Con la “excusa” de la práctica del fútbol, la Asociación Chicas Unidas-Girls United FA México busca fomentar el empoderamiento y equidad de género en las comunidades del sur del estado, al brindar un espacio de desarrollo para niñas y mujeres.
“El objetivo es que se desenvuelvan a través del fútbol, pero sobre todo empoderarse, darles habilidades de vida, ayudar a las niñas a que encuentren sus propias voces y sentirse seguras de sí mismas para que salgan a buscar y luchar por sus sueños”, explica Romina Calatayud Martínez.
Con presencia en Bacalar, José María Morelos y Othón P. Blanco, la organización fue fundada por Romina Calatayud hace cuatro años, primero como un club deportivo dirigido a la formación de cuadros femeninos, pero sobre todo con el objetivo de aportar herramientas que fomenten la equidad de género y empoderamiento en las comunidades.
“Fundé esta organización con esta excusa, el impacto que se les puede dar a las niñas y mujeres para desarrollarse en un espacio distinto, pero utilizando este poder que tiene el fútbol de hacer ruido para tratar de generar equidad en las comunidades al cambiar los estereotipos que se puedan tener”, menciona Calatayud Martínez.
Por eso, la metodología de Chicas Unidas-Girls United FA Mexico se centra en dotar de habilidades sociales y emocionales a las niñas y jóvenes, de manera que tracen un futuro más ambicioso dentro o fuera de lo deportivo y que ello cree un impacto multiplicador en sus comunidades.
En entrevista con La Jornada Maya, Calatayud Martínez recalca cómo las actividades extra escolares en edad infantil otorgan habilidades para la vida y el impacto más allá del propio deporte se lleva por años.
“Las amistades, los contactos, los valores, la disciplina incluso y todo eso es muy importante y lo lindo de esos espacios es que, como nuestro enfoque es crear espacios seguros, nos lleva a tener acercamientos con las niñas sobre temas que pueden ser difíciles”, cuenta.
En este contexto, destaca cómo se aborda con las niñas y adolescentes principalmente temas como de sexualidad, menstruación y otros asuntos que forman parte de la construcción de un círculo de confianza.
La organización trabaja con niñas y jóvenes de 5 a 18 años y aunque también se han desarrollado proyectos para mujeres adultas, el foco de atención son las menores. Hasta antes de la pandemia su trabajo alcanzaba a un total de 600 niñas al año a través de distintos proyectos, como clubes, talleres en escuelas y competencias.
En el contexto de la pandemia, Calatayud Martínez asegura que Chicas Unidas se ha tenido que adaptar a los protocolos y generado grupos reducidos de entrenamiento; pero proyecta que en los primeros tres meses de este año haya grupos más personalizados para alcanzar a unas 60 u 80 niñas y jóvenes.
A través del proyecto Pioneras la organización entrena presencialmente a unas diez menores, las cuales tienen un seguimiento personalizado de metas. “Hemos sido muy creativos para cumplir con los protocolos”.
“Cada inicio de mes, planteamos objetivos a través de diferentes actividades en canchas y luego las desarrollamos; no deja de ser fútbol, pero la metodología nos permite hablar de otras temáticas de manera intencional, desde inspirarlas, hablar de liderazgo, autoconocimiento, trabajo en equipo y por las tardes tenemos los entrenamientos”, detalla.
Romina Calatayud dice que las propias niñas reconocen que este espacio ha sido importante para el diálogo en confianza, sobre todo en el contexto de la pandemia.
El club tiene tres entrenadoras principales, que son identificadas como líderes en las comunidades y a quienes se les capacita y apoya para su desarrollo personal y profesional. Se trata de Mabel Velarde, originaria de Bacalar; Alexa Viera, de Chetumal y Anahí Cobá, en José María Morelos.
“Son mujeres de Quintana Roo que tienen historias muy bonitas, pero también tenemos una entrenadora que viene de Ecuador y tiene estudios de diversas ramas, fue jugadora profesional y tiene el antecedente y de cómo funciona el tema formativo”, añade la entrevistada.
A Chicas Unidas-Girls United FA México lo financian empresas privadas y corporativos; así como recaudaciones de fondos y autogestión, pues ofrece programas sin costo. Aún con los prejuicios que existen sobre el fútbol como un deporte varonil, el club ha sido bien recibido: “se han logrado superar estos retos, que incluye abrirse espacios exclusivos y que sean respetados”.
“A pesar de todo eso, hemos visto que hay muchas ganas de mujeres que juegan y se esfuerzan, aunque no haya apoyos se han ganado espacios y a pesar de que hay gente como que no ‘agarra la onda’, hay quienes sí seguimos buscando los espacios”, puntualiza.
En este lapso de cuatro años destaca resultados importantes en cuanto a la actitud de niñas cuyo liderazgo se refleja en la cancha. Adicionalmente, aunque inicialmente se instaló como un club de carácter formativo, Chicas Unidas se ha consolidado en lo competitivo, por lo que han ido generando redes con clubes profesionales y universidades que otorgan becas deportivas, creando oportunidades para aquellas que aspiren a niveles más competitivos.
Edición: Elsa Torres
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