Incineradas, siete de cada 10 personas fallecidas por COVID en Yucatán

Aún hay espacios en cementerios de Mérida, señala Héctor Morali
Foto: Cuartoscuro

Alrededor de 30 por ciento de las personas fallecidas a causa del COVID-19 en Yucatán es inhumado, es decir, sus restos son enterrados en algún cementerio; por el contrario, el restante 70 por ciento es incinerado, de acuerdo con Héctor Morali Tinajero, representante de la Asociación Nacional de Directores de Funerarias en Yucatán.

La mayoría de los entierros se da en en los  municipios del interior del estado, y no tanto en Mérida, donde los cuerpos no son enterrados sino incinerados, indicó el ejecutivo.

“Considero que aún hay espacio en los cementerios de Mérida, y que no están saturados, a pesar de haber más muertes todos los días”, aseveró. 

Indicó que, antes de la pandemia, en promedio registraban 25 fallecimientos en la capital yucateca. Sin embargo, ahora la cifra va más arriba del doble; entre todas las funerarias, diariamente ofrecen más de 50 servicios. 

En los cementerios municipales de Mérida, las cremaciones igual han tenido un incremento gradual en relación a las inhumaciones. Por ejemplo, de enero a abril hubo entre el 84 y el 87 por ciento de inhumaciones, y del 16 al 13 por ciento de cremaciones.

No obstante, a partir de mayo los números cambiaron y se registró un decremento en las inhumaciones y un aumento en las cremaciones; quedando del 70 al 76 por ciento las primeras y del 24 al 30 por ciento las segundas.

En mayo, los cementerios municipales tuvieron 193 inhumaciones y 60 cremaciones; en junio, 207 inhumaciones y 72 cremaciones; y hasta la primera quincena de julio, 115 inhumaciones y 48 cremaciones.

En Yucatán hay registradas alrededor de 65 funerarias y 13 crematorios. De estos últimos, 11 están ubicados en Mérida, uno en Valladolid y otro más en Tizimín.  

Protocolo oficial  

La guía de manejo de cadáveres por COVID-19 (Sars-Cov-2) en México, del gobierno federal, detalla que la disposición final del cadáver será lo más pronto posible, preferiblemente mediante cremación; en caso de no poder realizarla, se practicará la inhumación en sepultura o bóveda.

Si el destino final es entierro, éste se dará en las condiciones habituales. Las cenizas pueden ser objeto de manipulación sin que supongan ningún riesgo. 

En cuanto a la atención en funeraria, la guía señala que el personal de la funeraria y sus directivos deben de seguir las recomendaciones de la Jornada de Sana Distancia. 

“No se deben realizar actuaciones de limpieza ni intervenciones de tanatopraxia o tanatoestética sobre el cadáver, si no se puede garantizar el uso correcto de equipo de protección personal apropiado. No se deberá realizar embalsamamiento en caso de no contar con equipo de protección personal y capacitación sobre su uso adecuado”, es la instrucción.

 

Edición: Enrique Álvarez


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