De vuelta en una cancha de tenis repleta de público, Diego Schwartzman se sintió algo desconcertado al debutar en el Abierto de Estados Unidos.
“Todavía es un poco chocante ver a tanta gente, pero a la vez divertido”, afirmó el argentino, tras apuntarse ayer una solvente victoria de 7-5, 6-3, 6-3 sobre el lituano Ricardas Berankis para acceder a la segunda ronda. “Ojalá que sea el principio de un camino que lleve a torneos con cien por ciento de capacidad”.
A Schwartzman, el 11o. cabeza de serie de un torneo en el que alcanzó los cuartos de final en 2017 y 2019, le tocó salir a jugar en la cancha cinco, una pista que facilita un contacto más cercano con los aficionados a la hora de firmar autógrafos y sacarse “selfies”.
El complejo del Centro Nacional de Tenis Billie Jean King abrió sus puertas a los espectadores — a máxima capacidad —, tras escenificarse el torneo el año pasado sin presencia de público con boletos.
Los mayores de 12 años deberán mostrar prueba de haber recibido al menos una dosis de vacuna contra Covid-19 para ingresar, una determinación que se adoptó recién el viernes pasado.
La concurrencia fue masiva durante el día y se esperaba fuera igual por la noche, cuando la campeona defensora Naomi Osaka estaba programada para disputar su primer partido. El US Open es la primera cita de Grand Slam que permite el ingreso de aficionados a toda su capacidad por las dos semanas de su duración desde el Abierto de Australia en enerofebrero de 2020.
Pero los espectadores se quejaron de demoras para ingresar, algo que la Federación de Tenis de Estados Unidos atribuyó al tiempo que se precisa para revisar sus bolsos.
Schawartzman reconoció que la proximidad de la gente le causó aprensión, más cuando varios no tenían mascarillas. “Sería bueno que al terminar todo el mundo esté con la mascarilla, que sea obligatoria para firmar los autógrafos... están muy cerca”, manifestó Schwartzman. “Aún nos da no sé qué cosa después de tantas burbujas y encierros”, señaló.
También el lunes, Simona Halep y Garbiñe Muguruza, dos ex campeonas de Grand Slam sin un historial sobresaliente en Nueva York, se apuntaron victorias muy ajustadas a dos sets en la primera ronda.
Edición: Ana Ordaz
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