Rosario Ruiz
Foto: Cuartoscuro
La Jornada Maya
Playa del Carmen, Quintana Roo
Martes 23 de junio, 2020
La ley federal que rige el manejo de los delfines es insuficiente y son necesarias leyes locales que garanticen el buen trato de los animales; los congresos estatales deben legislar en la materia, señaló Yolanda Alanís, médico cirujano con maestría en antropología social y consultora de la organización Conservación de Mamíferos Marinos de México.
“Ojalá (que los legisladores) tuvieran a bien revisar el abuso y la crueldad tanto para animales como para humanos que significan estos lugares”, dijo la especialista, que desde 1997 investiga los delfinarios y es pionera en este tema.
[i]La Jornada Maya[/i] intentó contactar a los diputados de la Comisión de Medio Ambiente y Cambio Climático para cuestionarlos sobre este tema pero no fue posible localizarlos.
“Los delfinarios no se tocan, porque según aportan mucho dinero y dan empleos, pero es mucho más lo que ganan (…) no son más que un negocio que hay que detener porque está basado en el abuso”, opinó, agregando que la mayoría de estos comercios están localizados en Quintana Roo debido a la alta afluencia turística.
El desarrollo de esta industria inició en 1970 en la Ciudad de México, donde la permisividad hizo que los ejemplares se capturaran en el Golfo de México y sin normas ni cuidados fuesen llevados a la capital del país. Muchos años después, en 2002, prohibieron la captura de mamíferos marinos en el país, por lo cual empezaron a importarse delfines.
“La industria buscó como tenerlos y los trajo de otros países; el tráfico de delfines más grande que ha habido en la historia fue de 2003, cuando trajeron a Cancún 28 ejemplares de islas Solomon, sin cuarentena y en un transporte brutal de más de 30 horas”, dijo.
En 2006 se prohibieron las importaciones de mamíferos marinos y a partir de entonces se suponía que iban a ser mejor tratados porque la única opción sería reproducirlos en cautiverio, pero muchas crías se morían, por lo que se dedicaron a estudiar la manera de reproducirlos. Pasaron de reportar 10 por ciento de delfines nacidos en cautiverio a entre 50 y 60 actualmente; algunos lugares aseguran tener delfines de segunda generación.
De acuerdo con la doctora, “lo que hacen es reproducción artificial de los delfines, le extraen semen al macho, lo cual es una violación, y se lo colocan a una hembra a la que previamente le dieron medicinas para controlar la ovulación. Todo el procedimiento es antinatural”.
Añadió: “Ya de por sí el delfinario es un abuso, ni siquiera pueden cazar, cuando son capturados solo comen cuando hacen las gracias que los obligan a hacer, comen pescado muerto, congelado, descongelado y lleno de pastillas y hormonas, se viola su naturaleza y su instinto depredador (…) los delfines son animales de manada y viven con su familia, viven en grupos y están bien estratificados socialmente”.
Acusó que meter en una alberca a delfines que vienen de sociedades distintas provoca una alteración en su comportamiento social porque hay luchas por las jerarquías.
Para Yolanda Alanís los delfinarios “engañan, ocultan y mienten, saben que los delfines sufren estrés, sobre todo los que están en albercas (…) Un delfín libre viaja hasta 200 kilómetros al día y se sumerge 300 metros, y no hay ningún delfinario que le de la mínima parte de las necesidades de espacio que requieren”.
Edición: Elsa Torres
Recientemente, la corte anuló la condena del ex productor de cine por el caso #MeToo
Efe
Francisco Sánchez Gaeta fue localizado sin vida dentro su auto en una carretera
La Jornada
El gobierno de EU pide a la aplicación desvincularse de la empresa china Bytedance
Europa Press
El abogado de los padres aseguró que el encuentro "no tiene nada que ver" con la contienda electoral
La Jornada
