David Brooks, corresponsal
Foto: Ap
La Jornada Maya

Nueva York, Estados Unidos
Lunes 23 de septiembre, 2019

Tres días después de que los jóvenes encabezaron la movilización mundial de millones por el cambio climático más grande de la historia, los adultos acudieron a la Cumbre sobre Acción Climática realizada hoy en la sede de la Organización de Naciones Unidas para intentar rendir cuentas y ofrecer compromisos concretos para frenar el calentamiento global.

Los jóvenes estaban observando y estaban de acuerdo con las palabras de una de las voceras de su movimiento, Greta Thundberg, quien afirmó ante los congregados esta mañana en la cumbre: “ustedes no son lo suficientemente maduros como para decir las cosas como son”.

El secretario general de la ONU Antonio Guterres insistió en que esta cumbre no era para palabras, sino acciones. Al inicio del día declaró que esta “no es una cumbre de pláticas, ya hemos hablado lo suficiente; no es una cumbre de negociaciones, porque no se puede negociar con la naturaleza, esta es una cumbre de acciones sobre el clima”.

Subrayando que hay nuevo ímpetu y que aún no era demasiado tarde para superar esta crisis, Guterres subrayó que aunque es costoso avanzar, “el costo más grande es no hacer nada”. Indicó que aunque él no verá las consecuencias que se pronostican para fines de este siglo si no hay un cambio, sus nietas sí, y por lo tanto concluyo que “rehuso a ser un cómplice en la destrucción de su solo y único hogar”, al instar a los participantes a tomar las acciones audaces necesarias.

Se recordó que según las investigaciones de la ONU presentadas aquí, el avance del cambio climático es más acelerado de lo esperado con los últimos cinco años como los más calurosos jamás registrados, y el Grupo de los 20 -las economías más grandes- responsables del 80 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero aún no están haciendo lo necesario para transformarse ante un futuro cada vez más ominoso.

Al fin de la cumbre, unos 66 países y más de 100 ciudades se comprometieron a lograr cero emisiones netas de carbono para 2050, y filántropos como Bill Gates y Michael Bloomberg, junto con ejecutivos de varias empresas y sectores anunciaron todo tipo de medidas aparentemente impresionantes incluyendo nuevas colaboraciones entre gobiernos, sector privado y científicos.

Pero faltaron nuevos compromisos y hasta participación de dos tercios del total de los 193 Estados miembros de la ONU en esta cumbre, y los dos países que más generan emisiones de CO2 en el planeta no ofrecieron nada: China no anunció nuevas medidas y Estados Unidos ni tomó el micrófono. Sin embargo, el representante chino señaló que su país sí cumplirá con sus obligaciones bajo el Acuerdo de París, mientras otros -y aquí se entendió que se refería a Estados Unidos- no lo harán.

Fue notable la ausencia en el podio de varios países latinoamericanos como México, Brasil y Argentina (hablaron los presidentes de Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala y Ecuador).

Durante sus intervenciones, varios de los mandatarios hicieron referencia a los jóvenes al presentar sus logros y planes para reducir la dependencia sobre los hidrocarburos y buscar formas de “adaptación” a las consecuencias del cambio climático, y nuevos fondos internacionales. Y claro, más reuniones y cumbres.

La mandataria alemana Angela Merkel afirmó que “hemos tenido el despertador de los jóvenes” y reportó los ambiciosos avances de su país para reducir rápidamente la dependencia de los hidrocarburos, subrayado que la ciencia tiene que imperar y que esto no se trata de “creer o no creer” -algo que seguramente dedicó a gobiernos como el de Trump y Bolsonaro.

El presidente francés Emmanuel Macron declaró que “no podemos dejar que nuestra juventud dedique cada viernes a manifestarse por el clima y sólo responderles que ‘todo esta bien, estamos haciendo todo lo correcto’. Estamos lejos de esa cuenta”.

Merkel sostuvo una “bilateral” con Thunberg durante el día, mientras otros jefes de Estado, cancilleres y ministros, filántropos y empresarios anunciaban un mosaico de acciones, iniciativas y compromisos para intentar cumplir con las metas establecidas por el Acuerdo de París concluido en 2015.

A pesar de todo esto, los jóvenes activistas y sus aliados continuaron exigiendo mucho más. Lejos de estar impresionados con las promesas y avances de varios gobiernos, un grupo conformado por 15 jóvenes de entre 8 a 17 años de edad y de varios países, entre ellos Thunberg, presentó una queja legal formal ante el Comité de Naciones Unidas sobre los Derechos de los Niños argumentando que varios países -incluyendo Alemania, Francia, Turquía, Argentina y Brasil- fracasaron en responder a la crisis climática y con ello violaron los derechos de los menores bajo esa convención.

Organizaciones ambientalistas como 350.org, enfocada en el cambio climático durante la última década, “condenó” a los mandatarios, junto con los que ni se presentaron, por no comprometerse a acciones de las dimensiones requeridas por la emergencia climática.

Trump sorprendió con su breve aparición inesperada en la cumbre, junto con su vicepresidente Mike Pence, ya que cuestionan el consenso científico sobre el cambio climático. que han anunciado el retiro de Estados Unidos del Acuerdo de París sobre Cambio Climático de 2015, y que se han dedicado a anular decenas de regulaciones ambientales en su país a favor de intereses de la industria de hidrocarburos.

Sin embargo, muy pronto se retiraron para servir de anfitriones en otro evento que ellos convocaron para coincidir con la cumbre: el “Llamado Global para proteger la libertad religiosa”, donde Trump se atrevió a decir que “cada uno de nosotros tiene el derecho de seguir los dictados de nuestra consciencia y las demandas de nuestra convicción religiosa”.

Mientras transcurría la cumbre (y la defensa de la religión por Trump), en Washington una coalición de activistas de clima -entre ellos integrantes Extinction Rebellion y Black Lives Matter-, realizaron acciones en las calles de Washington, cerrando con actos de desobediencia civil y bailes callejeros varios cruces en el centro de la capital, en lo que afirmaron era una protesta ante “los sistemas que crearon y prolongan la crisis climática” y que, en paralelo con la cumbre en Nueva York, era momento de irrumpir en el “business as usual” de este país. En la intersección entre de la Calle K y la 16, colocaron un barco que de un lado tenía pintado “rebelión por la vida” y del otro “digan la verdad”.


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