Es un gran cúmulo de sueños frustrados los que la pandemia del COVID-19 dejó -y sigue dejando- a su paso. Negocios en quiebra, estudios truncados, y en el caso de la multifacética Bárbara Fox, acabó con la posibilidad de representar a Yucatán en Europa. Antes de la contingencia, la actriz planeaba enfundarse en su tradicional terno de Yucatán y llevar su talento a Madrid.
Acostumbrada a marcar tendencias, la vedette afinaba los últimos detalles del viaje que la convertiría en la primera artista transgénero yucateca en conquistar el viejo continente. Soñaba con llevar el nombre de su estado con orgullo e incluso varias amistades ya la esperaban para recibirla como se merece. Lamentablemente, la situación no lo permitió.
Pese a la emergencia que tiene paralizado a prácticamente todo el mundo, Bárbara no ha permitido que la angustia le robe la esperanza de llevar su espectáculo a otras ciudades del globo. Además de promocionar la cultura del estado que la vio nacer, buscará ampliar sus horizontes de conocimiento y ver con sus propios ojos ese continente por vez primera. No tiene dudas que así será.
Mujer, reina y estrella
La que fue la primera mujer transgénero registrada en Yucatán ya inspiró un calendario, un perfume, un libro autobiográfico y hasta una muñeca. Bárbara Fox arriesgó su vida para encontrar su felicidad. Tras más de 40 años de carrera, la artista puede asegurar sin temor a equivocarse: “Soy una mujer, una dama, una reina y ¿por qué no? Una estrella”.
Bárbara es un personaje al que dio vida, su nombre artístico. Ella es independiente y su plus radica en ser vedete, de las grandes. Baila, actúa, canta y se ha presentado en todo tipo de escenarios. Han pasado más de 45 años desde su nacimiento, y así como ha sido testigo de las épocas de gloria, ha luchado al pie del cañón por los derechos de la diversidad sexual.
La historia de Bárbara comenzó en Mérida, en donde incursionó en el teatro, cabaret y cine. Su vocación artística le procuró experiencia y madurez, virtudes que la han llevado a escenarios nacionales.
“En la comunidad hay personas gays que no necesariamente son mujeres; es gente con preferencias, y ante la sociedad aparentan ser heterosexuales. Pasan desapercibidos porque no son mujeres, como yo, atrapadas en un cuerpo diferente”, adelantó.
“Como parir diez veces”
Bárbara siempre supo que nació mujer. Sus sentimientos y emociones -recuerda- siempre correspondieron “a los de una dama”, pese a considerarse atrapada en el cuerpo de un hombre, situación que “le hizo mucho ruido” y al paso de los años la llevó a cambiar de sexo, necesitaba saberse mujer.
El procedimiento lo realizó a mediados de los años 80, en la Ciudad de México, cuando su carrera artística iba en ascenso. Las escenas de desnudos que protagonizaba en ese entonces la orillaron a hacer ese cambio.
“No es nada más ‘me opero porque me opero’”, aclaró. Tras la cirugía, es preciso un tratamiento hormonal y sicológico, además de la aceptación que exige una decisión de ese tamaño. Es un viaje sin regreso.
Fueron días incómodos para ella. La diva reveló que el cambio de sexo es una operación “terriblemente dolorosa” y aún más en aquella época de austeridad tecnológica. “Es como parir diez veces”, sentenció; aunque pese al dolor, su deseo de consolidarse como mujer pudo más, y asegura que incluso lo disfrutó.
Tiempos de inquisición
Además, dijo, hay la moda de que los varones prefieren a una chica travesti, “tienen más pegue”, pero no todas piensan en eso. Ella fue la primera en Mérida y “habrá una que otra”, pero escondidas, no tan públicas.
Dice que vivió en la época de la inquisición, tiempos en los que el hecho de ser una mujer transgénero era mal visto, “no como ahora, que cualquiera se pone un vestido y es mujer”.
