Paul Antoine Matos
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya
21 de diciembre, 2015
La crisis económica a nivel nacional ha provocado una disminución anual del consumo de carne de res, además de que los supermercados ofertan productos que no son de la entidad, lo que afecta la cantidad de sacrificios en el rastro municipal, expresó su director general y de Abastos de Mérida, Santiago Alamilla Bazán.
Sin embargo, el matadero municipal tiene un ejercicio presupuestal eficiente, por lo que disminuyó en 11. 36 por ciento el subsidio que recibe; de 13 millones 200 mil pesos en 2015, a 11 millones 700 mil el próximo año, sostuvo en entrevista con[i] La Jornada Maya[/i].
Alamilla Bazán indicó que la situación económica actual ha colocado el precio de la res alrededor de los 130 pesos por kilo, por lo que las personas con un menor poder adquisitivo sustituyen en primera instancia esta carne por alternativas más económicas como las aves. “Es algo que ocurre a nivel nacional”, expuso.
Al mes, son 450 cabezas de ganado las que se sacrifican en el rastro municipal, muy por debajo de su capacidad, de 5 mil, aunque aclaró que en momentos de bonanza tampoco se alcanza esta cifra.
También se suma que el rastro no cuenta con el certificado de Tipo Inspección Federal (TIF), otorgado por el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), por lo que sus productos no son aceptados en hoteles y restaurantes. Reconoció que son los mercados municipales los que cubren la demanda de carne.
El regidor del Ayuntamiento de Mérida y presidente de la comisión de organismos paramunicipales, Mauricio Díaz Montalvo, indicó que para conseguir la certificación TIF se requiere de una inversión de aproximadamente 20 millones de pesos, recursos que deben gestionarse ante la federación.
El director del rastro municipal resaltó que 2015 cierra bien, con un incremento en las ventas por servicio desde septiembre. Esto, afirmó, permitió la reducción del subsidio a la paramunicipal, por lo que los recursos podrán ser utilizados en otros servicios públicos.
Por el sacrificio del ganado bovino se cobran cuatro salarios mínimos por cabeza, mientras que en el porcino hay una tarifa acorde al peso, desde uno hasta cuatro salarios mínimos, apuntó.
Mencionó que 2016 pinta como un año complicado, pero proyectan mejorar los procesos como el uso de gas y electricidad para las líneas de sacrificio, la caldera y los cuartos fríos; limpieza del área; y refacciones a la maquinaria. Esa situación permitirá gastos más eficientes y mejorar los ingresos, consideró.
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