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Carlos Meade
Foto: Archivo / La Jornada Maya
La Jornada Maya

Lunes 10 de abril, 2017

La propuesta de ley general de biodiversidad, impulsada por el Partido Verde representa una amenaza para el patrimonio biocultural maya, ya que no reconoce el derecho de los pueblos indígenas en un territorio propio y abre la posibilidad de que la diversidad biológica, manejada y conservada por el pueblo maya, sea patentada por empresas privadas y se ponga a la venta.

El poder de manejar y aprovechar este patrimonio es una condición para aspirar a la autodeterminación. La pérdida de conocimientos, recursos y del control sobre ellos, incide de forma directa en la capacidad de autogestión de las comunidades, por lo que la defensa del patrimonio biocultural es también una lucha política en la que los pueblos se juegan su autonomía y su viabilidad futura.

El concepto de patrimonio biocultural implica la vinculación estrecha entre un territorio y el pueblo que lo habita. En las sociedades que han convivido por miles de años con su entorno natural y co-evolucionado con él, el cuerpo de la tierra y el social se han integrado de manera virtuosa para favorecer el buen vivir de los pobladores y, en condiciones extremas, para al menos garantizar su supervivencia.

Por patrimonio biocultural se debe entender no sólo el conjunto de saberes, técnicas y prácticas relacionadas al manejo de los elementos del entorno. Son también los recursos biológicos colectivos, es decir, los bancos genéticos de plantas y animales domesticados o semidomesticados, manejados, cultivados y conservados por los pueblos indios. Comprende también los agroecosistemas tradicionales, así como los rituales, narrativas y demás formas simbólicas de integración con el territorio, entendido éste como un universo totalizante y complejo del cual la sociedad es sólo una parte.

El patrimonio biocultural es entonces la vinculación dinámica entre un territorio y un pueblo en un horizonte histórico particular. En el caso del territorio peninsular yucateco y de los pueblos que lo habitan podemos considerar que, debido a la unidad lingüística y paisajística, comparten un patrimonio común.

En lo lingüístico, está reconocido que el maya yucateco es una única lengua en toda la península, si bien existen variedades dialectales entre el que se habla hoy día en Yucatán, Campeche y Quintana Roo.

A pesar de graduales diferencias paisajísticas, notorias de norte a sur, en la península se comparte una misma biodiversidad. La microtopografía, donde las elevaciones tienen mucha importancia para las condiciones de humedad, provoca que muchos ecosistemas estén presentes en todo este espacio. Esto ha generado una unidad cultural, al menos en lo relacionado al entorno natural.

Este patrimonio biocultural remite a la gran riqueza de conocimientos y prácticas en el manejo de la selva y a las formas de vida y convivencia desarrolladas por los mayas para garantizar la permanencia de la sociedad en los últimos cinco milenios.

Analicemos un elemento conocido:. La palma de huano (xa’an en maya y Sabal yapa según la nomenclatura botánica) es una especie que se ha utilizado desde tiempos ancestrales para techar las viviendas. A pesar de la alta densidad de población y la gran demanda de este recurso en tiempos anteriores a la invasión española, la palma nunca estuvo en peligro de extinción, debido a su buen manejo y a su semidomesticación. Por buen manejo se entiende, en este caso, el saber y la técnica para cortar las hojas y el momento adecuado para hacerlo, así como el tiempo de descanso hasta una nueva poda. Se entiende también el manejo [i]in situ[/i] y el cultivo en los solares o en las partes bajas y húmedas cercanas al pueblo o a las milpas.

Actualmente, la demanda de hojas de huano se ha incrementado significativamente, no por el crecimiento de las poblaciones rurales, sino por las necesidades de la industria turística. De alguna manera, los requerimientos para su aprovechamiento y venta, reguladas por la Conafor, ayudan a que el recurso no se deprede. Sin embargo, se requerirían estudios más profundos y especializados para conocer la situación de la especie y establecer medidas para su manejo sostenible. Por lo pronto, se cuenta con la experiencia y las técnicas de los mayas para su manejo.

Patrimonio biocultural es el huano y su tradición de uso y manejo. Y así como este ejemplo podemos pensar en las más de 150 especies que se cultivan en el huerto familiar, en las más de mil especies de la herbolaria maya y en las mil 500 especies que los mayas aprovechan y manejan en la selva peninsular.

[i]Quintana Roo[/i]

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