Texto y foto: Óscar Rodríguez
La Jornada Maya
7 de noviembre, 2015
Como nunca en su historia, la sede del Congreso local se ha vuelto inaccesible al pueblo. A tres meses de haberse estrenado el nuevo edificio, llegar a él es toda una odisea para quienes no cuentan con un vehículo particular, toda vez que no existen banquetas ni cruces peatonales en la zona. Además sólo hay dos rutas del transporte público que llegan al recinto, luego de un recorrido de aproximadamente una hora desde el centro de Mérida.
El pasado 23 de noviembre, el edificio del congreso cumplió tres meses de haber cambiado su sede, luego que se detectaron fallas en la estructura del antiguo inmueble. En el nuevo recinto se invirtieron 110 millones de pesos.
La lejanía del inmueble no sólo mantiene a los representantes populares alejados de la sociedad. También afecta la economía de los más de 190 empleados de base y de confianza que laboran en el lugar, al incrementarse hasta en un 300 por ciento el gasto que realizaban para acudir a su centro de trabajo.
Y es que, aseguraron, luego de 90 días de vida del nuevo edificio, no existe un apoyo por parte de los diputados, lo que afecta considerablemente su economía familiar.
“Antes sólo gastaba 14 pesos en venir de mi domicilio al trabajo, en los dos camiones que utilizaba. Ahora tengo que pagar al menos 28 pesos, además de que tengo que comer de manera forzada fuera de mi casa, pues salgo a las tres y hago casi dos horas para llegar a mi casa”, dijo un empleado administrativo que solicitó que su nombre no fuera revelado.
Sin embargo, reconoció que si bien el cambio de sede fue necesario, por cuestiones de seguridad, el saldo a 90 días de inaugurada la nueva sede resulta negativo, toda vez que sus gastos se han incrementado y sus tiempos acortado.
El entrevistado indicó que uno de los principales problemas es la falta de transporte urbano, toda vez que un camión tarda hasta una hora en llegar del centro a la sede del Poder Legislativo, y si a eso se le suma media hora del trayecto de su casa, ubicada por Plaza Oriente, el tiempo que emplea para transportarse suma más de tres horas diarias.
Otra de las empleadas del inmueble, quien se identificó con el nombre de María, expresó que su economía familiar se ha visto mermada seriamente, al tener que acudir al único comedor cercano, el cual se encuentra en el inmueble y donde una ración de comida llega a costar hasta 45 pesos, más la bebida.
Señaló que es necesario que los legisladores autoricen para el 2016 un incremento a sus sueldos, pues el cambio vino afectar la economía de su familia, compuesta por ella y sus dos hijos, quienes estudian aún en el nivel básico.
Otro empleado del recinto legislativo comentó que su rutina familiar se ha trastornado con el cambio de sede, toda vez que mantenía a sus hijos en escuelas del centro de Mérida y ahora tiene que pagar transporte para que sean llevados a su domicilio en la colonia Jesús Carranza.
Cabe señalar que, de acuerdo con el portal de acceso a la información de la Cámara, un empleado administrativo, una secretaria o un diligenciero reciben un sueldo de 6 mil pesos mensuales en promedio, por lo que en caso de emplear cuatro camiones al día y comer en el recinto, terminarían erogando más del 25 por ciento de su sueldo en transporte y alimentación.
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