Predicciones de abuelos mayas en Kantunilkín, realidades en la actualidad

Texto y foto: Raúl Balam
La Jornada Maya

Kantunilkín, Quintana Roo
Miércoles 25 de julio, 2018

El pasado 17 de mayo de 2018 cumplí 93 años y he sido testigo de varios acontecimientos que predijeron mis abuelos y que actualmente están sucediendo, destacó don Pascual Baak Chuc, uno de los custodios de la iglesia de la Inmaculada Concepción, patrona de Kantunilkín.

Recordó que a los 15 años su papá lo llevaba a pasear en las festividades en honor a los santos reyes de Tizimín, Yucatán, pero iban caminando o, en el caso de algunos que tenían mejores condiciones de vida, viajaban a caballo y tardaban tres días en el trayecto.

Explicó que el camino hacia la ciudad del oriente estaba por el cementerio; era una vereda y en el primer día tenían como destino Tixcancal y en el segundo día la ranchería de Chan Cenote, Yucatán.

“Los pocos habitantes que tenía Kantunilkín prácticamente pasaban una semana en las festividades. El pueblo quedaba vacío, ya que en ese entonces sus pertenencias, como la ropa, las llevaban en bolsas y mochilas, pero lo más importante era que había personas agradecidas que durante la estancia les brindaban alojamiento”, precisó.

De igual forma comentó que no había gente malintencionada o que robaran las pertenencias como en la actualidad; aunque en ese tiempo, con 20 o 30 pesos hasta sobraba para participar en las festividades, ya que todo estaba barato.

Baak Chuc recordó que cuando iniciaron las festividades de la expo feria que se celebra en el mes de mayo en Kantunilkín, los pobladores traían a pie los toros para las corridas en los ranchos de Tixcancal, Yucatán.

Recalcó que la gente vivía más años, porque consumían productos naturales como son el frijol, calabaza, camote, yuca, tomate, cebollas, cilantro, rábano y cuando querían comer carne era venado, tepezcuintle, jabalí, pavo de monte, porque había en abundancia, y además, cerdos y gallinas, alimentados con maíz y hierbas que buscaban en el patio, no como ahora, que todo lo que consume la gente son puros químicos e industrializados.

Dijo que la forma en que las familias lograban tener sustentos económicos era vendiendo algunos animales de traspatio, como gallinas y cerdos, porque no había empresas o dependencias de gobierno como en la actualidad. Algunos, para tener algunos productos básicos realizaban el famoso trueque.

También recordó que su abuelo le contaba que algún día pasaría un camino en el centro de Kantunilkín, al que iban a llamar [i]sak bej[/i], o camino blanco, pero en ese tiempo no era muy creíble porque todo era selva y sólo habían veredas de cazadores y personas que se dedicaban al campo.

Sin embargo dijo que actualmente ese camino ya es una carretera que conduce por el rumbo al puerto Chiquilá y hasta por Tizimín, Yucatán.

Otras de las predicciones que hacían los abuelos fue que algún día la gente iba a terminar comprando agua; en ese tiempo toda la gente tenía pozos artesanales y era una zona de muchos cenotes por lo que dudaban de lo que les comentaban, pero en la actualidad es una realidad.

“Lo que sí predijeron los ancianos y ni yo lo he visto fue que algún día una mujer vestida de mestiza venderá en un recipiente pequeño un poco de agua, porque supuestamente se agotará el vital líquido y la verdadera lucha será el agua”, finalizó.