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Rodrigo Medina
22/11/2024 | Mérida, Yucatán
Una de las cosas que Zelmy Domínguez Chan descubrió con la inquietud y la curiosidad de sus 8 años de vida fue el bordado yucateco. Desde ese momento supo que este arte la acompañaría a través de las telas y también la acercaría a vínculos humanos y memorias.
Zelmy Domínguez Chan participó en Original. Encuentro de arte textil mexicano, gestado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) y por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, el cual reunió a bordadoras de todo el país durante los días del 14 al 17 de noviembre, en Los Pinos, Ciudad de México.
Foto: Zelmy Domínguez
“En los talleres y las pláticas que tuvimos, llegamos a la conclusión entre todas las mujeres que el bordado es lo que nos hace coincidir en nuestra vida. Es el punto medio de todas las bordadoras de México. Vimos que hay una gran variedad de puntadas, materiales, hilos. Otras formas de bordar”, comentó Domínguez Chan, bordadora del municipio de Tekit, en entrevista con La Jornada Maya.
“Me gustaba ver cómo mi mamá y mi abuela hacían sus bordados, era curiosidad de niña, pero a partir de eso fui descubriendo otro tipo de trabajos como las puntadas en canebá, la máquina de pedal y la máquina 20U. Quería saber cómo todo eso funcionaba”, relató.
Foto: Zelmy Domínguez
Actualmente, Domínguez Chan se desenvuelve en tres áreas en este arte: en las puntadas a mano, en máquina de pedal y en máquina 20U, la cual es una de las que más le gustan.
“Mi mamá me enseñó, decía: ‘aunque no lo trabajes tienes que hacerlo porque es parte de nosotras. Una yucateca sin que sepa hacer xook chuy no es una yucateca’”, agregó Zelmy Domínguez.
Parte de su enseñanza la obtuvo en su trabajo en Guayaberas Campos, aunque en la empresa sólo tuvo una probadita de este extenso arte.
Foto: Zelmy Domínguez
“Mi curiosidad y mis ganas de aprender me hicieron comprar mi máquina 20U y yo solita me fui ingeniando, a mis 17 años. Hasta ahora soy profesional en esto, a mis 35 años.”
Una mujer de su comunidad, Elvia Campos, le enseñó la base del bordado y la importancia de hacer trabajos de calidad.
“A ella le tuve mucha admiración porque no nos enseñó a ganar el sustento sino a dedicarnos a trabajar con calidad, porque creo que en esto viene primero la calidad que la economía”, señaló.
Foto: Zelmy Domínguez
Para Zelmy Domínguez, un bordado con calidad, sea en punto de cruz, en máquina de pedal o 20U, se distingue por su alineación y su perfil: entre lo fino, lo parejo y la elegancia, así como por la durabilidad.
“Hay mucha gente que nota a simple vista como es un trabajo fino. Un producto que no es de calidad, no llama la atención. Los que sí, son bonitos y estructurados, alineados. A veces volteas al bordado y se ve mal, en uno de calidad se ve bien perfilado”.
El bordado para Domínguez Chan forma parte de la historia de su estado, su cultura y su familia.
Foto: Zelmy Domínguez
“El bordado significa mi patrimonio antes que nada, mi historia familiar y mi historia como bordadora de Yucatán, llevo en mis manos una herencia de años y siglos. Aparte de que es mi sustento, forma parte de cómo me expreso”.
Mediante su trabajo de bordado, ha logrado que el Ayuntamiento de Tekit le brinde un espacio al colectivo de bordadoras Ko'ox Chuuy Tekit del que ella es vicepresidenta. En él, las integrantes se reúnen a recibir talleres y a rescatar puntadas de manos de mujeres mayores. Ahí trabajan de 4 a 5 de la tarde, todos los lunes.
“A través del rescate que hacemos no se pierde la herencia de las puntadas antiguas. Hay muchas mujeres mayores que conocen puntadas, que las jóvenes no conocemos”.
Algunas de las puntadas a mano que este colectivo rescata son el Xmanikté y el Mol mis, así como el punto de cruz.
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Edición: Estefanía Cardeña