Adelantarán captura de pepino de mar para mediados de abril

Paul Antoine Matos
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Mérida, Yucatán
Lunes 5 de marzo, 2018

La temporada de pepino de mar se abrirá este 2018, a más tardar el 15 de abril, para evitar que su captura coincida con la etapa de reproducción del equinodermo entre mayo y junio, meses en los que se suspendía por un par de semanas la veda. Los pescadores continúan sin las medidas de seguridad adecuadas para sumergirse y para protegerse de las descompresiones. La costa, a su vez, es amenazada por el furtivismo y los asaltos.

El Centro Regional de Investigación Pesquera analizó la biomasa de 486 estaciones en toda la costa de Yucatán, desde Celestún hasta El Cuyo, con 25 buzos. Según el delegado de la Secretaría de Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), Luis Ernesto Martínez Ordaz, “es totalmente viable” que la captura del pepino de mar se abra antes del 15 de abril.

“Desde el año pasado el sector pesquero la pedía en marzo”, indicó. La razón, dijo, es porque en mayo y junio comienza la temporada reproductiva de la especie.

Para preparar la apertura de la temporada, el Instituto Nacional de Pesca (Inapesca) dará a la Comisión Nacional de Pesca (Conapesca) los resultados de las investigaciones para determinar los días y la cuota. En 2017, fueron 10 días y mil 966 toneladas permitidas, de las cuales se capturaron mil 950.

El gobernador del estado, Rolando Zapata Bello, ya presiona para que se dé apertura la temporada del pepino de mar, debido a la inactividad costera por las vedas en las especies de pulpo, escama y langosta. Además, es año electoral.

José Luis Carrillo Galaz, presidente de la Federación de Sociedades Cooperativas Pesqueras del Centro Poniente del Estado, declaró que el pepino de mar es benéfico para los pescadores y es un paliativo, porque en estos momentos la veda es múltiple, tanto en pulpo, escama y langosta.

Consideró que es positivo adelantar para finales de marzo o principios de abril la temporada, para que sea ordenada y se permita la reproducción de la especie. Durante las vedas lo que corresponde a los pescadores es dar el mantenimiento a las embarcaciones, con los remanentes económicos de las temporadas recientes y apoyos del gobierno estatal.

Peligro para buzos

Tal como publicó La Jornada Maya la semana pasada, la cámara hiperbárica para 20 personas del Hospital General Agustín O’Horán está en desuso desde que se construyó en la administración pasada. Entre gatos y murciélagos que tomaron al lugar como su hábitat, la falta de interés del gobierno de Rolando Zapata Bello provoca una lista de espera para las personas que la necesitan, desde enfermos de diabetes hasta los pescadores que se descompresionan al sumergirse por el pepino de mar.

El delegado de Sagarpa expresó que la falta de uso de la cámara hiperbárica del O’Horán es “un factor determinante” para la vida humana, por lo que “es una herramienta útil, que el pescador demanda”. En lugares como el oriente del estado es una preocupación entre los pescadores y las cooperativas, por lo que debería apostarse a su uso por ser “una herramienta que salva vidas” además de tratar enfermedades.

Los pescadores saben del peligro de sumergirse sin las herramientas adecuadas y la mayoría de ellos ya sufrieron descompresiones en temporadas pasadas.

En alta mar los pescadores están a merced de los riesgos. El clima, los asaltos y la descompresión son los peligros que acechan mientras capturan el pepino de mar. Poca es la preparación que reciben para sumergirse; la mayoría lo aprenden como autodidactas.

Carrillo Galaz indicó que las cooperativas padecen robos de motor e inseguridad en el mar, pero se trabaja con los tres niveles de gobierno para incrementar la vigilancia de la pesca furtiva.

Durante las últimas dos temporadas, 2016 y 2017, Dzilam de Bravo ha sido el punto más crítico para la captura del pepino de mar, por el furtivismo ligado al crimen organizado que ocurre en la zona. En julio pasado, después de degradarse el tejido social por la presencia de drogas y prostitución, así como un incremento en el alcoholismo, los habitantes decidieron expulsar a los pescadores de otras partes de Yucatán y el sureste mexicano, algo que fue considerado en Mérida como “xenofobia” hacia el externo. Después de las protestas, una gasolinera fue asaltada en el puerto de altura de ese municipio.