Muere el cineasta francés Jean-Luc Godard; recurrió a la eutanasia

''No estaba enfermo, simplemente estaba agotado'', señala diario 'Libération'
Foto: Afp

El mítico cineasta francosuizo Jean-Luc Godard, uno de los padres de la Nouvelle Vague, murió este martes a los 91 años en su domicilio en Suiza. Según varios allegados citados por la prensa, recibió la eutanasia. 

"No estaba enfermo, simplemente estaba agotado. Había tomado la decisión de terminar. Era su decisión y para él era importante que se supiera", señaló un allegado al diario Libération, el primero en anunciar el fallecimiento.

Nacido en París de una familia de origen suizo, Godard, residió durante varias fases de su vida en Suiza, pais del que también tenía la nacionalidad, y donde la eutanasia es legal. La muerte ocurrió en su domicilio de Rolle, a orillas del lago Leman (Suiza) y a pocos kilómetros de Francia.

Un comunicado de su esposa, la cineasta suiza Anne-Marie Miéville, y sus productores, señala que Godard "murió apaciblemente en su domicilio, rodeado de sus personas más próximas".

La familia añadió que no habrá ceremonias oficiales y que sus restos serán incinerados en la intimidad.

 

La eutanasia, su elección

"Jean-Luc Godard recurrió a la asistencia legal en Suiza para una muerte voluntaria, a raíz de ‘múltiples patologías invalidantes’ según los términos del informe médico", explicó Patrick Jeanneret, confirmando una información publicada por el diario francés Libération.

La eutanasia habría sido realizada por una organización suiza especializada. En ese país hay dos, Exit y Dignitas, que ofrecen esa ayuda bajo una serie de condiciones legales, como la existencia de patologías graves o ligadas a la edad, y que el solicitante no tengan motivos egoístas en esa solicitud.

Varios allegados señalaron a medios franceses y suizos que la familia quería esperar al menos 48 horas antes de divulgar el fallecimiento, que finalmente se filtró al diario francés Libération.

En una entrevista con la televisión suiza en 2014, y consultado por la hipótesis de la muerte, Godard respondió: "No estoy ansioso para seguir a toda cosa, si estoy demasiado enfermo no quiero que me arrastren en una carretilla".

Al contrario que en otros países europeos, en Francia la eutanasia sigue sin legalizarse, aunque el Gobierno de Emmanuel Macron ha lanzado un debate político y social que podría desembocar en la autorización de esta práctica.

 

Lee: Francia abre la puerta a la regulación de la eutanasia y el suicido asistido

 

"Fue como una aparición en el cine francés. Luego se convirtió en un maestro. Jean-Luc Godard, el más iconoclasta de los cineastas de la Nouvelle Vague, había inventado un arte resueltamente moderno, intensamente libre. Perdemos un tesoro nacional, una mirada genial", reaccionó en Twitter el presidente francés tras el anuncio de su fallecimiento.

 

La última figura de la Nouvelle Vague

La muerte de Godard supone la desaparición de la última figura que quedaba viva de la Nouvelle Vague, la generación que revolucionó el cine francés y después el mundial.

Este maestro del cine, amante de las provocaciones públicas y huraño al mismo tiempo, es autor de obras emblemáticas como Sin aliento (1960) o El desprecio (1963).

Su deceso fue un ejemplo de esa ambivalencia ante el éxito público, que buscaba y rehuía.

JLG, como también se le conocía en Francia, rehusaba los honores, que fueron muchos en su dilatada carrera: premios en los principales certámenes cinematográficos del mundo y galardones honorarios de la Academia de los Óscar, la Academia francesa o el Festival de Cannes.

Es autor de frases inmortales, como "el cine no escapa al paso del tiempo. El cine es el paso del tiempo" y de planos fascinantes, como Brigitte Bardot conversando desnuda encima de la cama, o Jean-Paul Belmondo paseando con Jean Seberg en los Campos Elíseos.

Nacido el 3 de diciembre de 1930, Godard empezó como crítico de cine en la famosa revista Cahiers du Cinéma. Cuando empuñó la cámara de rodaje ya tenía las ideas claras: había que acabar con el clasicismo que había inundado de nuevo al cine francés tras la Segunda Guerra Mundial.

En Sin aliento, la película de 1960 que lo encumbró, utilizó los travellings, la música de manera innovadora. Era su primera obra y con ella ganó un premio en el Festival de Berlín.

Pero eso era tan solo el principio, junto a otros jóvenes directores como François Truffaut. "Godard es el cineasta más grande", aseguraba este último. "No es el único que filma como respira, pero es el que respira mejor".

Inspiró a generaciones de directores como el estadunidense Quentin Tarantino, que bautizó su productora "Bande à Part".

Pero hasta su muerte JLG buscó siempre la provocación y la experimentación, sin buscar la unanimidad. Alternó películas para expertos junto a éxitos de taquilla.

 

La pesada herencia política

A partir de los años 1980, el hermetismo le fue ganando y sus últimas obras, como la monumental Historia(s) del cine, presentada mediante cuatro volúmenes y una película, eran más bien collages de imágenes y sonidos.

Era un artista que se casaba con las actrices que dirigía y luego las abandonaba, que conseguía cancelar un festival (el de Cannes) para unirse al alboroto en las calles (en 1968), que filmaba y luego editaba sin seguir ningún consejo.

Sus compromisos políticos dejaron una pesada herencia de incomprensión, como su adhesión a la Revolución Cultural china, que causó millones de muertos en los años 1960.

Esa década fue su época más fértil. Hizo películas de gran éxito como Pierrot el loco, pero también pequeños cortos de tres minutos de duración que son panfletos de propaganda.

Exaltado partidario de la causa palestina, realizó con Anne-Marie Miéville, Aquí y en otro lugar (1976), documental en el que compara a los judíos con los nazis, suscitando escándalo.

Luego hizo enojar al papa Juan Pablo II con Yo te saludo María (1984), en la que la Virgen aparece desnuda en la pantalla.

A partir de los años 1980 Godard se fue aislando en Suiza. El contacto con el mundo del cine y las celebridades se fue haciendo más esporádico.

Godard volvía así a los paisajes que vivió cuando era niño. Era de familia adinerada, pero sus padres se divorciaron y él tuvo una adolescencia difícil, en Lausana.

Se escapó en cuanto pudo a París, donde vivió como bohemio antes de entrar en el cine.

Al final de su vida, en 2018, Cannes le otorgó una Palma de Oro "especial" que no fue a recoger. Como tampoco lo hizo con otros galardones.

En una ocasión dejó dicho su epitafio: "Jean-Luc Godard, al contrario".

 

Edición: Mirna Abreu


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