África intenta acabar con la desigualdad de las vacunas replicando la propia

En un par de almacenes de Ciudad del Cabo convertidos en un laberinto de salas estériles con esclusas de aire, jóvenes científicos están ensamblando y calibrando el equipo necesario para aplicar ingeniería inversa a una vacuna contra el coronavirus que aún no ha llegado a Sudáfrica y a la mayor parte de las personas más pobres del mundo.

La energía en los laboratorios relucientes coincide con la urgencia de su misión para reducir las disparidades de vacunas. Al trabajar para replicar la vacuna Covid-19 de Moderna, los científicos están logrando poner fin a una industria que ha priorizado enormemente a los países ricos sobre los pobres tanto en ventas como en fabricación.

Y lo están haciendo con el respaldo inusual de la Organización Mundial de la Salud, que está coordinando un centro de investigación, capacitación y producción de vacunas en Sudáfrica junto con una cadena de suministro relacionada para materias primas críticas. Es un esfuerzo de último recurso para hacer dosis para las personas que no lo tienen, y las implicaciones de propiedad intelectual aún son turbias.

"Estamos haciendo esto para África en este momento, y eso nos impulsa", dijo Emile Hendricks, biotecnólogo de 22 años de Afrigen Biologics and Vaccines, la compañía que intenta reproducir la dosis Moderna. "Ya no podemos confiar en que estas grandes superpotencias vengan y nos salven".

Algunos expertos ven la ingeniería inversa (recrear vacunas a partir de fragmentos de información disponible públicamente) como una de las pocas formas restantes de corregir los desequilibrios de poder de la pandemia . Hasta ahora, sólo el 0.7 por ciento de las vacunas han ido a países de bajos ingresos, mientras que casi la mitad ha ido a países ricos, según un análisis de la People's Vaccine Alliance.

El hecho de que la OMS, que depende de la buena voluntad de los países ricos y de la industria farmacéutica para su existencia continua, esté liderando el intento de reproducir una vacuna patentada demuestra la profundidad de las disparidades de suministro.

El esfuerzo respaldado por la ONU para nivelar la distribución mundial de vacunas, conocido como COVAX, no ha logrado aliviar la grave escasez en los países pobres. Las dosis donadas llegan a una fracción de lo que se necesita para llenar el vacío. Mientras tanto, la presión para que las compañías farmacéuticas compartan, incluidas las demandas de la administración Biden sobre Moderna, no ha llevado a ninguna parte.

Hasta ahora, la OMS nunca ha participado directamente en la replicación de una nueva vacuna para uso mundial actual a pesar de las objeciones de los desarrolladores originales. El centro de Ciudad del Cabo está destinado a ampliar el acceso a la novedosa tecnología de ARN mensajero que Moderna, así como Pfizer y el socio alemán BioNTech, utilizaron en sus vacunas.

“Esta es la primera vez que lo hacemos a este nivel, debido a la urgencia y también a la novedad de esta tecnología”, dijo Martin Friede, un coordinador de investigación de vacunas de la OMS que está ayudando a dirigir el centro.

El Dr. Tom Frieden, ex director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU., Ha descrito al mundo como "rehén" de Moderna y Pfizer, cuyas vacunas se consideran las más eficaces contra el Covid-19. El nuevo proceso de ARNm utiliza el código genético de la proteína de pico del coronavirus y se cree que desencadena una mejor respuesta inmune que las vacunas tradicionales.

Argumentando que los contribuyentes estadunidenses financiaron en gran medida el desarrollo de la vacuna de Moderna, la administración Biden ha insistido en que la compañía debe expandir la producción para ayudar a abastecer a las naciones en desarrollo. El déficit global hasta 2022 se estima en 500 millones y 4 mil millones de dosis, dependiendo de cuántas otras vacunas lleguen al mercado.

“El gobierno de Estados Unidos ha jugado un papel muy importante en hacer de Moderna la compañía que es”, dijo David Kessler, director de Operation Warp Speed, el programa estadunidense para acelerar el desarrollo de la vacuna Covid-19.

Kessler no dijo hasta dónde llegaría la administración presionando a la empresa. “Ellos entienden lo que esperamos que suceda”, dijo.

Moderna se ha comprometido a construir una fábrica de vacunas en África en algún momento en el futuro. Pero después de suplicar a los fabricantes de medicamentos que compartan sus recetas, materias primas y conocimientos tecnológicos, algunos países más pobres dejaron de esperar.

El director gerente de Afrigen, Petro Terblanche, dijo que la compañía de Ciudad del Cabo tiene como objetivo tener una versión de la vacuna Moderna lista para ser probada en personas dentro de un año y escalada para la producción comercial poco después.

