"Tengo 90 años, y siento que voy a morir pronto, pero estoy feliz porque he vivido muchos años, he visto muchas cosas, algunas tristes, pero he vivido momentos felices en esta tierra, aunque si no muero también estaré feliz", expresa Bacila Tzek Uc, una mujer maya, la ultima partera de Yaxhachén, quien es retratada en el documental Jats’uts Meyah, que en maya significa hermosa labor.

Este largometraje documental retrata las prácticas ancestrales mayas como la partería, la milpa, el campo, en general el trabajo cotidiano y sustentable, a través de los ojos e historias de personas que viven en la comunidad de Yaxhachén, quienes hablan de sus trabajos, las necesidades de su pueblo y cómo este tipo de trabajos se van perdiendo con el paso del tiempo por la migración, por temor de las mujeres de ser encarceladas por si sale algo mal con el parto, y por otros efectos sociales.

Labores importantes y dignas pero que no suelen ser representados en los medios u otros espacios de difusión, por eso la película quiere demostrar lo increíble que son para revalorizarlos.

Amanda Stickland, directora del documental, hablado en su mayoría en maya, platica con La Jornada Maya sobre su trabajo, el cual ahora está en la espera de ser proyectado en diversas festivales alrededor del mundo, su importancia y otros temas.

La cineasta indica que todo el documenta es narrado por las palabras de los personajes, frente la cámara, son los protagonistas, no hay antropólogos o académicos en alguna oficina, o biblioteca, son los mismos pobladores que hablando de la cultura maya, desde necesidades y de cómo viven.

Una de estos personajes es Bacila, partera y yerbatera que a sus más de 90 años sigue recibiendo bebés, y nunca se la ha muerto uno. Es la última partera de Yaxhachén, y ve con nostalgia como esta práctica ancestral poco a poco se va extinguiendo de la comunidad, pues ya nadie se está entrenando porque es un trabajo no valorado, las mujeres tienen miedo de terminar en la cárcel si algo sale mal.

“Hay un miedo de ser partera, tienen que asumir muchos riesgos, es difícil ser partera, hay que tener mucha pasión como doña Bacila, lleva tantos años haciéndolo que no tiene miedo”, comenta la directora y revela que la mujer le encargó personalmente contar su historia, para que sus conocimientos sean trasmitidos después que haya muerto.

Por otro lado, Amanda reconoce que el documental también es feminista porque presenta la labor de la mujer cotidiana, le da dignidad, las empodera, porque la mayoría de los hombres reciben crédito por migrar, mandar dinero, sin embargo son las mujeres que se queden en el pueblo y deben hacerse cargo de todo, de los hijos y mantener las tradiciones vivas. Asimismo, el largometraje rescata y valoriza la lengua maya, pues casi todo el material está en esta lengua que está agonizando.
 


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