En el ámbito familiar señaló que le fue “bien y mal”, pues como a muchas mujeres trans su familia le dio la espalda. En su época, el que no era gay era marido del gay, entonces considera que los mayates deberían tener una letra en el colectivo.
Está mal hecho
“Está mal hecho porque anteponen la L de lesbianas, y las lesbianas no tienen por qué encabezar esa lista, debe ser G de los gays, M de mayates, T de transgénero, L de lesbiana y luego los bisexuales, swingers, drags y todo lo que está saliendo ahorita”, expuso.
Bárbara Fox dice que, como pionera y pilar de la comunidad, tiene derecho a decidir. Como nadie le pregunta nada, “hacen, viran, tornan y así se quedó”. Aunque aclaró que hay cosas en ese ámbito con las que no está de acuerdo y opina como quien vio el nacimiento de la revolución sexual en Yucatán.
Lamentó que en el estado continúe existiendo la homofobia; discriminación y bullying. Ella misma se ha sentido discriminada -por gente que “vive en Narnia”- aunque celebró que sean más las personas que la quieren y apoyan.
“Si les caigo mal es su bronca, a mí no me interesa. Mientras yo esté bien con Dios, que es el que me va a juzgar. Él es el dueño del circo, y a mí no me importan los monos, ni los payasos, Menos los domadores”.
“La comunidad gay rebasó a los heterosexuales”
En su diagnóstico sobre el estado de la comunidad sexual y sus cambios, Bárbara explicó que ésta ha cobrado fuerza y ahora, afortunadamente, la sociedad es un poco más abierta. “Yo pienso que la comunidad gay ya rebasó a la heterosexual”, aseguró.
Para la vedete, Mérida siempre ha sido una ciudad desbordada en hipocresía y doble moral, a pesar de estar en los primeros lugares de alcoholismo e intoxicación alcohólica, “no lo aceptan”, lamentó.
En lo que le toca, aseveró que hay muchos actores y actrices, pero varios carecen de calidad. A algunos de ellos los tachó de desechables, que, así como llegan se apagan. Ella sabe que en la farándula lo más importante es la vigencia.
“Ahora cualquiera se pone un hipil, menta madres y ya es artista, estrella. Ya te quieren cagar y mofarse de ti, pero los de abajo nunca van a cagar a los de arriba. Eso es parte del proceso y dentro de unos años va a estar peor”, advirtió.
Lo anterior lo atribuyó a una pérdida de la feminidad, el respeto a la mujer. Ella, por el contrario, hace un homenaje a la mujer, no la ridiculiza y caricaturiza, “pero a la gente eso le gusta. Ver a un gay haciendo ridiculeces. No les gusta admirar la belleza, mientras más grotesca esté, más le aplauden”, externó la egresada de Bellas Artes.
La unión hace la fuerza
“Dicen que la unión hace la fuerza, y las mujeres trans en Yucatán deben unirse. Pelear por sus derechos y que se acaben las críticas, la sociedad debe entender. Lo digo por las Bárbaras que vienen, que se preparen y estudien”, mencionó.
Desgraciadamente la situación de muchas mujeres transgénero, al sentirse rechazadas, deriva en la prostitución, alcoholismo, drogadicción, promiscuidad, y según la artista, eso hace que la sociedad las mire de mal modo.
Ante eso, exhorta a quienes se sientan así a pedir ayuda, pues no son pocos los casos de personas que se suicidan al no sentirse cómodos con su cuerpo. Incluso ella lo llegó a pensar, en un tiempo en el que no encontraba sentido a su vida, “¿pero a cuenta de qué?”, cuestionó, “jamás les di el gusto, soy una guerrera”.
Bárbara Fox no tiene dudas que es la estrella que México y Mérida esperaban. Próximamente estará en Europa y tiene la mirada puesta en París. Asegura que conquistará el viejo continente portando su terno y la bandera del colectivo.
“Tengo talento y trayectoria. Lo puedo lograr. No soy una vergüenza, soy un orgullo para el estado”, concluye la artista.
Edición: Ana Ordaz
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