“Tenemos mucha competencia proveniente de las grandes farmacéuticas. No quieren que tengamos éxito ”, dijo Terblanche. “Ya están empezando a decir que no tenemos la capacidad para hacer esto. Les vamos a mostrar ”.

Si el equipo de Sudáfrica tiene éxito en hacer una versión de la vacuna de Moderna, la información se dará a conocer públicamente para que la usen otros, dijo Terblanche. Este intercambio está más cerca de un enfoque que el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, defendió en la primavera y que la industria farmacéutica se opone firmemente.

La producción comercial es el punto en el que la propiedad intelectual podría convertirse en un problema. Moderna ha dicho que no emprenderá acciones legales contra una empresa por infringir sus derechos de vacunas, pero tampoco se ha ofrecido a ayudar a las empresas que se han ofrecido como voluntarias para realizar su inyección de ARNm.

El presidente Noubar Afeyan dijo que Moderna determinó que sería mejor expandir la producción en sí misma que compartir tecnología y planea entregar miles de millones de dosis adicionales el próximo año.

“En los próximos seis a nueve meses, la forma más confiable de producir vacunas de alta calidad y de manera eficiente será si las hacemos”, dijo Afeyan.

Zoltan Kis, experto en vacunas de ARN mensajero de la Universidad de Sheffield de Gran Bretaña, dijo que reproducir la vacuna de Moderna es "factible", pero la tarea sería mucho más fácil si la empresa compartiera su experiencia. Kis estimó que el proceso implica menos de una docena de pasos importantes. Pero ciertos procedimientos son complicados, como sellar el frágil ARN mensajero en nanopartículas de lípidos, dijo.

“Es como una receta de cocina muy complicada”, dijo. "Tener la receta sería muy, muy útil, y también ayudaría si alguien pudiera mostrarle cómo hacerlo".

Una organización de salud pública respaldada por la ONU todavía espera persuadir a Moderna de que su enfoque para proporcionar vacunas a los países más pobres no da en el blanco. Formado en 2010, el Fondo de Patentes de Medicamentos se centró inicialmente en convencer a las empresas farmacéuticas de que compartieran las patentes de los medicamentos contra el SIDA.

“No se trata de que los forasteros ayuden a África”, dijo el director ejecutivo Charles Gore sobre el centro de vacunas de Sudáfrica. "África quiere ser empoderada, y de eso se trata".

Eventualmente le corresponderá a Gore tratar de resolver la cuestión de la propiedad intelectual. El trabajo para recrear la vacuna Covid-19 de Moderna está protegido como investigación, por lo que una posible disputa rodearía los pasos para vender una versión replicada comercialmente, dijo.

"Se trata de persuadir a Moderna para que trabaje con nosotros en lugar de utilizar otros métodos", dijo Gore.

Dijo que el Fondo de Patentes de Medicamentos intentó repetidamente pero no logró convencer a Pfizer y BioNTech de siquiera discutir la posibilidad de compartir sus fórmulas.

El representante Raja Krishnamoorthi, quien se encuentra entre los miembros del Congreso que respalda un proyecto de ley que pide a Estados Unidos que invierta más en la fabricación y distribución de vacunas Covid-19 en países de ingresos bajos y medianos, dijo que la ingeniería inversa no sucederá lo suficientemente rápido para evitar que el virus mute y se propague más.

“Necesitamos mostrar algo de prisa. Tenemos que mostrar un sentido de urgencia y no veo esa urgencia ”, dijo. "O ponemos fin a esta pandemia o nos abrimos camino".

Los activistas argumentan que la escasa cantidad de vacunas disponibles para los países más pobres a través de donaciones, COVAX y compras sugiere que la industria farmacéutica dominada por Occidente está rota.

“El enemigo de estas corporaciones está perdiendo sus ganancias potenciales en el futuro”, dijo Joia Mukherjee, directora médica de la organización sin fines de lucro de salud global Partners in Health. "El enemigo no es el virus, el enemigo no está sufriendo".

De vuelta en Ciudad del Cabo, la promesa de utilizar la tecnología de ARNm contra otras enfermedades motiva a los jóvenes científicos.

“La emoción se centra en aprender cómo aprovechamos la tecnología de ARNm para desarrollar una vacuna Covid-19”, dijo Caryn Fenner, directora técnica de Afrigen. Pero lo más importante, dijo Fenner, "no es sólo usar la plataforma de ARNm para Covid-19, sino más allá de Covid-19".

Edición: Ana Ordaz