordaz