de

del

El 9N 'me cambió la vida por completo', relata víctima de represión policiaca

Wendy recibió dos disparos durante la protesta por el feminicidio de Alexis
Foto: La Jornada Maya

“No tienen a los responsables y aún no hay avances en la investigación; somos nosotros los que hemos ejercido presión, yo tuve que pedir que tomaran evidencias, nosotros como víctimas no sabemos nada… la vida me ha cambiado por completo”, cuenta Wendy Andrea Galarza Herrera, a un mes de la represión policial en la plaza cívica del Ayuntamiento de Benito Juárez, en la que recibió dos disparos.

Hoy se cumple un mes de la protesta por el feminicidio de Alexis en Cancún. Se acumulan también 31 días desde la noche en que policías municipales dispersaron la manifestación con el uso de armas de fuego, golpes y detenciones ilegales en contra de quienes participaban en la protesta, la cual se tornó violenta a causa de grupos infiltrados.

Sobre la indagatoria iniciada por la Fiscalía General del Estado (FGE), la última información se emitió el pasado 16 de noviembre, cuando el fiscal Óscar Montes de Oca informó que “continúa robusteciéndose la carpeta de investigación a fin de determinar la probable responsabilidad de los servidores públicos que -de manera irresponsable- accionaron sus armas, incurriendo en un exceso del uso de la fuerza que dejó como saldo dos periodistas y cinco civiles lesionados”.

Indicó que no sólo la FGE estatal investiga estos hechos, sino también la Fiscalía General de la República (FGR) con la intervención de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y su homóloga estatal (Cdheqroo).

Por la represión fue cesado el secretario municipal de Seguridad Pública de Benito Juárez y el Ejecutivo estatal aceptó la separación del cargo de Alberto Capella Ibarra, titular de Seguridad Pública de la entidad, hasta esclarecer los hechos.

 

Foto: EFE

 

Noche de pesadilla

Esa noche del 9 de noviembre, Wendy, de 29 años, recibió dos disparos: uno en su muslo derecho de entrada por salida, y el segundo en un glúteo que salió a un costado de su vulva; hoy, cuatro heridas la mantienen incapacitada para retomar sus actividades laborales, pero sobre todo enfrentando los estragos emocionales que esto le causó. 

En entrevista para La Jornada Maya, Wendy relata que ve con impotencia como las autoridades continúan evadiendo su responsabilidad; mientras, ella y su pareja no pueden recuperarse. 

“Queremos que se nos reparen todos los daños, sicológicos y económicos; cambió mi vida, tengo miedo todo el tiempo, lloro todo el tiempo … económicamente estoy acabada, no puedo trabajar, nadie me está apoyando económicamente, yo no tengo familia aquí”, cuenta. 

La joven, integrante de colectivos feministas que aquel lunes acuerparon la rabia de amigos y familiares de Alexis para gritar y protestar por su asesinato, cuenta que a un mes de haberse registrado esos hechos, el proceso legal se ha paralizado, aunque continúan a la espera de avances. 

“Somos nosotros (víctimas) que ejercemos presión para saber cómo va el proceso, nosotros como agraviados no tenemos esta parte aclarada, porque no ha habido responsables, aunque haya sido noticia en medios internacionales, no tenemos certeza de si se va a hacer justicia o no”, relata. 

Tampoco han recibido ningún tipo de apoyo para su recuperación; el 9 de noviembre, en el Hospital General en Cancún, salió a las dos horas de haber ingresado pues sólo se le practicaron unas radiografías y una curación en la herida de la pierna causada por una de las balas, pues no se le detectó el segundo impacto.

 

Los disparos

El 9 de noviembre, Wendy y su pareja alcanzaron la protesta en la sede del Ayuntamiento; ya había pasado por la Fiscalía General. 

“Íbamos en motocicleta, nos estacionamos del lado izquierdo, nos incorporamos a la manifestación, llevábamos como 10 o 15 minutos de haber llegado y cuando empiezan a quitar los tablones de palacio escuchamos primero tres detonaciones y de ahí empezó todo el desastre”, relata. “Empezamos a correr, tratamos de mantener la calma y regresamos a nuestra motocicleta, huíamos de los policías, que empezaron a salir del lado derecho del palacio y no imaginamos que saldrían más del otro lado, de donde estábamos estacionados”. 

Al tratar de salir en su motocicleta, un policía les obstruyó el paso y con ambos encima del vehículo fueron acorralados; uno de los elementos policiales golpeó el automotor y los pasajeros cayeron al piso. 

Tirados, ella y su pareja comenzaron a ser golpeados con objetos que los policías traían consigo: recibieron agresiones en la cabeza y piernas; fueron pateados y arrastrados con la intención de separarlos mientras ellos se aferraban uno a otro. 

“Como no pudieron separarnos, por lo mismo que recibíamos golpes y agresiones verbales, fue horrible”, y sostiene que fue hasta que llegaron otros civiles y reporteros a documentar el hecho cuando un policía se dirigió a ellos para advertirles que tenían tres minutos “para largarse”. 

“No puedo decirte en qué momento recibí los dos disparos”, sostiene Wendy, pero advierte que la médico legista de la Fiscalía dijo que habían sido “de cerca”. 

La mujer, junto con el resto de las víctimas, asegura que incluso en la Fiscalía se están borrando las evidencias y son ellos quienes llevan las pruebas para agregarlas a la carpeta de investigación. 

“Estamos abandonados, no tenemos llamadas de nadie para recibir algún tipo de apoyo económico o moral y no es justo que se levanten el cuello cuando ni siquiera estoy en el radar, sólo se dirigen a los compañeros que saben que están en los medios”, acusa la joven en su frustrante exigencia de justicia.

 

Edición: Laura Espejo