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Astrid Sánchez
02/09/2024 | Mérida, Yucatán
Para contribuir a las acciones de salvaguarda del bordado artesanal maya-yucateco, la Unesco estableció como eje de trabajo las reflexiones sobre masculinidades e implementó talleres impartidos a hombres que se relacionan con las artesanas y a aquellos que también realizan esta actividad recientemente declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de Yucatán.
Los encuentros permitieron a los participantes recolectar información sobre prejuicios de género para crear en conjunto una guía para fomentar masculinidades responsables y libres de violencia que se encuentra en proceso de creación en Yucatán.
El objetivo de los talleres es acelerar la igualdad de género, la competitividad del bordado artesanal maya-yucateco y también mejorar la economía familiar.
Fotos: Unesco en México
Más de un centenar de hombres de 12 municipios yucatecos y estudiantes de la Universidad de Oriente, en Valladolid, participaron en los talleres que forman parte del proyecto Desarrollo económico y social con perspectiva de género mediante el arte textil que la Unesco implementa en México y que ha consolidado en el estado.
A través de un comunicado de prensa, la Unesco en México informó que algunos de los prejuicios abordados durante los talleres fueron la asignación de oficios, tareas y prácticas como labores meramente femeninas o meramente masculinas; la infravaloración de las acciones de las mujeres que benefician al patrimonio cultural y a la economía tanto familiar como de sus comunidades; y la contribución del trabajo doméstico y de cuidado no remunerados que realizan las mujeres.
Luis Felipe Romero Hicks Murakami, especialista del Sector de Ciencias Sociales y Humanas de la Unesco, explica que el primer desafío es que los hombres reconozcan las formas negativas que se han enseñado y reproducido de lo que se cree que es ser un hombre, como: practicar, permitir o reproducir relaciones desiguales de poder y ejercer violencia, la cual principalmente es contra las mujeres, pero que también se ejerce entre los hombres.
Además, otro reto es reconocer que existen diferentes formas de masculinidades para entonces asumir responsabilidades y tomar acciones por la igualdad, el cuidado y la paz.
Los participantes de los talleres agradecieron estas reflexiones y compartieron que la experiencia fue positiva.
“No pasarse de lanza con ellas”, resumió Julio César Cámara, policía de Muna, respecto a lo aprendido en el taller.
“Si no sentimos que el machismo es algo malo lo vamos a seguir replicando en nuestras vidas, con nuestros hijos, y este ciclo no se va a romper”, dijo Rodrigo Morales, profesor de Muna, quien reflexionó sobre la forma en la que se reprime a los hombros para expresar y hablar de sus sentimientos.
Por otro lado, la Unesco también detectó que los estereotipos y estigmas de género también impactan en las dinámicas comerciales y de preservación del bordado en Yucatán, sobre todo en los hombres que se dedican a esta actividad.
Como Julio Cab, quien actualmente es director de Cultura del municipio de Teabo, y desde 15 años se dedica al bordado porque descubrió que era una actividad que lo ayudaba a contribuir en la economía de su familia.
Sin embargo, tenía que hacerlo a escondidas porque los hombres bordadores muchas veces eran y siguen siendo señalados como homosexuales, debido a que realizan una labor considerada únicamente para las mujeres. Esto es, al mismo tiempo, un estigma y una carga de discriminación contra la diversidad sexual.
Y este señalamiento no sólo afecta la autoestima de los artesanos sino que es utilizado como herramienta para demeritar su trabajo, como guerrilla comercial para reducir sus posibilidades de venta o de promoción.
“Estos sesgos también deben ser abordados y erradicados para lograr una verdadera inclusión que además impulsa un entorno de competencia económica justa y minimiza los daños a la economía de, incluso, toda una comunidad”, advierte el organismo de la ONU.
Aunque también es posible encontrar historias positivas, como la de Francisco Canche Pat, bordador de Kimbilá, en Izamal, quien aprendió a bordar con la ayuda de su tía, pero proviene de una familia donde su padre y su tío también bordan.
“El trabajo no tiene sexo”, defiende.
La Unesco impulsa estas actividades como parte de las acciones para contribuir a erradicar las problemáticas que enfrenta el bordado maya-yucateco, que son demasiadas y que atentan contra el patrimonio cultural, como la venta abaratada, las desventajas por la digitalización del comercio, la producción industrial de prendas, entre otras.
El proyecto en Yucatán abona a la salvaguarda del bordado maya-yucateco, una práctica ancestral en la que se han detectado al menos 38 diferentes tipos de puntadas.