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Foto: Twitter @UNICEFAfg
La Jornada Maya

Kabul, Afganistán
Domingo 3 de junio, 2018

Más de 16 años después de la llegada de las organizaciones de ayuda al desarrollo a Afganistán, en torno a la mitad de los niños de entre 7 y 17 años no tienen acceso a la educación básica, según un demoledor informe de Unicef presentado hoy.

Pese a que la educación era una de las metas principales de la cooperación al desarrollo en el país, en la actualidad casi cuatro millones de niños no van a la escuela, 2.2 millones de ellos niñas, denuncia el estudio de 120 páginas presentado en Kabul por la agencia de la ONU para la infancia.

Otros 300 mil escolares podrían salir también del sistema, alerta el texto. El principal motivo es la guerra continua con los extremistas talibán y cada vez más con la milicia del autodenominado Estado Islámico (EI), así como la creciente pobreza de la población, que hace que los niños tengan que trabajar y las niñas se casen más jóvenes. A ello se suma el desplazamiento interno masivo de población. Las organizaciones de ayuda humanitaria calculan que en lo que va de 2018 ya hay más de 100 mil refugiados internos.

El conflicto ha ido empeorando desde el final de la intervención de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a finales de 2014. Unicef alerta de que en las cercanías de donde se combate las escuelas se cierran o los padres optan por no enviar a sus hijos a los centros porque el camino hasta allí es demasiado peligroso. Según testimonios a los que ha tenido acceso [i]Dpa[/i], los talibanes utilizan la educación y su control sobre las escuelas en las zonas que tienen bajo su poder para ejercer presión sobre el Gobierno, conseguir sus exigencias o vengarse.

En los últimos meses cerraron en las provincias conflictivas como Kunduz, Logar o incluso Baghlan decenas de escuelas. El Gobierno reconoce que a causa de los enfrentamientos hay unos mil centros escolares cerrados en la actualidad, pero la cifra real podría ser bastante más alta. Los talibanes controlan según el Ejército al menos un 14.5 por ciento del país y en un 30 por ciento hay combates de forma regular. "En las regiones que son controladas por grupos armados opositores los planes de estudio varían mucho según la posición política del comandante de turno", denuncia Unicef. Muy pocas veces se cumplen los estándares establecidos por el Ministerio de Educación.

Las más perjudicadas son las niñas, algo que también se debe a la falta de maestras, constatan los autores del estudio. En las zonas conservadoras los padres no quieren que a sus hijas les enseñen profesores hombres.


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