Es complicado o hasta imposible minimizar la importancia de contar con un quarterback de primer nivel para ganar el Súper Tazón. O simplemente llegar a uno.
Seguro, hay excepciones como Jared Goff, Nick Foles y Rex Grossman, aunque Foles jugó como una superestrella en 2018. Normalmente, los grandes nombres son los más exitosos. Tom Brady, Patrick Mahomes, Peyton Manning, Ben Roethlisberger.
El duelo del próximo domingo enfrenta a Matthew Stafford, talentoso mariscal de campo que pasó la mayor parte de su carrera con un equipo mediocre, contra Joe Burrow, un fenómeno en su segundo año y cuya primera temporada como profesional fue truncada por una lesión en una rodilla. No es exactamente el guión esperado.
Durante 12 campañas en Detroit, Stafford hizo lo mejor que podía. Salvo el receptor Calvin Johnson, simplemente no tenía ayuda. Lo comparaban, quizá injustamente, con Kirk Cousins, Alex Smith y Tony Romo. Hay que recordar que sólo uno de ellos alcanzó el “Super Bowl”. Ese fue Smith, el suplente de Colin Kaepernick en la temporada de 2012.
Stafford merece otra oportunidad, especialmente tras llevar a los Carneros a su primer campeonato desde que Kurt Warner, otro integrante del Salón de la Fama, lo hizo en 1999, cuando el equipo estaba en San Luis.
El camino de Burrow, quien ayer arribó a Los Ángeles junto con los Bengalíes, ha sido familiar. Brady, Roethlisberger, Russell Wilson y Mahomes le abrieron el camino este siglo. Todos con mucho éxito al inicio de sus carreras.
Edición: Ana Ordaz
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