Los libros de texto gratuitos en Yucatán

Óscar Muñoz
Foto: Valentina Álvarez Borges
La Jornada Maya

Miércoles 23 de agosto, 2017

Es de todos conocido que los libros de texto gratuito que la Secretaría de Educación Pública (SEP) distribuye cada año en todas las escuelas del país representan el único material seguro que los alumnos tendrán siempre en sus manos durante todo el ciclo escolar. Desde 1960, la SEP incorporó en el sistema nacional de educación este material impreso, que ha sido fundamental en la educación básica del país. Con estos libros han sido formados casi todos los mexicanos de hoy. No cabe duda que estas publicaciones han adquirido una relevancia tal que no es posible concebir el sistema educativo nacional sin los libros de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito (Conaliteg).

Una vez establecida la relevancia de los libros de texto gratuitos en la educación primaria, habrá que averiguar las razones por las cuales estos materiales continúan siendo elaborados por el gobierno federal, sin la participación, directa o indirecta, de los gobiernos estatales. ¿Cuáles serán los factores pedagógicos que han impedido que los gobiernos locales aún no tengan permitido diseñar sus propios libros de texto, si es que los hay? ¿No será, acaso, que en el fondo de esta situación existen más razones políticas o ideológicas que educativas o académicas que lo han impedido?

Será importante señalar que los libros de texto gratuito presentan una diversidad de valores: por una parte, son portadores de la currícula escolar y una propuesta didáctica para tratar los contenidos educativos y, por otra, una colección de materiales que median la relación maestro-alumno y, en la inmensa mayoría de los casos, los únicos materiales escolares de los alumnos del país. Los contenidos de los libros de la SEP mantienen generalmente una relación directa con los programas de educación federal y, al mismo tiempo, estos contenidos responden una estructura didáctica, la cual se liga directamente al enfoque pedagógico con el que son presentados en los programas educativos.

En este contexto escolar, lo más destacable es considerar a los libros de la Conaliteg como la única guía concreta del proceso enseñanza-aprendizaje. Como estos materiales son un reflejo evidente de los contenidos del programa, el sistema escolar está asegurado al operar bajo la tutoría de los libros. Tal vez por ello, el mismo sistema ha impedido que los gobiernos estatales intenten siquiera diseñar sus propios materiales didácticos. En esta situación, Yucatán no se ha visto nunca con este tipo de intenciones. Las diferentes administraciones gubernamentales de la entidad no lo han intentado, tal vez por comodidad o por complicidad, a pesar de saber que los contenidos están muy distantes de las auténticas necesidades educativas de los niños yucatecos.

No es tan difícil concebir una estrategia política para obtener la posibilidad de que el gobierno estatal diseñe sus propios libros, así como una estrategia pedagógica para establecer la currícula escolar a partir del contexto cultural del estado. Una vez que se obtengan los instrumentos políticos y pedagógicos, sería posible elaborar libros locales, a través de un organismo colegiado y académico con la capacidad de proponer contenidos y métodos educativos. Pero ha sido mucho más cómodo administrar el sistema educativo del estado, lo cual muestra el desinterés absoluto por mejorar con autenticidad el sistema escolar de Yucatán. Han hecho falta funcionarios estatales con el interés y la capacidad de impulsar la educación local a través de todos los instrumentos y medios posibles.

[i]Mérida, Yucatán[/i]