Eduardo Lliteras Sentíes
LaJornada Maya
21 de septiembre de 2015
Un estudio científico publicado por [i]The Atlantic[/i] explica cómo el cambio climático, en las tundras del Ártico, está favoreciendo la multiplicación de mosquitos y la consecuencia, por ejemplo, la padecen los Caribús, los que se encuentran debilitados por el cambio de estación en la que florecen los pastos.
El calentamiento ha tenido como consecuencia que los pastos broten meses antes de lo que solían hacer ancestralmente, lo que para empezar ha traído como consecuencia que disminuya la población juvenil de estos animales. Además de que se debilita la población en general.
El problema es que no sólo los mosquitos matan a los Caribús, sino que como cada vez hay más –debido al calentamiento global provocado por el hombre- y como cada vez crecen más rápido –una adaptación del insecto para sobrevivir– el futuro de las grandes manadas de mamíferos se ve cada día más comprometido.
El estudio científico comentado por [i]The Atlantic[/i] es enfático en señalar que los mosquitos crecen más rápido; es decir, su etapa larvaria en el agua es menor para evitar ser depredados.
Yo no sé si el titular de la Secretaría de Salud de Yucatán tenga a la mano algún estudio científico sobre las probables mutaciones de los mosquitos que azotan Yucatán, o si se estén realizando investigaciones –en la Uady o en el Hideyo Noguchi- para tener información científica que permita combatir efectivamente la multiplicación de enfermedades viejas
como el dengue y nuevas como el chikungunya, sin que se descarte la llegada de otras, como la fiebre amarilla, etcétera, como ya advierten otros estudios internacionales de los que seguramente no saben nada los funcionarios estatales.
Hasta ahora, la realidad, es que la autoridad está más bien abocada a justificarse con afirmaciones insostenibles que, en un país mínimamente democrático, ya habrían significado relevos en el cargo. Por lo pronto, en Yucatán lo que tenemos es necesidad de más ciencia, de mayor preparación científicamente sustentada ante los desafíos que plantea el
cambio climático y la llegada de nuevas enfermedades. Y más seriedad en el tema y respeto a los ciudadanos. Basta escuchar a los vecinos de todos los rumbos de la ciudad, lo mismo a estudiantes, amas de casa, trabajadores, universitarios, familiares. Por todos lados se comentan casos de personas enfermas, de casos más o menos graves. Nadie cree
que en Yucatán sólo se hayan reportado unos 400 casos como dice la Secretaría de Salud. Como me dijo una camarera en un restaurante en Mérida: ¡sí, son 400, pero diarios!
[h2]Saqueo e impunidad en Yucatán[/h2]
El saqueo y el robo en los municipios de Yucatán, por parte de los alcaldes salientes, es una tradición impune que raya en la complicidad de quienes se supondría deberían velar por la aplicación de la ley y vigilar el uso correcto de los dineros públicos. Hablamos de la Auditoría Superior del Estado pero también del Congreso de Yucatán. El problema es que cada tres años las administraciones municipales salientes, en muchos casos, se comportan como las hordas de Atila y dejan a las administraciones entrantes demandas laborales, oficinas saqueadas, vehículos convertidos en chatarra y millones de pesos en préstamos que pesan en menoscabo de los servicios que prestan a los ciudadanos los ayuntamientos. Esto sin olvidar la práctica del compadrazgo en la asignación de obras o el nepotismo en la repartición de cargos, por no mencionar la intención de heredar la alcaldía, de papá a hija o a esposa, tío o compadre.
El caso reciente del municipio de Hunucmá, donde el Gobierno del Estado de Yucatán anunció junto con la cervecería Modelo la construcción de una planta (y de una fábrica de botes de aluminio) con una inversión de 5 mil millones de pesos, es un ejemplo del saqueo: el ex alcalde, antes de dejar la oficina del ayuntamiento de dicho municipio yucateco se llevó uno de los dos camiones recolectores e inclusive cambió las llantas de las patrullas. También se llevó sillas, computadoras e inclusive cables, como reporta la excelente nota de Paul Antoine Matos en La Jornada Maya.
En el colmo también se embolsó los escasos 9 millones de pesos que entregó –previo generoso descuento de más del 90 por ciento aprobado unánimemente por el anterior cabildo sin mayor justificación- la Cervecería Modelo a dicho ayuntamiento, por concepto de licencias y trámites.
Es decir, la Modelo pagó una bicoca por instalarse en ese marginado municipio yucateco y utilizar a placer sus recursos como el agua. La corrupción, hace el resto.
Por último, hay que señalar que los viajes al extranjero por parte de funcionarios estatales se han convertido en salidas muy frecuentes con escasa justificación, si tienen alguna, con cargo al erario público en época de supuesta “austeridad”. Lo peor es que ahora nos enteramos que los viajes incluyen desplazamientos con familiares y a ciudades distintas a las que se mencionaron oficialmente para justificar las salidas de varios secretarios del gabinete estatal a Italia. En época de vacas flacas, con 3.5 menos de presupuesto, esto no es aceptable, por no decir que es un insulto.
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