Por: Hugo Castillo
Pese a que la actual pandemia de COVID-19 está generando una disminución en el número de suicidios de Yucatán, dicha baja no significa que se esté solucionando el problema, asegura el sicólogo Joel Hernández: “sólo podemos esperar un eventual aumento de los casos cuando el encierro ceda y la situación ‘mejore’”.
Hernández, especialista en sicoterapia y ex coordinador del área de sicología de la Clínica de atención integral rehabilitación de personas con problemas de salud mental y adicciones (CAIYRAD), reveló que la actual contingencia de salud por el nuevo coronavirus ha aumentado la ansiedad que experimentan muchas personas.
“Esto significa que los problemas sicológicos que ya traía la gente no solo no se eliminan, sino que en muchos casos se potencian. En mi experiencia de las últimas semanas, 10 de cada 20 pacientes que buscan apoyo están al borde de una crisis mental debido a la pandemia”, comentó.
En días pasados Paulino Dzib Aguilar, director de la Clínica en Justicia Terapéutica de Yucatán, comentó que, derivado de las medidas de encierro por la pandemia, la entidad podría ver una disminución en los casos de suicidio locales, sin embargo, Hernández asegura que dicha baja no será indicio de una mejoría social.
“Lo que pasa es que la convivencia forzada, derivada del distanciamiento social, está tapando los problemas de muchas personas. La gente ha dejado de suicidarse porque la situación no se los permite, pero eso no significa que no vayan a intentarlo una vez que finalice la contingencia”.
El aumento de la ansiedad y las medidas de distanciamiento están convirtiendo a este sector en una “olla” en la que la presión está subiendo y “el punto de quiebre” ocurrirá cuando la contingencia comience a relajarse y la gente ya no tenga medios para bloquear sus problemas, “entonces veremos un aumento de los suicidios”, afirma el sicólogo.
Un panorama común
Hernández señala que dicho panorama se replicará en diversos sectores de la población local, pues la ansiedad está detonando efectos similares en personas con alcoholismo, drogadicción y otros padecimientos: “si bien todas estas enfermedades han disminuido como producto del encierro y de algunas otras medidas de salud temporales, no es posible esperar que dicha situación dure por mucho tiempo.
Ante este panorama, el especialista llamó a generar una sinergia entre los especialistas del ámbito y el gobierno que permita una reactivación estatal que vaya de la mano con la realidad sanitaria en la entidad, pues asegura que en Yucatán existen buenos programas que pueden ser aprovechados para hacer frente a los efectos mentales de la pandemia.
“El principal impacto sicológico del COVID-19 ha sido visibilizar las debilidades de la gente y no podemos esperar que una vez que éstas hayan salido a flote se curen por sí mismas. Si no queremos llegar a una crisis de salud mental en el estado, será necesario que como sociedad acompañemos las medidas de reactivación y apertura con programas enfocados en el cuidado de la salud mental”, finalizó.
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