La prostitución, invisible ante la ley en Campeche

Tras semanas de inactividad en la ex zona de tolerancia, el sexoservicio regresó con la pandemia en desarrollo y las mujeres que viven de este oficio no están tomando en cuenta las medidas de sanidad o sana distancia propuestas por la Secretaría de Salud federal y la Organización Mundial de Salud (OMS). En el lugar, que desde principios del año 2000 dejó de ser zona de tolerancia, las chicas esperan a sus clientes casi habituales sin cubrebocas y sin dispositivos de sanidad previo a la entrada a las cuarterías.

Aunque muchos campechanos consideran a esta actividad como un tabú y el lugar ha sido objetivo de mofas, chistes y demás referencias cotidianas de burla, la actividad en el lugar es intensa todo el día.

Según Nicole, una chica que ejerce como sexoservidora en la exzona de tolerancia, hay al menos 20 mujeres en la calle antigua a Kalá, donde está ubicado este espacio de donde sólo quedan los cascarones y cuarterías de los cabarets y bares que antiguamente visitaban los hombres en busca de entretenimiento.

Dijo que todas están ahí por su propio pie y que nadie las tiene obligadas o engañadas, como sucede en algunas ocasiones con jovencitas entre 17 y 19 años que también se dedican a la prostitución.

Reconociendo la situación actual con un virus que durante tres meses les quitó la oportunidad de laborar y que hizo que muchas regresaran a sus entidades, dijo que nadie les quita, nadie les pone, mucho menos nadie les aconseja o les da una visitada como autoridades, algunas tienen ya cinco años en los espacios de cuarterías y dicen que solamente les hacen visitas periódicas de la Secretaría de Salud para hacer exámenes rápidos de VIH o SIDA.

“No nos podemos poner renuentes con los clientes, sobre todo cuando escasea el trabajo. Actualmente atendemos entre tres y cinco clientes diarios con un promedio de 200 pesos la sesión, a eso le quitamos nuestras comidas, la renta por el cuarto y los gustos que a veces nos damos, para luego analizar cuanto les podemos mandar a nuestras familias y cada cuanto, pues lo hacemos por necesidad, también por gusto, pero más que nada porque queremos tener más para ayudar a nuestras familias”, precisó.

Destacó que en la exzona no utilizan esas medidas pues a los clientes les incomoda que los vean entrar a las cuarterías, “todos quisieran entrar corriendo para no ser vistos, pues al final de todo es algo según incorrecto”, explicó y reiteró que no pueden ponerse a pelear con su dinero, pues lo que menos quieren es que haya menos clientes, como ocurre aparentemente en otras entidades donde recientemente estuvieron.

Redes sociales, el futuro de la prostitución en Campeche

Rompiendo paradigmas, en redes sociales también hay manera de promocionar servicios sexuales de una manera discreta. Alondra es una de ellas, quien ofrece sus servicios a través de Facebook. 

La primera vez que aplicó esta estrategia fue vendiendo sus fotos en lencería o desnuda, así como videos haciendo lo que el cliente le plazca, para luego pasar al sexo servicio.

Según ella, esta dinámica funciona como seguridad pues así ven a quien tratan, pero la realidad es que tampoco pueden escoger con quien sí y quien no para dar un servicio, ya que en este caso la economía es lo que cuenta. 

A diferencia de una sexoservidora que ofreces sus servicios en la calle y cobra entre 100 y 500 pesos, Alondra cobra 700 pesos e incluye casi todo en el servicio.

A ese todo, actualmente le agrega el preservativo, y claro, aplicación de gel antibacterial en las manos, que ella use un cubre bocas adecuado, pues cuando llegan al hotel o motel de la elección del cliente, ella usa la ducha previamente para evitar contagios e invita a sus clientes a hacer lo mismo para cuidarse.

El padre de Alondra falleció recientemente, ella estudia en una escuela privada y su madre no podía hacerse cargo de dicho pago, razón por la cual comenzó a trabajar de lo que pudiera pero no era suficiente, así que un día una conocida le propuso trabajar con ella como servidora de escort, luego de unos meses probando, decidió promoverse sola.

Ella y las amigas que tiene y que también se dedican al sexoservicio, dicen que aplican las medidas de sanidad necesarias para que ahora el servicio hacia el cliente esté seguro y dé placer.

Twitter, en crecimiento por menos problemas con el contenido

Natalia es otra chica dedicada al servicio escort en la ciudad de Campeche, ella señala tener clientes exclusivos que son quienes le piden que haya seguridad en cuanto a la desinfección e higienización de los espacios a los que acuden, por eso usa cubrebocas en todos los lugares a los que va y cuando la pasan a buscar igual, carga gel antibacterial y toallas desinfectantes para usar cuando sube a cualquier vehículo y pide que sus clientes siempre que porten cubrebocas antes de llegar al hotel o departamento, y usan gel antibacterial en todo momento. 

Asegura que su fuerte está en Twitter, debido a que ella vende su cuerpo. “El trabajo me ha costado para no presumirlo y así gano más clientes, a comparación de Facebook, Twitter permite mayor interacción de desnudos y otros temas que face censura de inmediato”, precisó.

Relató que su servicio es exclusivo y sus clientes, depende del servicio que quieran y de los fetiches, su costo va desde los dos mil hasta los tres mil 500 pesos, dijo que hay quien lo paga aunque gaste el dinero de media quincena, pero lo que le da seguridad es que no cualquiera la busca para sus servicios.

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Edición: Enrique Álvarez